Su lugar seguro

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Sin esperarlo Esteban se aparece detrás de ellas y clava la navaja en Marianne, retira la navaja para clavarsela una vez más, después la vuelve a retirar. Eleanor al ver la escena palidece. Marianne cae desangrada al piso.

Ese monstruo la mira lleno de odio, su imagen es espeluznante.

—¿Me estabas esperando? —Él arquea una sonrisa y fija su mirada en Eleanor, permanece con una mano escondida en su espalda—. Mira el regalo que te tengo.

Esteban muestra su mano, en ella tiene una rata moribunda, los chillidos de la rata achicharrada perturban los oídos de Eleanor, ella tapa sus orejas tratando de minimizar el volúmen del sonido. Pero aun así queda un zumbido adentrándose por sus canales auditivos retumbandole. Ese sonido le causa una sensación muy molesta en sus dientes irritandolos, pareciera que vibraran junto al ruido que proviene de ese animal.

—¡¡Ahh!! —una migraña la invade, es como si su cerebro literal estuviera expandiéndose y presionando su cráneo— ¡¡No hagas eso!! —suplica Eleanor.

Pero esto solo le divierte a él.

—Me preguntaba que tan traumantes fueron mis juegos para que los olvidarás, oh ya veo que en verdad no te agradaban. —Se acerca a ella con el animal en manos, la sujeta del cabello y la obliga a ver al indefenso animal, el cuerpo de Ele tiembla—. Ya no pareces la misma perrita salvaje que me retaba hace unos momentos, eres patética, te debilitas por una estupidez. —Esteban estruja a la rata con fuerza haciendola chillar, de nuevo ese sonido retumba en los oídos de Eleanor, pero sin esperarlo el ser diabólico hace más que perturbarla, termina clavando la filosa navaja a por un costado del abdomen de Eleanor. Ella al sentir la puñalada expande sus ojos y abre la boca faltandote el aire, fue como un gran puñetazo caliente que la sofocó. Mira los ojos de Esteban llenos de oscuridad y maldad, el sonrie con satisfacción. El líquido caliente comienza a derramarse.

Cierra los ojos.

Está apunto de ceder, de rendirse para ser el juguete con el que él se divertirá cometiendo sus atrocidades, pero como una energía poderosa que la posee recupera su temple fuerte. Es como si los espíritus de todas las victimas estuvieran a su alrededor dándole fuerza, apoyándola.

Fátima, Melanie y todas las demás, sus presencias están ahí, ella puede sentirlo.

Por la intensidad del momento no siente dolor. Esto es como la inyección de adrenalina que ella necesitaba para reaccionar.

El rostro de Eleanor se ensombrese, arruga la nariz. Sin pensarlo aprovechando que tiene muy de cerca a ese diabólico le da un fuerte cabezaso aturdiendolo. Esteban pierde el equilibrio por el fuerte golpe pero además de eso también se debe por el efecto de la sustancia que Eleanor le inyectó antes. Da unos pasos hacia atrás.

—¡¡No seré tu víctima!! —grita con una energía descomunal que la desborda— ¡¡Te sembrare el mismo miedo que le causaste a tus víctimas!!

La rabia que siente ahora ella, es inimaginable. Ningún dolor es comparado con la sed de venganza que la emana. Aprieta con fuerza sus labios y dientes. Con valentía toma la navaja que tiene clavada y la saca poco a poco.

El goteo de su sangre tocando el piso la motiva aún mas.

"Que emane como la sangre y que escurra y fluya de la herida abierta que dejaste con un dolor profundo que desembocó el llanto que nos rompió el pecho, donde se ahogo el dolor y el grito de nuestra impotencia... Emanare el miedo, el dolor, el desprecio, el odio, el rencor y toda humillación y aberración que aplicaste a tus víctimas en mi venganza" "Seré la niña a la que subiste a la fuerza, sere la madre que llora por su perdida, pero sobre todo seré está que te hará pagar las cuentas".

"Ya nada me calla, ya nada me detiene"

Con pasos cautelosos se acerca a Esteban...

