-¿Confías en mi?-preguntó el ojimiel acariciando las mejillas de su chica.
-Si-respondió agitadamente la chica.
-Entonces agarra mi mano-sonrió el chico y la chica aun dudosa, le ofreció la mano sin saber que su vida volvería a dar otro giro inesper...
—Mmmm, amor—susurré tocando el lado de Justin, pero nada. Fruncí el ceño abriendo los ojos encontrándome su lado vacio. ¿Dónde estaba? Miré la hora en el reloj y me puse de pie. Eran las una de la mañana, ¿Dónde estaba? Camine a la habitación de Andrés y sonreí al verlo observar a Andrés dormir. Desde que volvimos de casa de mis tíos, Justin había estado muy callado. Me preocupaba lo que era. Ósea, estábamos bien, estábamos felices por ver a Andrés dar sus primeros pasos, pero de un momento a otro no volvió a decir algo. Quería creer que aun seguía emocionado como yo con ver a Andrés caminar, pero sabía que había algo más. Algo que yo no sabía, pero que iba a averiguar.
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— ¿Sabes campeón? Miles de veces me pregunté qué sería de mi vida si no te tuviera a ti ni a mamá—dijo Justin hablándole a Andrés. –Y ni siquiera puedo imaginármelo porque en todos lados salen ustedes—sonrió acariciando la mano de este. –Tu mamá llego a mi vida cuando menos lo esperaba—dijo y sonreí recostándome de la puerta. –Yo solo quería salvar a mi amigo y termine llevándomela a casa con la excusa de velar a Chas, pero ella sabía que no lo era—dijo y sonreí. Eso era cierto, yo sabía que él me había llevado a su casa porque le había gustado. –Fue raro haberme fijado en ella puesto a que no era mi tipo de chicas que normalmente salía, pero esa fue la razón de porque la escogí —sonrió. –Porque ella con su cintura ancha, sus piernas anchas y su belleza me enamoró—dijo y sonreí.
—Y no olvides mi culo—dije y este se volteo a verme con una sonrisa.
—No pienso decir esas cosas nena—dijo y sonreí abrazándolo por detrás.
—Continua, quiero escuchar todo—dije y este sonrió.
—Entonces cuando regresé aquella mañana y la vi amarrada a esa silla, supe que ella sería mi perdición—dijo y sonreí con los ojos aguados. Amaba cuando Justin hablaba de mi tan profundo, con tanta intensidad. –Incluso cuando descubrí tu existencia—dijo y lo abracé fuertemente. –Les hice ver a todos que odiaba tu presciencia, que habías arruinado lo que iba construyendo con tu mamá, pero nunca fue así—dijo. –Siempre te vi como una escapatoria, como una oportunidad de ser algo mejor y si tú eras parte de ella, serias parte de mí porque yo a esa mujer la amaba desde que la besé por primera vez—dijo mirándome y sonreí. Yo no sabía nada de esto, él nunca me dijo que vio a Andrés como una oportunidad. –Entonces cuando te sentí moverte por primera vez al escucharme hablar, supe que haría lo que fuera por protegerte porque ya eras parte de mí, siempre lo fuiste campeón—dijo y Andrés apretó su peluche sin dejar de dormir. Si que estaba cansado mi pequeño. —Y cuando te tuve por primera vez en brazos, sentí que había tocado el cielo—sonrió con los ojos aguados. –Y ahora mírate campeón, ya estas grande—susurró y lo miré. Entonces de esto se trataba todo. —Ya no eres aquella bolita que se perdía en el bultito de la sabana—dijo acariciando la mejilla de este. –Ya no eres aquel cachorrito que me esperaba en la madrugada—susurró. —Ya no eres aquel pequeño bebé—dijo y sonreí. –No quiero que crezcas—dijo y lo abracé. No podía creerlo, Justin realmente tenía miedo de que Andrés creciera.
