Abrazo Koala.

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Eleanor

Después de un día agitado de universidad estoy en mi habitación, en este momento estoy tratando de realizar mi tarea analítica, pero es tan difícil que no logro entender nada. Me doy por vencida.

Se escucha un toque en la puerta, obvio es mamá.

—Si...

Ella abre y pasa.

—Hija ya me voy al bar... Por favor duerme temprano.

—Ok mamá... Avísame cuando llegues al trabajo.

—Si, hasta mañana. Te amo.

Le sonrió.

Ella se marcha.

Yo sigo tratando de hacer mi tarea pero enserio esto es imposible, me arrepiento tanto de haber escogido está carrera tan difícil, esto no es para mí, claro está.

—Ya Eleanor deja de poner pretextos y esfuérzate —me regaño a mí misma.

Busco en san Google una posible solución o una forma que me explique cómo resolver estos problemas pero lo que encuentro me atrofia más el cerebro. Sin querer durante mi búsqueda encuentro la noticia de una famosa influencer que posiblemente está en un posible embarazo.

—¿Pero que estás haciendo Eleanor? ¡¡Concéntrate!! —Vuelvo a regañarme.

Cierro los ojos, respiro hondo y exhaló.

—¡¡Tu puedes Eleanor!!

Vuelvo a concentrar mi vista en mi cuaderno, pero de nuevo vuelvo a distraerme con un pequeño hilo deshilachado que sobresale de mi suéter, tiro de él poco a poco.

—¡¡Ahhh!! No puedo.

Me doy por vencida.

...

Ahora estoy frente a la casa de mi querido maestro, entro sin tocar, ya no pido permiso.

Entro, lo busco por la sala pero no está, debe de estar en la cocina, y si, allí está en el fregadero lavando platos como todo un amo de casa.

¿Por qué se tiene que ver jodidamente perfecto con todo lo que hace? Ese delantal lo hace ver más sexy.

Me quedo recargada en el marco de la puerta observando semejante obra de arte.

Me acerco a él en pasos silenciosos.

Deslizó mis manos por los costados de su abdomen y pego mi cara a su espalda, es él queda tieso, creo que lo he sorprendido por él pequeño brinco que ha dado.

—Me encanta darte abrazos Koalas —Me permito respirar su aroma varonil.

Él toca mi brazos acariciándolo con la yema de su pulgar, me moja un poco con el agua que escurre de sus manos.

—¿Abrazo Koala? Nunca he escuchado sobre ello, debe ser una nueva moda de los jóvenes.

—No eres tan viejo para decirlo así —Mi voz es tenue— el abrazo Koala es cuando atrapas o rodeas entre tus brazos a quien te gusta con una clara intención que va más allá del mero saludó.

Él alza una ceja.

—¿Que me estás tratando de decir?

—Nada.

Él de improvisto se gira en un rápido movimiento y me sienta arriba de la barra de la cocina, comienza a besar todo mi cuello mientras posiciona su cuerpo entre medio de mis piernas, acaricia mi espalda con sus manos.

—Mejor pídemelo sin tabúes, y con gusto te lo daré.

Él besa una y otra vez mi boca.

—¿Puedo... —beso— pedirte —beso— lo —beso— que sea?

—Siii... —Su voz es ronca, parece estar extasiado.

—Entonces ayudame con mi tarea de analítica —Arqueo una gran sonrisa.

Él se queda tieso, boquiabierto.

—Todo ese cariño fue un soborno.

—¿Que? ¿Por qué todos piensan que doy mi cariño por sobornos? Por favor cómo podrías creer que tú preciosa tímida e inocente novia, tendría una mente tan maquiavélica para crear un plan como ese.

—¿Dónde está tu tarea?

Le doy un beso en la mejilla, doy un salto poniéndome de pie.

—En la sala... —Le contesto— Vamos.

Él me sigue por detrás.

Ya sentados en el sofá, me siento en sus piernas, no sé porque me encanta hacer esto, solo se que cuando lo hago, me siento tan pequeña, me hago chiquita, me cohibo, como una niña ¡¡Por Dios!! Esteban tenía razón, me mimo demasiado con este hombre.

Me quedo hundida en mis pensamientos, mientras él revisa los apuntes de mi libreta.

—¿Por qué te has quedado tan callada? —Me pregunta mirándome a los ojos.

—Mmm ¿No te aburro o enfado? Es decir yo soy como una niña mimada.

—Para nada, eres tierna... Me encanta que te mimes conmigo, solo conmigo... Eres mi niña mimada... Eres mía.

No puedo evitar sonrojarme, está vez yo tomo la iniciativa, entierro mis dedos entre sus cabellos (siento que su cuerpo se estremece y disfruta de mi toque, cierra los ojos) lleno de besos todo su rostro.

—De seguir así, terminaré haciendo todas tus tareas.

Nos miramos con picardía.

—¿Estarías dispuesto a pagar ese precio? Soy bastante cara.

—Eso y más, lo que sea por estas caricias —Su voz rasposa me hipnotiza.

Los dos nos acercamos devorandonos en un profundo besó.

...

Ha pasado un largo tiempo, Caleb me explica como resolver los ejercicios, yo solo asiento.

—Hallar la pendiente y la ordenada en el origen de la recta 3x+2y-7=0.

—Aja —asiento, me mira— tu sigue.

Él vuelve su vista a las hojas.

—Solución: Hallar la pendiente y la ordenada en el origen de la recta: 3x+2y-7=0.

Me mira.

—Si, si.

Él vuelve a concentrar su vista en el cuaderno.

—Tenemos la ecuación 3x+2y-7=0. Despejamos la ecuación... A partir de aquí podemos ver que la pendiente es... Mientras que la ordenada al origen es... Esta resuelto.

—Ohhh.

—El siguiente ejercicio puede que se te dificulte...

—Si, si, si, yo aquí te ayudo, hay que resolverlo.

—Seguro con la mirada me ayudas. —Dice irónico el hombre.

—Si mira, así te ayudo... —Lo miro fijamente.

—Mmm que graciosa... Canguro yo con gusto hago todas tus tareas, pero me temo que debes aprenderlo por ti misma o no tendrá sentido esto...

—Claro que aprendo, yo soy del tipo de aprendizaje visual y auditivo, mi cerebro logra captar mejor la información observando y escuchando —le guiño un ojo.

—Que audaz eres... Seguiré resoviendolo, pero al último te haré preguntas, para verificar que si hayas puesto atención.

—Ok... Espera.

—Si.

—¿Por qué me dices canguro?

Él sonríe discretamente.

—Te lo diré en otro momento.

Lo miro con ojos entrecerrados.

Desde hace tiempo me comenzó a llamar de esa forma, lo cual no entiendo para nada. ¿Que tengo yo que ver con los canguros?

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora