Mi Maestro Es Mi Vecino

El cabello de aquél joyero

Eleanor

Los brazos fuertes de Caleb me tienen amarrada, pareciera como si tuviera miedo de soltarme y temiera a que fuera a desaparecer. Hemos dormido toda la mañana ya que durante la madrugada no hubo tregua. Debe de ser medio día.

Estoy hundida en mis pensamientos. Repasando tantas cosas de estos últimos meses.

Siento un cosquilleo en mi brazo, oh es Caleb que me recorre con sus nudillos.

—¿En qué piensas amor? —me pregunta él.

Suspiro.

—No me gusta que me duelas tanto. Estos últimos meses sentí como si mis órganos por dentro se estuvieran desgarrando. Creo que después de esto ya no podré resistir estar lejos de ti Caleb, soy codependiente a ti ¿Que pasará conmigo si algún día ya no te tengo? Tengo miedo de este sentimiento ¿Es ilógico tener miedo verdad? Soy una tonta, no le prestes atención a mis palabras.

Pasa un breve silencio.

Con una voz seria me habla.

—Cuando se ama de verdad el amor suele doler tanto. Es sofocante e irritante querer tener siempre a tu lado a otra persona para estar bien. Muchos creen que el amor es sentirse feliz pero yo siento lo contrario, se siente como estar enfermo siempre necesitando esa medicina llamada amor... No puedo decir que siento que hayas pasado por eso, porque sería una mentira, me complace saber que me amas tanto como yo te amo a ti, ese dolor fue mutuo... No te puedo prometer que nunca me alejaré, finalmente una promesa solo es una ilusión, nadie tiene la certeza que pasará en el futuro, puede que falle y por lo tanto prefiero evitar destrozar ilusiones, no me gusta. Solo puedo decirte lo que es seguro, es esto, este amor inmensurable, es para siempre, nunca habrá nada que lo destruya... Y no es ilógico sentir miedo eso es parte del ser humano y estar vivo.

Me giro hacia él y lo miro fijamente mientras simuló dibujar sus cejas, él se estremece con mi toque, cierra los ojos y pega un suspiro.

Se que detrás de sus palabras se esconde algo.

—Caleb ¿Cuál es tu miedo?

Abre sus hermosos ojos griseazules. Tiene una mirada profunda, con cierta tristeza.

—Antes tenía miedo de tener a las personas equivocadas a mi lado, pero ahora solo tengo miedo de no tenerte a ti a mi lado...

Sonrió sutilmente para apaciguar un poco de su tristeza.

No digo más y profundizó en un beso, está vez he sido yo quien ha tomado la iniciativa. Por un momento que separamos nuestras bocas pude ver un brillo especial en sus ojos. Él volvió a tomar mi boca en un beso que se fue tornando acalorado, sin meditarlo mucho volvimos a hacer el amor. Proclamando nuestros cuerpos con desesperación para poder apaciguar esos miedos que nos torturan. Necesitamos preservar en cada poro de nuestra piel este momento.

...

Me estoy dando un largo baño, necesito limpiar de mi cuerpo todas las impurezas, pero por más que me ducho no termino de expulsar todo de mí cuerpo. Ah, no sabía de esto, que tonta, pues es la ley de gravedad, todo cae por su propio peso. ¿Pero cuánto durare expulsando esto que no es precisamente mío? Bueno aunque debo de admitir que me sonrojo al pensar que he tenido la dicha de recibir una parte de él, bueno, una gran parte de él, que podrían ser nuestros hijos.

Ay, mi corazón está desbocado.

Me miro al espejo mientras me tocó en los lugares que él beso. Mis mejillas están enrojecidas de solo recordar, está emoción es tan bonita y hermosa.

—¿Quieres volverlo hacer?

Caleb me sorprende por detrás lo que me exalta. Él está de pie en el marco de la puerta con una sonrisa coqueta medio desnudo.