Cita.

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Eleanor

Estoy en casa esperando a que pase Cristian por mí, ya le he pedido permiso a mi madre y ella ha estado deacuerdo, está contenta porque al fin tendré una cita, mi primera cita.

Trate de arreglarme lo mejor posible, un maquillaje suave, zapatos negros con un lindo vestido color azul y mi cabello suelto.

Ya son las 7:30PM y Cristian lleva media hora de retraso, he sido tan tonta, cómo pude pensar que el chico más popular saldría conmigo.

Salgo de casa para tomar aire fresco y disipar mi mente.

Camino por la banqueta con la mirada abajo, de repente choco con una persona, siento que mi cara se ha quedado estampada en un firme pecho, puedo sentirlo.

Doy un paso hacia atrás, levanto la vista para saber quién es, pero la luz de la lámpara de la calle me ha encandilado, parpadeo un par de veces y cuando logro aclarar mi vista veo a mi profesor, expreso mi desagrado por verlo (pareciera que mi rostro fueran subtítulos).

—Otra vez usted. —Digo con un tono de desagrado.

—No es como que te esté buscando... Tu eres quien ha chocado conmigo. —Me responde él en un tono frío.

Pues tiene un buen punto, yo he sido la que he chocado con él.

—Estaba distraída.

—Ya veo...

Me mira de arriba a bajo ¿Por qué lo hace? Decido hacer lo mismo.

Lo observó de pies a cabeza, lo escaneó, está vestido totalmente de negro y lleva un maletín negro en mano, me preguntó ¿Que llevará allí? La verdad no le tomo mucha importancia ya que por mi mente se cruza el sueño de esta mañana, tragó saliva, aunque solo fue un sueño lo sentí tan real, y más que he visto su cuerpo explícitamente (Su imagen quedó muy grabada en mi mente) en este momento es como si lo estuviera viendo desnudo ¡¡Dios soy una pervertida!! Ya no puedo verlo de otra forma.

—¿Pasa algo? —Me pregunta, arquea una ceja.

—No nada.

—Bien.

Pasa por un lado de mí marchandose.

—Eleanor —me habla de nuevo.

Hemos quedado de espaldas.

—Si —me giro para verlo, él sigue de espaldas.

—Si necesitas en algún momento ir al supermercado, yo puedo acompañarte, ya no tienes que ir sola.

—¿Ehh? —Mi voz es suave, sus palabras me han dejado desconcertada.

Él sigue su camino.

—¡¡Espere!! —Le ordenó.

Se detiene, pero no sé gira.

—Si.

—Creí que odiaba tener trato con las personas ¿Por qué tendría la amabilidad de acompañarme?

Seguimos caminando, camino por detrás de él.

—Porque estás loca ¿A qué chica se le ocurre ir tan tarde? ¿A caso no tienes miedo?

Todo iba bien hasta que dijo loca.

—Pues usted no es muy normal que digamos "querido" profesor. —Esto último lo digo en tono sarcástico.

—Lose, es por eso que me gustas. —Su voz es tenue, lo dice tan natural.

¿Que acaba de decir? Nosé si mis oídos han escuchado bien, por lo que le pregunto para que lo aclare.

—¿Que ha dicho?

—Perdón, que me gusta tambien ir al supermercado tarde.

Ahora lo niega, vaya que cobarde, no pienso rogarle para que lo pronuncie de nuevo, no debería de importarme lo que él diga.

Pero una vez más ignoro mis propias advertencias, lo desafio.

—Mmm, no se preocupe ya tengo quien me acompañe. —No entiendo porque estoy haciendo esto.

Se para en seco y se gira para verme.

—Ahh si ¿Y quién?

—Con Cristian, mi compañero de clase y su alumno.

—Sales con ese idiota. —Su voz es dura.

—Salir, salir lo que se dice salir, mmm no, pero hoy tendré una cita con él. —Tendría porque el muy idiota no llego.

Resopla con irá.

—Es mejor que te olvides de él. —Me lo dice con autoridad.

Ja y él quien es para ordenarme, ni que fuéramos algo.

—¿Y por qué lo haría? A usted que más le da.

—Me da igual, solo te lo decía como tú profesor, deberías concentrarte más en tus estudios en lugar de estar pensando en salir con alguien, pero en fin es tu vida, bien por ti.

—Así es, bien por mí.

Nos desafiamos con la mirada, hasta que alguien nos interrumpe.

—Oh aquí estás Eleanor, al fin te encuentro.

Es Cristian, se acerca a nosotros, me sorprende que si haya venido.

—Pensé que no vendrías ¿Como me has encontrado? —Le digo.

—Lamento llegar tarde... Tu madre me ha dicho que has salido a caminar, te vi de lejos —Responde Cristian.

—Entiendo.

El maestro carraspea y saluda.

—Hola Cristian.

—Profesor que sorpresa ¿Que hace aquí?

—Vivimos juntos. —Nosé si es mi imaginación o el profesor esto lo ha dicho en doblé sentido.

Entrecierro los ojos y lo observó.

—¿Que? —Cristian está sorprendido.

—Vive a lado de mi casa, es mi vecino —Le aclaro.

—Ahh. —Cristian da un suspiro de alivio.

¿Pues que creyó este idiota? Tiene una gran imaginación.

La cita se canceló, le dije a Cristian que ya era muy tarde y mejor lo dejáramos para otro día, no le quedó más remedio que aceptar.

Ahora estoy en mi habitación a recostada en la cama con los pies recargados en la cabezera, me encanta está posición. Repaso todo lo que hable con mi profesor, no puedo dejar de pensar en él.

Ahh ya me duele la cabeza.

Decido revisar mis redes sociales para distraer la mente, pero lo primero que miro en la barra de noticias me deja estupefacta, acaba de ocurrir otro asesinato hace apenas unas horas, y muy cerca de casa. Una chica ha sido degollada, presenta signos de tortura. Por supuesto, de nuevo no hay rastros del asesino ¿Cómo mo puede ser eso posible? Lo único que dice en el posteo, es que un testigo logro ver a un hombre totalmente vestido de negro cerca de la escena del crimen. Esperen mi maestro estaba totalmente vestido de negro.

Siento que la cabeza me va explotar.

Creo que ese asunto de no vigilar a mi maestro se postergará...

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora