Las disculpas de Cristian.

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Eleanor

Estoy en clase de geometría analítica con el profesor gruñón, (su nombre es Sócrates) a este profesor realmente le caigo mal, lo puedo sentir. Para expresar su mal humor ha dejado un proyecto sumamente difícil.

Salgo de clase abatida, Esteban y Fátima se han adelantado a la cafetería, los alcanzaré allí.

Camino por los pasillos de la universidad.

—Eleanor.

Alguien me ha hablado por la espalda, me giro para ver de quién se trata.

—Si —contesto.

—¿Cómo has estado? —Es Cristian.

No muestro emoción alguna, desde aquel incidente en la feria no hemos vuelto a hablar, ni siquiera los buenos días nos hemos dirigido.

—Ah hola, bien gracias.

—¿Podemos hablar?

—Ya lo estamos haciendo, ¿No?

—Oh claro —Él arquea una leve sonrisa.

Exhaló para liberar la tensión que siento dentro de mi cuerpo.

—¿Que pasa? —Le pregunto.

—Quiero disculparme por aquel día en la feria, no debí actuar de esa forma, por favor perdóname, fui un idiota.

—Cómo que la disculpa llega algo tarde ¿No lo crees?

—Tienes razón... Estaba muy avergonzado para darte la cara, además de idiota soy un cobarde, conociéndote lo más seguro eso piensas en este momento ¿Verdad?

Vaya que si pienso eso de él.

—No es difícil de adivinar... No me gustó nada que me trataras así.

—Estaba muy ebrio...

Este idiota quera justificarse con ese pretexto tan cliché.

—Espera, espera... Claro que eso no lo justifica, por eso lo lamento tanto, estoy realmente arrepentido. Te confieso que tengo una adicción al alcohol, estoy tomando terapia para superarlo, no quiero volver a tratar de esa forma a nadie, esa es la razón por lo que lo hago.

—Me da gusto que hayas recapacitado, pero eso no cambiará lo que ya pasó.

—Lose y lo entiendo... Solo te pido que me perdones.

En verdad se mira arrepentido, doy otro suspiro.

—Esta bien, te perdono.

Cristian da un salto de felicidad.

—En verdad te lo agradezco... Tu perdón me impulsa a seguir esforzándome en mis terapias, me motiva.

—Me alegra, no te deseo mal Cristian... Creo que no eres una mala persona. —Le digo con sinceridad.

—¿Crees que podamos volver a ser amigos?

Respiro hondo, está conversación es demasiada complicada, menos mal Caleb no está escuchando esto, de lo contrario ya hubiera clavado su mirada asesina en Cristian, es demasiado celoso y posesivo, además que tiene un odio puro hacia él.

—Cristian ¿Yo aún te gusto?

—Sere sincero... Si Eleanor aún me gustas y no solo eso, yo estoy profundamente enamorado de ti... —Estoy a punto de decirle algo, pero me detiene— Espera, cómo sabes yo soy un chico muy popular con mucha seguridad, pero tú me intimidas, toda esa seguridad se vuelve nada cuando te tengo cerca, extraño salir contigo. Se que no tendré oportunidad como novio, pero espero que me permitas aunque sea solo... Me dejes seguir con nuestra amistad.

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora