Nos volveremos a ver en el infierno

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Caleb

Mientras recorríamos la carretera el señor Jorge y yo, a lo lejos observamos que se propiciaba un incendio en una vieja fábrica abandonada. Tuve la corazonada que Eleanor se encontraba en ese lugar, sin dudarlo me dirigí a ese sitio. Le indique al señor Jorge que se quedará afuera esperando y que llamara a emergencias y a las autoridades.

Si titubeos abrí la puerta con disparos, no había tiempo que perder. Pero mi maldita arsonfobia en el peor momento se hizo presente. Ver las llamas me causaba una distorsión de la realidad del tiempo y espació, sentí que mi pecho se empezó a comprimir y como si agujas se clavaran en mi corazón, esos piquetes dolían. Era porque estaba teniendo recuerdos repetitivos del día que se incendio el laboratorio, esos recuerdos dolorosos los revivía, pero se integraba con el temor de que podia perder al amor de mi vida. El solo pensar que ella podría pasarle lo mismo que a mis científicos, se me estrujaba el corazón. No quería cargar con otro sentimiento de impotencia por no haber hecho nada. Esta vez no dejaría que pasará lo mismo. No me lo podría perdonar y mucho menos vivir sin Ele.

Trate de recomponerme, respire hondo y seguí adentrándome a la fábrica. Afortunadamente escuché un grito de Eleanor, llamaba a Marianne desesperada, escucharla así me quebró. La mire tirada en el piso ensangrentada (temi lo peor), las llamas se estaban aproximando a ella, me dirigí rápido hacia donde se encontraba y la levanté en mis brazos, me cesiore que estuviera bien dentro de lo que cabe, su herida no era tan grave, seguro sanaria.

Sentí, mientras la cargaba, como poco a poco su cuerpo se relajaba en mis brazos.

Le susurré algo, creo que no pudo escucharme, estaba inconsciente.

"Tu me convertirás en padre, solo tú"

Aunque ese niño fuera de mi sangre nunca lo consideraría como familia y mucho menos como a un hijo. Solo lamentaba el triste futuro que le esperaba, no tendría un padre. Aunque no lo estimara, aún asi era consciente que era un ser inocente que no tenía la culpa de las desiciones que tomaron otras personas. A pesar de tomar en cuenta eso, mi venganza seguiría en pie, seria implacable. Lo único que le puedo asegurar a ese niño es que nunca carecera de nada. Espero que su madre pueda suplir a su padre dándole el suficiente afectó por parte de los dos.

Con dificultad salí de la fábrica poniendo a salvo a Eleanor, la dejé al cuidado del señor Jorge. Fue difícil dejarla en manos de otra persona, sentía que era solamente mi responsabilidad, mi derecho (absolutamente todo lo que tenga que ver con Ele me da un cierto recelo, solo yo queria protegerla) tuve una batalla interna en donde mi cuerpo ejercía una gran fuerza de atracción para que permaneciera con Eleanor, sin embargo aún debía salvar a Marianne.

Ingresé de nuevo a la fábrica, después de recorrerla grite el nombre de Marianne, la fábrica pronto se haría cenizas. Mientras caminaba me encontré con Esteban arrastrándose como la rata que era, tratando de salvar su miserable vida. Pase de largo, por obvias razones no lo ayudaría. Eso estaba en manos del destino. De pronto escuché un sonido que me perturbó, me detuve en seco "Crack, crack, silencio, crack, crack, bostezo" Mis ojos ardieron como el fuego, esa secuencia rítmica no era casualidad, ese pelculiar estrujó de dedos, era de quién estuvo en los últimos momentos de Nathan. Me gire, asesinaria con mis propias manos a ese bastardo, lo haría sufrir como antes nunca había hecho sufrir a nadie. Al verlo cara a cara, él arqueo una sonrisa retorcida, sabía con perfección que infierno estaba tocando. Lamentablemente una pared de fuego nos separó. Maldije cientos de veces, ahora yo estaba atrapado entre las llamas. Ese imbécil me había distraído y yo caí.

...

Eleanor

Despierto entre los brazos del señor Jorge que llora, ¿Todo fue una alucinación? Creí que estaba entre los brazos de Caleb.

Reaccionó alterada al recordar a Marianne, ella debe seguir allí adentro atrapada entre el fuego.

—¡¡Marianne!! ¡¡Marianne!! —grito desesperada.

—Calma, Caleb y la policía ingresaron a rescatar a Marianne. —me explica el señor Jorge tratándome de controlar.

Eso me altera aún más, ahora no solo está Marianne en peligro sino también Caleb, una angustia severa comienza a invadirme el pecho.

Miro alrededor a muchas patrullas y a una ambulancia que se acerca hacia donde estamos. Me importa muy poco mi bienestar, solo estaré bien hasta que mire a Caleb saliendo por esa puerta. Mis manos comienzan a temblar, jalo mis cabellos tratando de mantener la compostura. El señor Jorge me sujeta con fuerza, sabe que en un acto impulsivo entraría yo misma por Caleb. Me digo en mis adentros que todo estará bien. Rezó por su regreso, nunca antes había pedido algo con tanta fe.

Mi corazón por un momento se tranquiliza al mirar como salen algunos polícias, Caleb debe venir atrás de ellos, sonrió por un instante. Pero la sonrisa se me borra cuando veo a Esteban esposado y dirige a mi una mirada de triunfo, él arquea una sonrisa retorcida con sastifación, rie como maniático.

Todo mi ser comienza a alterarse, no, no, no. Me safo del agarre del señor Jorge y corro a duras penas hacia la fábrica, pero un gran estallido que retumba me aleja del lugar. Todo explota. Lloro por dentro, a como puedo saco el grito ahogado del gran dolor que siento. Caleb debe de estar vivo, no puede estar muerto, él no. El alma se me está desgarrando.

Escucho las carcajadas maniáticas de Esteban, se ríe de mi desgracia. La rabia me consume de nuevo, quiero matarlo, apuñalarlo cientos de veces, desmembralo vivo si se puede. Al demonio la justicia.

Sin más mis ojos se cierran y caigo totalmente desmayada por la gran perdida de sangre.

"Nos volveremos a ver en el infierno".

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora