Historias variadas de Daryl Dixon y tu, algunas historias basadas en la serie, y otras totalmente random.
Habrán historias de capítulos cortos y otros con continuación.
Actualización diaria.
No se aceptan adaptaciones.
Doy crédito y derecho de au...
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Platicabas animadamente con tus primas Andrea y Amy, reían al ver a Carl, el hijo de Lori, como intentaba desesperadamente coquetear con Amy, y eso solo les causaba ternura, pues el niño no pasaba de los once años y Amy estaba en sus veintes, al igual que tu.
— Cuando tengas veintiuno búscame —
Carl puso cara de tristeza y Lori solo pudo reír y tapar su boca para que su hijo no viera que reír de su rechazo.
La noche había llegado, y estaban atascados en la carretera, sin posibilidad de moverse, y por lo visto tendrían que quedarse un largo tiempo esperando a que algún auto se moviera o les facilitara el salir de ese tráfico.
Escuchas una fuerte carcajada a tus espaldas y volteas un poco la cabeza, para encontrarte con los hermanos Dixon, quienes estaban dos autos de distancia de ustedes, tenías la vista directa hacia el menor de ellos, un hombre de treinta y tantos, rubio castaño, ojos azules y brazos musculosos.
Si, te habías tomado el tiempo de observarlo a profundidad y con detalle.
Se te había hecho demasiado guapo, y si tenías la oportunidad, te gustaría tener sexo con él. Pero había un solo problema, estaban rodeados de cientos de personas, además de él fastidioso de su hermano.
No sabías sus nombres aún, pero sabías que se apellidaban Dixon, ya que en la parte trasera de su Ford pick up, tenía una estampa que decía "Jodes con los Dixon, jodes con el diablo"
— ¿_______? —
— ¿Eh? —
Las mujeres ríen y sonríes avergonzada, te habían atrapado saboreando al hombre.
— Límpiate un poco la baba —
— Idiota — murmuras por lo bajo para que Carl no escuchara. — ¿Qué preguntabas? —
Andrea sonríe burlona y Lori ríe por lo bajo, manda a su hijo con Shane para que puedan platicar un poco más en privado.
— Sobre la mujer y su hija, Lori la escucho llorar anoche... —
Haces una mueca y regresas tu vista sobre tu hombro, pero en vez de mirar a los Dixon, miras a Carol y su niña, quien miraba hacia el suelo y jugaba con su muñeca de trapo.
Suspiras y antes de regresar tu atención a las mujeres, unos ojos azules te detienen, y unos labios se encorvan en una sonrisa oculta.
Sonríes nerviosa y regresas tu atención a las mujeres.
— Puedo ir a llevarles un poco de galletas y preguntarle a Carol cómo están... El pesado de su esposo está dormido — murmuras y te levantas de la cajuela de la camioneta.
— No creo que sea buena idea _______ — te detiene del brazo Amy, preocupada.
