Historias variadas de Daryl Dixon y tu, algunas historias basadas en la serie, y otras totalmente random.
Habrán historias de capítulos cortos y otros con continuación.
Actualización diaria.
No se aceptan adaptaciones.
Doy crédito y derecho de au...
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Dos años más tarde...
Seguías en silencio a Daryl, el hombre te guiaba mientras tu cubrías su espalda. Habían acordado encontrase en cierto tiempo con Rick, pero aún no llegaba.
Aún se escuchaban los gritos de pelea, disparos y forcejeos. Ese había sido el día, era el día de la pelea, debían defenderse de los Salvadores, pero el plan había salido mal, se supone que tomarían las armas, pero las habían movido de lugar.
Entran a una habitación y ven a un hombre en el suelo, muerto, luego escuchan un pequeño llanto y tu respiración se trataba.
— ¿Un bebé...? — jadeas preocupada, e ignorando a Daryl abres la otra puerta dentro de la habitación que estaban. — Daryl —
Sientes su presencia detrás de ti, y niegas, sintiendo un nudo en tu garganta. Daryl se pone a tu lado y maldice.
— Habían familia aquí... ¿Qué hicimos? ¿Por qué no nos lo dijo? — niegas y tomas a la pequeña en brazos, tratando de calmar su llanto.
— Gracie —
— ¿Qué? —
Daryl señala la pared y logran leer el nombre. Cierras los ojos y niegas con el corazón roto.
— Es como la edad de Harriet — murmuras meciendo a la bebé.
Daryl hace una mueca y con cuidado acaricia la cabeza de la bebé.
— Yo jamás tendría a mi hija en un lugar así—
Volteas a ver a Daryl.
— Nosotros venimos a atacar su hogar, nosotros somos los extraños aquí —
— No importa ______, jamás tendría a nuestra hija rodeada de esta gente, están enfermos —
Diciendo eso se da la vuelta y sale de la habitación. Haces una mueca dolida y vuelves a poner a la niña en su cuna.
— Volveré por ti, lo prometo, afuera es peligroso... Gracie —
Cierras la puerta detrás de ti, y vuelves a mirar el cadaver del hombre, quien probablemente era el padre de la bebé.
Daryl revisa las balas en su arma, y gruñe molesto. Te acercas a él y recargas tu cabeza contra su espalda, pasas tus brazos sobre su torso y dejas un beso en el centro de su espalda ancha.
— Se que jamás dejarías que algo le sucediera a nuestra hija mi amor... —
El cuerpo tenso de Daryl se relaja un poco, pero no se gira.