Historias variadas de Daryl Dixon y tu, algunas historias basadas en la serie, y otras totalmente random.
Habrán historias de capítulos cortos y otros con continuación.
Actualización diaria.
No se aceptan adaptaciones.
Doy crédito y derecho de au...
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Habías hecho en gran trabajo.
Definitivamente el mejor desde tu llegada a Alexandria.
Ver sonrisas en los rostros de todas esas personas te hacían saber que lo habías logrado.
Una noche de Halloween para que los pequeños pudieran recordar y continuar con las antiguas tradiciones que se celebraban en el viejo mundo.
Calles llenas de adornos improvisados, pequeñas mesas con platos llenos de dulces, y un camino tenebroso rumbo donde sería la fiesta principal.
Deanna había accedido a hacer una fiesta de halloween y ahora todos estaban disfrazados. Era fresca la noche, por lo que nadie se sentiría abrumado por sus elaborados disfraces.
Te observas en el espejo, y sonríes satisfecha, esa noche serías Caperucita Roja.
— ¡Ya vámonos _______! — te llama Carl desde afuera de tu habitación. Sonríes más emocionada y corres hasta la puerta y la abres. Sonríes más emocionada cuando vez a Carl disfrazado de pirata, llevando un parche en el ojo derecho, y a Judith de una pequeña calabaza.
— ¡Awwwwww! —
Abrazas al chico quien ríe, y toma tu mano para empezar a guiarte a las escaleras y así puedan ir al hogar de Deanna, donde se celebraría la fiesta.
— Te ves muy bonita — te dice el chico mientras caminan fuera de la casa, sonríes en agradecimiento y empujas levemente su hombro.
— Tu también te ves muy bonita Carl —
— ¿No es bonito? —
Niegas y sonríes.
— Bonita, somos dos chicas contra uno, te aguantas —
El chico gira sus ojos divertido, y continúan caminando hasta la casa de los Monroe.
Cuando llegan, ven a varios de sus amigos ya reunidos allí, y todos disfrazados, y algunos con simples máscaras.
Sabías que ellos lo intentaban, y todo era por ti, te querían tanto que harían lo que fuera con tal de complacerte, eras la luz del grupo cuando estaban en momentos más oscuros, y siempre aguantabas sus malos humos cuando nadie más lo hacía.
En especial Daryl, quien había sido el más cruel contigo luego de que perdieran a Beth. Daryl lo intentaba, se sentía culpable por esos malos momentos que te hizo pasar, así que allí estaba con una máscara sobre su cabeza sin poner del todo, platicaba con Rick y Abraham, quienes tenían otras máscaras igual sobre puestas en sus cabezas.
— Hola papá— saluda el chico Grimes a su padre, quien voltea y sonríe al verlos a los tres disfrazados.
— ¡Hey! — el hombre se acerca a sus hijos y los admira. — Les quedaron grandiosos —
