-¿Confías en mi?-preguntó el ojimiel acariciando las mejillas de su chica.
-Si-respondió agitadamente la chica.
-Entonces agarra mi mano-sonrió el chico y la chica aun dudosa, le ofreció la mano sin saber que su vida volvería a dar otro giro inesper...
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"Narra Justin"
—Campeón basta—le dije a Andrés que permanecía en mi regazo inquieto. Se había levantado así. –Andrés—bufé mirándolo y este me ignoró jalando mi cadena. –Eres igual que tu madre—le dije y este rio tirando el control remoto al piso. Era la cuarta vez que lo tiraba. Suspiré poniéndolo en el piso y volví a mirar la pantalla de la laptop. Se supone que esté trabajando, pero no lo estaba haciendo. No podía ir a trabajar, no cuando estábamos en peligro. Había pedido el día libre. Desde que supe que el turco estaba por ahí suelto, apenas puedo dormir, apenas puedo dejar solo a Andrés y a ___. Mi chica estaba igual, apenas dormía, apenas comía y todo el tiempo estaba mirando para ambos lados. Estábamos muy estresados con esto del turco. Louis había puesto a todo su equipo a buscarlo, pero eso siempre tardaba así que no podíamos quedarnos sin hacer nada. Teníamos que movernos cuanto antes. Fruncí el ceño al ver a Andrés quieto en posición de gatear. Alce una ceja al ver como acariciaba el piso. — ¿Qué estás haciendo campeón?—le pregunté y este se giro a verme con una sonrisa. Finalmente gateo hacia mí y lo cargue besando su cabecita. –Esther túmbate—le dije a Esther que se había trepado en el sofá a mi lado y eso no era bueno. ___ no la quería en los sofás, y créanme que ___ se da cuenta por el olor de Esther. –Hey—le dije a Andrés que había jalado mi cabello. Había decidido dejármelo crecer un poco y eso había sido perfecto para ___ porque ahora Andrés quería mi pelo. Era el mío el que se llevaba a la boca y no el de ella. Reí al ver como se abrazo de mí poniendo su cabecita en mi pecho mientras veía a Esther que permanecía en el piso. –Toma—dije dándole a Andrés el biberón y este lo agarro perfectamente. Estiré la mano al escuchar el teléfono y contesté la mano al escuchar el teléfono y contesté. — ¿Hola?—dije.
—Hermano, soy yo—dijo Jean y me tense. No me gustaba cuando me llamaba, pensaba que es por algo malo. Andrés tiro el biberón y empezó a llorar.
—Espera un momento—le dije a Jean antes de poner el teléfono al lado. Acomodé a Andrés bien y cogí el teléfono. — ¿Qué paso?—pregunté.
—Se metieron al almacén de la avenida Ross—dijo y apreté los dientes. Eso no era bueno, nada bueno. –Y dejaron una nota para ti—dijo y me tense.
— ¿Qué dice?—pregunté molesto.
—Solo recuerda esto, yerba mala nunca muere—leyó Jean y apreté los dientes.
— ¿Qué se robó?—pregunté molesto.
—Más de cinco kilos, pero eso es lo de menos—dijo Jean. –Escucha, iremos para allá, tenemos que hacer algo—dijo y asentí. Lo mejor era reunirnos todo y planear algo.
—Está bien—dije. –Los espero—dije antes de colgar. Puse el teléfono en la mesita de al frente y me acomode mejor para que Andrés estuviera mas cómodo. Lo miré y este rio viéndome. Amaba su sonrisa, aunque no cuando hacia reguero como ahora. Al reír, la leche se salía por el lado. Fruncí el ceño al escuchar el auto de ___ chillar gomas, eso no era bueno. Iba a ponerme de pie cuando ___ se asustara. Esta tiro la mochila y las llaves al piso antes de coger a Andrés llenándolo de besos. — ¿Qué te pasa?—pregunté y esta se sentó a mi lado.
