La razón de mi tristeza.

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Eleanor

Caleb ya terminó de explicarme mi tarea.

Los dos estamos recostados en el sofá, acurrucados.

—No quiero irme todavía —le digo abatida mientras lo abrazo y hundo mi cara entre sus pectorales.

—Yo tampoco quiero que te vayas, pero tienes que descansar... No puedes desvelarte. —Caleb acaricia mi nuca.

—Sabes que aún así me desvelaré.

Exhala.

—Tienes razón... Pero aún así no es correcto que te quedes.

—¿Por qué?

—Me da miedo.

—¿Que?... —Pregunto confundida— ¿Por?

—No poder controlarme... Seré un peligro para ti.

Parpadeo un par de veces.

—Confio en ti.

—No lo hagas.

—Aun así no quiero irme... Caleb, sabes —Miro sin un punto fijo— a veces me imagino en el día que no tenga que irme a casa a dormir y tener que separarme de ti, sueño con algún día poder quedarme dormida entre tus brazos y despertar a tu lado sin temor alguno, deseo que llegue el día que podamos salir a la calle tomados de la mano sin restricción alguna, sin sentir esa angustia de que alguien nos señale y reconozca. Tan solo quisiera que tu y yo nos pertenecieramos sin tener que darle explicaciones a nadie. —Mi voz suena algo apagada.

—No falta mucho para eso.

—Para mi parece tanto, aún faltan dos años para que me gradué.

—Tal vez suceda antes, no necesariamente tiene que ser hasta que te gradúes.

—¿Piensas renunciar a tu trabajo?

Él se queda en silencio.

—Es una posibilidad.

—Pero entonces ¿A qué te dedicarías?

—A lo que siempre he hecho.

Tenso el rostro confundida.

—¿Y que es eso que siempre has hecho?

—Haces demasiadas preguntas... Es mejor que vayas a casa, ya es tarde.

Sus palabras me irritan, me levanto soltandome de su agarre, me siento en el sofá mientras él sigue recostado.

Mi rostro se ha tornado a un color rojo.

—Y tu no sueles contestar ninguna de ellas —me paro y lo miro con furia, camino hacia la puerta— ¡¡Ja!! Y gracias por correrme, aunque de mejores lugares me han corrido.

Miro su rostro Inexpresivo e incrédulo, no dice ni una sola palabra.

Salgo soltando chispas de irá.

Estoy sumamente molesta, ¿Por qué me trata así? ¿Que soy para él? ¿Por qué no confía en mí? ¿Acaso no soy una persona valiosa para él? ¿Soy importante para él?

Ahh duele la cabeza.

Llegó a casa y me encierro, ni crea que le hablaré, es un tonto.

¿Dormir? Esta loco, pero si la noche es muy larga para solo dormir.

Me dispongo a poner mi ropa en la lavadora, ah por si no lo había dicho, además de ir al supermercado de noche, también me encanta lavar ropa en las madrugadas y no solo eso, también se incluye en mi itinerario nocturno, asear mi casa, cómo: barrer, trapear, sacudir, etc, me inspiro más de noche. Todo menos dormir, si se preguntan el ¿Por qué? Es algo que aún no logro descifrar del todo, pienso que tal vez las almas tan solitarias cómo la mía, buscan un consuelo en la oscuridad de la noche. Cuando mi cara toca la almohada es ahí que mi realidad se hace presenté, mis preocupaciones me atormentan, los pensamientos del día a día me agobian, por eso hago un sin fin de cosas para no quedarme sola con ellos.

Muchos se preguntarán ¿Pero que tipo de tristezas tendrá una niña como ella? O dirán, "Son tonterías" "Exagera" "No tiene motivo para sufrir" "Otras personas pasan por situaciones peores, llora por nada". Vivo en un mundo incomprendido.

¿Acaso mi dolor no es válido solo por el hecho de ser diferente al suyo?

La vida de mamá y la mía no han sido nada fáciles, por mucho tiempo estuvimos de un lugar a otro mudandonos de casa, cuando comenzaba a tenerle cariño a una casa o empezarla a sentir como un hogar de nuevo ya nos estábamos mudando (las rentas en Estados Unidos son demasiadas caras, apenas mi madre lograba costearlas) afortunadamente, la madre de Esteban nos ayudó a encontrar está pequeña casa (que está muy cerca de la suya algunas calles). Esta casa se ha convertido en nuestro hogar, es calida acogedora. Desde niña, podía observar como mamá se estresaba por las deudas, por como llevar un plato de comida a la mesa, hubo ocasiones que ella dejaba de comer para darme el alimento a mí, ver eso me partía, no disfrutaba el comer si ella no lo hacía. Los trabajos de mamá no solían ser estables, la mayoría se negaba a otorgarle un trabajo por residir ilegalmente en el país. Todos los días vivimos con el miedo que llegue el día en el que los de migración se encuentren con ella y la deporten. ¿Saben cuál es mi verdadera tristeza? Ver triste a mamá, me duele recordar todas esas veces que ella tuvo que soportar humillaciones y hacer su orgullo aún lado con tal de darme un techo donde dormir. Mi madre solía decirme "Eleanor, quiero que estudies y cumplas tus sueños" "Yo me encargaré de que los cumplas" "Tu solo concéntrate en ellos, yo veré la forma de encargarme de lo demás" lo que ella no sabía era lo que yo pensaba "Y tu mamá ¿Cuando cumplirás los tuyos?" "¿Cuando dejaras de dar todo por mí?" "¿Cuando serás feliz?" "Deseo ver una sonrisa genuina salida desde el fondo de tu corazón" "Deseo verte sin preocupaciones" "Tan solo deseo que vivas tu vida".

Mamá siempre finge estar bien, finge una sonrisa para no entristecerme, se guarda todo para ella misma, trata de evitar que sus angustias pasen a mí.

Yo no recuerdo mucho a papá, si no es que nada, ni siquiera su rostro, nunca he visto una fotografía de él, lo cual no me interesa. Ese hombre además de maltratar a mi madre, también gozo de engañarla con otra mujer estando casado con mamá. Se que él que debió de respetar su matrimonio era papá por el simple hecho que él era del compromiso, no su amante. Pero se que su amante conocía perfectamente a mamá, era su amiga, claro que eso no le importo, no le importo burlarse de mamá, esa mujer fingía ser una buena samaritana que consolaba a mamá cuando mi padre la golpeaba, cínica e idiota además de arrastrada. Ah en fin, aunque se que papá debió ser el que respetara, a veces pienso "Que hay de la sororidad entre mujeres?" "¿Por qué no respeto su amistad con mamá?" "¿Que hay de eso?" Esa mujer fue una arpía, no le basto burlarse de mamá, también hizo que papá corriera a mamá de casa, la hecho como si fuera basura, quedándose cómo dueña y señora de la casa. No imagino lo que debió sentir mamá en ese momento con una pequeña niña en medio del frío, sin ningún lugar a dónde ir o algo que la respaldara, sola estaba en este país. Sin embargo afortunadamente para entonces como un ángel caído del cielo conoció a la señora Lina en esta nueva ciudad (Nosotras veníamos de Nueva York, escapando de papá que aún a pesar de todo le quería seguir haciendo daño a mamá). La señora Lina nos acogió por un tiempo en su casa, fue ella misma quien me contó todo esto, fue por su boca que me enteré, claro a espaldas de mamá.

(Lina es madre de Esteban).

Este es el silencioso dolor que lleva mamá enterrado en sus entrañas, sin contar lo que sus padres le hicieron.

"Aunque sea una gota de felicidad quisiera que mamá tuviera en su vida".

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora