De incógnito (Parte II).

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Es medio día, hemos decidido regresar al auto para dirigirnos a un pueblo que está cerca de aquí, motivo: Mi estómago comenzó a rugir descontroladamente, por supuesto que él lo escucho. Una vergüenza más sumada a mí historial de cosas que me mantienen humilde.

Entramos al auto y mi estómago sigue manifestándose.

Caleb coloca su mano en mi estómago, sobándome.

—Tranquilo, pronto saciaras tu hambre. —Le habla a mi estómago.

Palidezco.

Cierro los ojos abatida ¿Por qué tiene que hacer eso? ¿No sabrá que aumenta mi vergüenza?

Llegamos al pueblo, pero antes de bajar del auto lo tomo del brazo deteniéndolo.

—Espera Caleb —Él se detiene y me mira.

—¿Pasa algo? —Me pregunta.

—Si, debemos ponernos de nuevo nuestras sudaderas, debemos seguir en mono incógnito. —Le respondo.

Las sudaderas nos las quitamos en la playa ya que estaba vacía, pero ahora en este pueblo puede haber un conocido que nos identifique.

—¿Seguirás insistiendo con eso?

—Siii, ahh y también ponte está gorra por favor.

Él exhala.

—Ok lo que tú órdenes.

...

Han pasado un par de horas desde que llegamos a este pueblo, mi hambre ya ha quedado saciada. Fuimos a un pequeño restaurante de hamburguesas y pizza, deliciosas por cierto, él quedó fascinado con la comida, me sorprendió su reacción al probarla. Me ha dicho que no acostumbra a comer este tipo de comidas, más bien su tipo alimentación es muy estricta respecto a lo que consume, cómo él dice "No es una dieta, es alimentación saludable" sonó tan engreído al decir eso, (Ya entiendo el porque de ese cuerpo magnífico) de igual forma acepto con gusto en darse la oportunidad de probar nuevos alimentos, debo recalcar que es su primera vez y conmigo.

Estamos sentados en la banca de un parque, pronto el día acabará y se tornará a oscuro.

—Caleb ya que dices que es tu primera vez consumiendo ese tipo de alimentos, eso quiere decir que te falta mucho por conocer... Te enseñaré las maravillas de la vida, te has perdido lo mejor de ella.

—¿Cuáles son las maravillas de la vida?

No me ha entendido a lo qué me refiero.

—El comer, lo mejor de la vida es comer, le mostraré a tus papilas gustativas las delicias que jamás se haya imaginado probar. —Mis ojos brillan de solo imaginarme todo tipo de comidas.

—Te brillan los ojos al mencionar comida, te encanta comer ¿No es cierto?

—Claro.

—Yo encantado que me muestres el mundo entero si es necesario —arqueo una gran sonrisa al escucharlo decir esto, me cohíbe—. Pero también debes comer saludable.

Frunzo el ceño, vaya de nuevo salió el adulto estricto y responsable.

—De vez en cuando no hace daño —le digo molesta.

—He visto que muy a menudo ordenas comida a domicilio.

—Mmm... Eso es un secreto de estado.

—¿Secreto de estado? ¿Tan confidencial es?

—Siii porque mi madre se imagina que todas las noches me preparo la cena. ¿Como su hermosa hija pecaría de ociosidad?

—Ya entiendo, tienes engañada a tu madre...

Mi Maestro Es Mi VecinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora