Setenta y Siete

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Narra Justin:

—Vaya, has vuelto—dijo Riley al verme entrar y asentí siguiendo de largo a la cocina. Necesitaba agua, comida. No había probado bocado en tres días y moría de hambre. —¿Y puedo saber dónde estuviste o finjo que nunca desapareciste? — preguntó y lo miré.

—Estaba en la casa vieja, nada nuevo—contesté sacando de la nevera lo necesario para hacerme un sándwich. No iba a llenarme, pero tampoco tenía ganas de hacerme algo más fuerte o salir a comprar algo. Esto me calmaría al menos unas horas. Era todo lo que necesitaba.

—Ya, ¿Y por qué? —preguntó y me encogí de hombros restándole importancia. No quería hablar de eso.

—Necesitaba estar solo—contesté preparándome el sándwich y saqué una botella de agua.

—¿Y ___?— preguntó y negué con la mandíbula apretada. Esperaba que captara mi silencio como señal de que no quiero hablar del tema. No quiero hablar nada relacionado con ella ni con su nombre. No por ahora. No me hacía bien. –Vale, no preguntó mas—dijo alzando los brazos en forma de rendición. Agradecía que entendiera porque no quería hablar de ella. Creo que mi cara le daba la respuesta de que nada había salido bien. De que nada estaba bien entre ella y yo.

—¿Me he perdido de algo?—pregunté y este se encogió de hombros.

—Chris y Verónica están de mal en peor, Chris esta jodido—dijo y rodeé los ojos. Eso no era noticia. –Chaz ha vuelto, pero se niega a volver al negocio, los demás están bien, Megan y yo mejor que nunca y Ryan tendrá un campeón—dijo y asentí con una sonrisa de lado. Me alegraba por Ryan, una parte de él quería un niño y vaya, lo tendrá. –Otro campeón en la familia, falta que tú también tengas otro campeón y entonces serán los bar boys del momento—dijo y me encogí de hombros. Me daba igual lo que fuera, lo amaría igual aunque no estaba seguro que viviera para saberlo.

—Tal vez tu y yo deberíamos intentar buscar la princesa a ver qué tal—dijo Megan entrando a la cocina y oculté mi sonrisa al ver la mueca de Riley. Dudaba mucho que eso pasara, Riley no era de tener hijos, pero eso dije yo y mira, dos hijos.

—No jodas—bufo Riley y Megan rio abrazándolo.

—Algún día queras, ya lo veras—dijo Megan antes de verme con una sonrisa. –Me alegro volverte a ver, nos tenías a todos muy preocupados—dijo y asentí.

—Lo lamento—dije. Lo menos que quería era preocuparlos, no tenían por qué estarlo. No lo merecía, no merecía nada qué viniera de los demás. Yo no lo valía. –Estaré arriba—dije y ambos asintieron. Subí a la habitación que ocupaba días atrás y no me molesté en encender la luz. No era necesario, solo quería dormir o al menos tratar de hacerlo. Estaba agotado, vacío, solo. Lo menos que me importaba ahora era la luz. Solo quería dormir.

Volviste...—escuché la voz de Hailey y encendí la luz encontrándola acostada en la cama. Abrí la boca confundido al verla en ropa interior. ¿Qué diablos?

—¿Qué haces aquí? —pregunté confundido y esta se puso de pie. No me hacía gracia que estuviera en la misma habitación que yo, no me hacía nada de gracia. No después de todo lo que ha pasado. Lo menos que quiero es verla. ¿Qué diablos hacia aquí? La última vez le dejé muy claro que no quería verla, que no quería saber nada de ella.

—¿Dónde has estado? —preguntó con la voz quebrada y la ignoré caminando hacia la cama. Al parecer llevaba días durmiendo aquí por el aspecto de la cama, pero eso iba a cambiar. No la quería en la misma habitación que yo. Mucho menos compartiendo la misma cama. Me negaba a dormir con otra persona, me negaba a sentir el olor de otra mujer en mí, en mi alrededor. –Justin—dijo tocando mi hombro y me alejé de su toque. No quería que me tocara, no quería que nadie me tocara.

My Trouble Maker {#2 Trouble} {Justin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora