Capítulo Extra: "Julieta Isabela"

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—Papá, papá—se quejó Andrés al ver como lo sacaba de la bañera. Él amaba las duchas, pero era tarde y si seguía dentro de la tina podría tener un resfriado, no quería eso. –No no no—se quejó agarrándose del borde de la bañera, pero abrí sus manitos liberándose del agarre haciéndolo llorar. Sí que tenía resistencia, él podía aferrarse al borde de la bañera y no soltarse, pero él sabía que con papá no podía luchar.

—Ya es hora de irnos a dormir campeón, mañana será otro día y podrás jugar en la ducha—dije acostándolo en la cama secándolo y este agarró la crema del cuerpo sin dejar de mirarme mal. Sabía que estaba molesto con papá, pero eso se le pasaría ya mismo. Lo sequé bien y le eché crema en sus partecitas antes de ponerle el pañal y la pijama. Era algo bueno que estuviera molesto porque así no se fijaba en que le había puesto pijama, sino haría otro berrinche más. Andrés odiaba las pijamas al igual que yo prefería mil veces andar desnudo por ahí. –Listo, ahora hueles rico campeón—dije llenándolo de besos haciéndolo por fin reír. Él amaba los besos y hace poco había aprendido a dar los besos bien parando su trompita. Era gracioso ver como él paraba su trompita y te llenaba de besos. –Dame un beso—pedí y este sonrió dándome un besito en los labios. –Te amo—dije viéndolo y este rio tocando mis mejillas.

—Tamo—dijo y sonreí besando su frente antes de cargarlo haciendo que escondiera su cabeza en mi cuello. Amaba escuchar su pequeña vocecita diciéndome te amo, cada día aprendía más palabras y amaba escucharlo hablar. Aunque a veces en la madrugada se despertaba llorando y se ponía a hablar y a repetir las palabras para que le prestara atención y si no lo hacía, me daba golpecitos en la cara para que lo atendiera. ¿Qué puedo decirles? Mi campeón ama la atención y si él quiere atención, se la tienes que dar. –Papá, tiero—murmuro acariciando mi pecho y besé su manito mirando a mi chica con diversión. Andrés cada vez que quería leche me pellizcaba el pecho como si yo tuviera leche y se me hacía gracioso porque él pellizcaba y chupaba mi pecho esperando que saliera leche, pero no salía.

— Aquí tienes mi cielo—dijo mi chica entregándole su biberón y besé su frente mientras me sentaba en la cama. Amaba cargarlo como si de un recién nacido se tratara. Mi campeón podía tener un año y medio, pero era pequeño y podía pasar como un bebé. Además, él amaba que lo cargara así porque tenía una excelente vista de mis nuevos tatuajes en el pecho. Aunque ahora no lucían tanto como antes por el nuevo tatuaje de pecho completo que me había antojado, él amaba ver al oso y al león. A veces los acariciaba y reía cuando yo hacía voz fuerte simulando ser los animales. –Mierda—se quejó acostándose en la cama y me giré a verla con preocupación. –No te preocupes, son los pies—dijo y asentí con preocupación mirando sus pies hinchado. Estos últimos meses se le había hecho imposible caminar, apenas podía hacerlo porque sus pies se hinchaban mucho. Se quejaba de dolor todo el tiempo y eso me ponía histérico porque no sabía si era de dolor de los pies o de otra cosa. Apenas dormía, me la pasaba vigilándola por si algo andaba mal. Estaba casi en la recta final y eso solo me ponía más y más nervioso. Joder, que pronto iba a nacer nuestro bebé y me asustaba. Me asustaba porque esto era algo completamente nuevo para mí. Para mi campeón fue diferente, se adelantó de fecha y había roto fuente en el momento menos inesperado y recuerdo haber pasado las peores horas de mi vida en tensión, frustración y pánico al no saber nada de ninguno de los dos. Esta vez no quería que eso sucediera, quería estar al lado de mi chica todo el tiempo, velando por ella y por el bebé, haciéndola sentir segura y asegurándome que todo marchaba bien. Es por eso que ya no trabajaba, Louis me había dado vacaciones y se lo agradecía. No podría ir a trabajar y estar pendiente de mi chica a la vez. Así que todo el día estaba con ella y con nuestro campeón. Había olvidado lo divertido que era pasar todo el día con ellos. Cada día aprendía algo nuevo como por ejemplo a cocinar. Mi chica me había estado enseñando y estaba muy orgulloso de que ya sabía cocinar, bueno, al menos lo básico. –Ven con mami cielo—dijo estirando sus manitos hacia Andrés y se lo acomodé en su pecho. Reí al ver como Andrés se emocionaba al sentir el vientre de mamá. Él amaba estar encima del vientre de mi chica y que esta le hiciera como caballito. También amaba sentir las pataditas de su hermanito. A veces era imposible separarlo porque él quería quedarse tocando el vientre de mamá.

My Trouble Maker {#2 Trouble} {Justin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora