Cuarenta y Seis

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Narra Justin:

—Nos vamos—gruñí jalando del brazo a ___, pero esta se zafó mirándome mal. Quería irme de aquí lo antes posible. Teníamos que hablar muy seriamente y no iba a permitir que se pusiera con sus berrinches.

—No me toques—bufó acariciándose la muñeca y apreté la mandíbula al ver que tenía mis dedos marcados. Ni siquiera había medido la fuerza que estaba poniendo en el agarre. Solo pretendía sacarla de aquí porque estaba muy molesto. Ella me había prometido comportarse frente a Hailey y frente a todos. Me había prometido ser comprensiva e ignorar a Hailey solo para evitar problemas, pero ya veo que había fallado su promesa. A la primera se puso a discutir y a pelear sin importarle su estado. ¡Ella estaba embarazada! No podía pasar malos ratos, mucho menos ponerse a pelear. ¿Es que ella no piensa en eso? En un mal golpe puede lastimar o lastimar a nuestro bebé. Las primeras semanas son las mas que se deben cuidar porque es donde el feto se está desarrollando y ___ muy bien sabia eso. Ella muy bien sabía que tenía que estar relajada y cuidarse, pero ya veo que sus celos son más importantes que nuestro bebé. Y para acabar, ___ conocía a Ian, el primo de Hailey. Eso sí que no me lo esperaba, ni siquiera me esperaba que ese imbécil volviera luego de todo lo que paso. Pero no me sorprendía, de seguro estaba en problemas y había venido a esconderse en los pantalones de Riley o de Hailey como un maldito cobarde. Nunca había tenido los pantalones suficiente para enfrentar sus problemas solo y eso era la razón de porque me caía mal además de todos los problemas que tuvimos. Podía tener veintitrés años, pero era un maldito cobarde que se escondía en los pantalones de los demás. Lo sé porque el cabrón no tuvo los suficientes huevos para enfrentarme una vez y eso que yo apenas tenia dieciocho años. Era un crio y el pendejo no supo defenderse. Y que ahora este de nuevo parloteando entre nosotros me enfurecía y aun mas al saber que conocía a ___. Eso no me gustaba para nada. Que ellos se conozcan y que tal vez hayan hablado no me gustaba para nada. El cabrón siempre ha querido lo que yo he tenido. Más bien, siempre ha querido ser yo porque Hailey me escogió a mí y eso a él le enfurecía y le dolía, pero eso ya no importaba. Podía follarse a Hailey o a quien fuera porque yo tenía a mi mujer. El rollo de primos que ellos tuvieron ya no me interesaba. Ellos podían hacer lo que les diera la gana, pero no iba a permitir que estuviera alrededor de ___. Eso sí que no iba a permitírselo.

—Ian—dijo Hailey abrazándolo y ___ frunció el ceño. De seguro no estaba entendiendo nada y no iba a explicarle. Por lo menos no aquí frente a todos. Yo y ella teníamos que hablar muy seriamente.

—Vámonos—dije cogiendo la mano de ___ arrastrándola a una habitación arriba. Si por fi fuera, nos iríamos ahora mismo de aquí, pero tenía que hablar con Riley de algunos asuntos. Abrí la puerta de la habitación de Riley y me giré a ver a ___. Estaba furioso, muy furioso con ella, pero debía calmarme. No podía alterarla más de lo que ya estaba. No quería que le pasara nada a nuestro bebé ni a ella y si ella se alteraba podía darle un ataque de asma. No quería eso, así que lo mejor era llevar las cosas con calma aunque me enfurezca más. — ¿Qué mierda fue lo de allá abajo?—pregunté molesto y esta me miró mal.

 — ¿Qué mierda fue lo de allá abajo?—pregunté molesto y esta me miró mal

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My Trouble Maker {#2 Trouble} {Justin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora