Eleanor
Voy caminando por la cera de la calle, estoy hundida en mis pensamientos, realmente la regué, cómo pude permitir que el maestro me escuchará, ah qué estúpida fui. Pero todo lo que he dicho es la verdad de lo que pienso de él.
Estoy entrando a casa y alcanzo a ver a mi maestro entrar a la suya, su casa está al lado izquierdo de la mía, a una cierta distancia que las separa. La casa de mi maestro es más bonita y grande que la mía, su jardín está hermosamente cuidado. Mi casa es pequeña algo vieja pero acogedora y cómoda sobre todo limpia. Nuestras casas se ubican cerca de un bosque.
Casa de mi maestro.
Mi casa.
Me quedo parada afuera en la entrada de mi casa, al parecer el maestro realmente está muy molesto conmigo, su temple frío me lo dice. Será muy difícil verlo en clases.
Adentro en casa me encuentro con mi madre, su nombre es Imelda, ella es de México salió huyendo de su pais porque sus padres la maltrataban, pero para su mala suerte encontró a mi padre que la trataba peor, fue muy valiente alejarse de ese tóxico hombre que la golpeaba, lo cual agradezco. Mi mamá me tuvo a los 22 años ahora ella tiene 42 años y yo 20 años. Solo duró tres años con mi padre después se hizo cargo totalmente sola de mí, es una mujer de carácter fuerte, yo la admiro.
—Hola mamá. —La saludo.
Mi mamá nota que estoy tensa.
—¿Y esa cara?
—Nada, has llegado temprano a casa mamá, que gusto. —Trato de evadirla.
—Mmm, niña no uses esos trucos conmigo dime ya, ¿que hiciste?
—Es que...
—Dime.
—Está bien te contaré.
Le cuento todo lo que pasó en la universidad, la tremenda metida de pie que metí al ser tan imprudente, le dije que el maestro me escucho.
—Ay Eleanor, te lo advertí. Te dije que dejaras esas ideas, ¿como pudiste permitir que te escuchará? Ahora como le veremos la cara, que vergüenza —Frota sus sienes molesta.
—Yo no sabía que me estaba escuchando... Pero todo lo que dije es verdad, él es muy misterioso, se que oculta algo y no tardare en descubrirlo.
—Ya deja de jugar a la detective y mejor ayudame a preparar una tarta.
—¿Una tarta? ¿Para que? —Le pregunto extrañada.
— Una tarta para que se la entregues a tu maestro y te disculpes con él.
— ¿Que? —Digo exaltada— ¿Pero por qué yo?
—Por lengua suelta.
—¡¡Mamá!!
—Anda, anda, apúrate en ayudarme. —Se adentra a la cocina y me ordena que le dé los utensilios, con desgana lo hago.
Al terminar la tarta me doy un baño, me visto con una falda amarilla y una blusa blanca, me pongo unos converse negros y me maquillo un poco, siempre me visto así jovial, mi estilo es así. Mi cabello es largo color castaño, mi piel es tersa y blanca, mis ojos son de color avellana, mi estatura es promedio, soy delgada con bonitas curvas y mis atributos se adaptan a la forma de mi cuerpo, me amo tal y como soy.
En este instante estoy enfrente de la casa de mi maestro con la tarta en mano que mamá y yo hicimos. Estoy con los nervios de punta siento que la bilis me va explotar, en fin respiro hondo y con pasos temerosos camino hasta la puerta y la tocó, no hay contestación por lo que tocó unas cuantas veces más, escucho del otro lado "Esta abierto, pasa" su voz es fría y grave, me causa un poco de escalofríos.
Decido abrir la puerta, entro pero no miro a nadie.
—Profesor, quiero disculparme por todas esas cosas que dije, cómo muestra de mi arrepentimiento he traído está tarta. —Alzó un poco mi voz, me siento tan tonta, parece que se lo digo a la pared.
Escucho de nuevo su voz.
—Descuida ya no estoy molesto por eso.
—Ah menos mal.
Se aparece en el marco de la puerta de su cocina, tiene un cuchillo en la mano, camina hacia mí lentamente.
—Siempre hay una manera de aligerar el enojo.
Me preguntó que rayos tiene en mente.
—¿Que piensa hacer? —Mi voz es temblorosa.
Cada vez que se acerca más a mí con ese cuchillo, del miedo me pongo de cuclillas cerrando los ojos con fuerza.
—Mi mamá sabe que estoy aquí... Si me pasa...
Escucho una degustación.
—Mmm está muy rico.
Abro los ojos y veo que saborea el relleno de la tarta con la punta del cuchillo lamiendo, pasa su lengua por sus labios, él está de cuclillas al igual que yo, su mirada es intensa, sus ojos color gris son penetrantes, siento que me atraviesan el alma.
Mi respiracion esta agitada.
—¿Que haces ahí? —Me pregunta.
—Oh nada, solo sentí un calambre. —Miento con cada letra, me pongo de pie, él también— Yooo, siento tanto lo que dije.
Él me mira fijamente, estando enfrente de él me siento tan diminuta, en el ambiente hay una especie de extrañas sensaciones entre un nerviosismo electrizante y un miedo tenso, no me explico lo que siento en este momento.
—Está bien señorita, gracias por la tarta. —Me guiña el ojo.
Agrando los ojos siento que el corazón se me sale con ese gesto que hizo.
—Bueno ya me voy. —Me giro y estoy a punto de salir pero el me toma de mi antebrazo, me detengo en seco y trago saliva, sentir su agarre me hizo sentir una vibración por todo el cuerpo.
—Espera aún no te puedes ir.
—¿Eee? —Pasan una serie de pensamientos por mi cabeza, acaso me ha detenido para asesinarme.
—No dijiste que me traías una tarta ¿Entonces por qué te la llevas?
—Ahh eso. —Arqueo una sonrisa, exhaló, que tonta ya me la estaba llevando—. Tome.
Se la entrego y salgo a pasos agigantados.
Ya afuera dejo salir toda la tensión.
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Mi Maestro Es Mi Vecino
Mistero / ThrillerEleanor se esfuerza en sus estudios, cursa su cuarto semestre en la universidad. Hace unas semanas ha llegado un nuevo maestro a impartir clases, quien le desconcierta, sus actitudes misteriosas han despertado su interés sobre él. Y por si fuera poc...