—Haz apagado el brillo de todas porque no has soportado que brillen más que tú, piensas que tú lo mereces todo, pero ya déjate de creer mejor que las mujeres... No lo eres y ni lo serás nunca.

Comienzan a forcejear, cada golpe que tira Esteban ella lo esquiva. Cada vez que él la tiene tomada con fuerza ella se safa de su agarre con diferentes técnicas. Eleanor quiere clavarle la misma navaja, pero en un lugar preciso. Al fin ella lo apuñala en el mismo sitio en el que él la apuñalo. Suena el mismo quejido que Eleanor pronunció antes.

—Aun no morirás —Ele le susurra al oído a Esteban.

Suavemente retira la navaja, él se queja. Pues el ardor es mayor que cuando se clava la navaja. Ella termina por dominarlo y tirarlo al piso.

—No puedes tomar venganza por tu cuenta  —reclama con dolor Esteban.

"Apenas estoy comenzando... Quiero que resuene con fuerza los gritos de tu dolor y ardor" Piensa Eleanor en su interior.

—No estoy tratando de obtener venganza, eso es imposible. Eso no le devolverá la vida a las victimas, tampoco sanará la herida que les dejaste a sus padres. Ellas no revivirán para cumplir sus sueños de los cuales tu arrebataste, de quienes también apagaste sus ojos y voz. La venganza no sirve de nada.

—¿Entonces que tratas de hacer? —Expresa confundido, la nociva droga que Ele le inyectó ya lo está controlando casi por completo. Aún sigue consciente.

—Bueno al menos no servirá para eso... Pero si para asegurarme de que nunca más vuelvas a hacerle daño a otra chica. Oh pero no creas que te matare, no, eso sería un regalo para un ser tan despreciable como tú. —Eleanor de nuevo saca una jeringa de su bota— ¿Miras está pequeña jeringa? —los ojos de Eleanor brillan al mostrarle tal cosa—. Es una droga letal, mi querido profesor la ideo y realizó. Una dosis más, y quedarás paralítico para siempre, en pocas palabras te dejará como vegetal ¿No es divertido, el que seguirás vivo pero encerrado dentro de tu propio cuerpo?

Ella arquea una sonrisa siniestra.

—¡¡Estás loca!! ¡¡Aléjate de mí!!

Eleanor da brincoteos de emoción.

—Ay que emoción...

Eleanor se pone de cuclillas y con fuerza lo somete y lo voltea. Esteban queda boca abajo.

Esteban intenta patalear, levantarse pero es en vano, su cuerpo está muy débil no puede contra la fuerza de ella.

—En el lugar exacto y será el principio de tu tortura...

Antes falló pero ahora no habrá error. Ella inyecta la sustancia en un punto fijo, en su coxis. La sustancia se siente como veneno, un ardor mortífero expandiéndose por toda su espina dorsal.

—¡¡Perra maldita!! —la maldice Esteban.

Eleanor lo deja tirado en el piso, no hay más que hacer. Va en busca de Marianne. Se percata que ya no está en el mismo sitio donde quedó tirada. Con dificultad camina cubriendo su herida con una mano. Unos metros más y un fuego la rodea.

Un solo movimiento fue suficiente para que el lugar comenzará a incendiarse. Esteban con la poca fuerza saco de su chaqueta un encendedor y lo arrojo lejos dándole propicio al fuego. Rie como maniático "Quieras o no moriremos juntos" Pensó Esteban.

Eleanor al ver que se incendia el lugar y se expande el fuego, desesperada comienza a gritar el nombre de Marianne. Ya no puede soportarlo, sus lágrimas salen a flote. Pierde la consciencia, el humo la está intoxicando.

Cae mareada.

Pasan unos minutos y el fuego se está aproximando a ella.

Cierra los ojos.

De repente siente como unos fuertes brazos la cargan, siente paz y tranquilidad. Su lugar seguro.

"Tu me convertirás en padre, solo tú"

Escucha el susurro de esas palabras. Sin embargo por la pesadez de sus párpados no puede abrirlos.

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora