Capítulo Extra "Última Oportunidad"

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—Justin, que sorpresa—dijo Eleonor al verme y sonreí de lado. Aun me sentía incómodo venir a su apartamento todos los fines de semana. Sabía que no era bien recibido. Sabía que la única razón por la que me permitían estar aquí los sábados era Andrés. Solo por mi campeón me permitían estar aquí y dolía. Dolía porque sentía un gran cariño por Eleonor, por Estela incluso por Louis, pero ellos no se sentían cómodos conmigo. No los culpaba, sabía que merecía más que su indiferencia luego de todo lo que hice, de todo lo que le hice a ella. –Pasa, aun todos están durmiendo—dijo dejándome pasar y asentí apretando el peluche de oveja en mis brazos.

— ¿Cómo esta ella? —pregunté preocupado y esta hizo una mueca haciendo que me preocupara más. ¿Acaso había pasado algo malo?

—Estuvo gran parte de la madrugada despierta, le dio calambres—dijo y la miré con preocupación poniéndome pálido. ¿Qué había dicho? –No te preocupes, la he chequeado y todo está bien, pero lo mejor sería dejarla descansar—dijo y asentí aún más tranquilo. Si ella ya la había chequeado y estaba bien, no debía preocuparme, pero diablos lo hacía. Me preocupaba que ella tuviera calambres, que no durmiera, que se sintiera mal. ¡Todo me preocupaba! ¿Cómo no hacerlo? Llevaba un bebé en su vientre, un bebé de ambos, un bebé mío. Si algo le pasaba a cualquiera de los dos jamás me lo perdonaría. Ellos eran mi mundo, ella era mi vida entera y saber que dentro de ella llevaba algo mío, algo de los dos me llenaba de orgullo, de felicidad. ¡Joder! Llevaba dentro de ella un bebé mío, mi primer hijo. ¿Cómo no sentirme orgulloso? ¡Iba a ser papá! Iba a tener un bebé mío, de mi sangre y eso solo me hacía sentir el hombre más afortunado en la tierra. Lo era, era el hombre más afortunado por tener a mi campeón, a un bebé en camino y por supuesto; por tenerla a ella. Ellos eran mi gran tesoro, mi familia, mi hogar. Ellos eran mi hogar y dolía realmente me dolía ser parte de ellos solo los fines de semana. Dolía no poder estar con ellos las veinticuatro horas del día. Me dolía no acostar a mi campeón, no besarle los piecitos mientras veía pocoyo por la noche, no molestarlo quitándole su baymax y no llenarlo de besos cuando se despertaba mimoso. Todo eso me dolía, pero me dolía aún más estar lejos de ella. No besarla, no hacerle el amor, no acariciarle el vientre mientras duerme en mi pecho me dolía. Ella era mi mundo y me mataba nuestra distancia, me mataba su distancia. Pero por más que quisiera estar con ella, hacerle entender que esta vez aprendí la lección y que jamás volvería a lastimarla, ella no me lo permitía. Llevábamos meses separados, seis meses para ser exactos. ¿Saben lo que es eso? ¿Saben lo que es estar lejos de ella por seis meses? ¡Era un infierno! Mi vida era un infierno desde que me dejó aquella tarde cuando todo acabó con el maldito hijo de puta de su padre. Desde esa noche mi vida no había vuelto a ser la misma, yo no había vuelto a ser el mismo. No solo me enteré lo que aquel hijo de puta le hizo en su infancia, sino que también vi morir a mi suegra y la perdí a ella. Ese día me marcó para siempre y seguía haciéndolo porque ella aun no volvía conmigo. Aun no quería saber de lo nuestro, de mi amor por ella. ¡No quería saber nada de mí! Y eso me mataba. Me mataba porque yo sabía que ella moría por tenerme a su lado, pero tenía miedo. Ya no confiaba en mí, ya no me veía como el Justin que se enamoró y no la culpó. Siempre fui un imbécil con ella. Siempre la manipulé, la hice sentir que todo lo malo que estaba pasándonos era su culpa cuando jamás fue así. Realmente me mataba mirar hacia atrás y darme cuenta de lo que yo creía que era correcto para ella, al final era lo contrario. Aquel día cuando me apuntó con el arma, fue donde vi todo el daño que le había hecho. Escucharla decir que yo la maltrataba psicológicamente me dolió mucho, esa jamás fue mi intención. ¡Joder! Que solo quería hacer lo correcto para ella, para nosotros. Pero me equivoqué y ahora estaba pagando por ello. Ella no quería tenerme cerca, saber nada de mí y la extendía. A pesar de que me sentía vacío cada vez que volvía a mi cama en nuestra casa, la entendía. Y agradecía que no me sacara por completo de su vida. Aun me permitía venir a verla, hablarle, tocarla a pesar de su incomodidad y sobre todo me permitía abrazarla. No podía quejarme, aun me permitía estar a su lado. Aunque claro, tampoco es que tenía muchas opciones. Teníamos un hijo que nos necesitaba, que me llamaba cada cinco minutos solo para ver que papá estaba cerca, un hijo que hacia travesuras y necesitaba que papá lo defendiera, pero sobre todo teníamos un bebé en camino. Eso me hacía sentir mejor, me hacía sentir que no todo estaba perdido entre nosotros. Y es que no lo estaba, nunca iba a estarlo porque ese bebé nos unía para siempre. Andrés ya nos unía porque ante la ley era su padre, pero él bebé que venía en camino aún más. Y no sentía remordimientos al decir que ella siempre seria mía, yo sé que lo seria. Teníamos dos hijos que nos unía y un amor incondicional por el uno al otro. Ella era mía y yo suyo, eso jamás iba a cambiar. Lo que si iba a cambiar era esta estúpida situación de estar separados. Entendía su lado, entendía su miedo, su rencor hacia mí, me lo merecía, pero ya no podíamos seguir así. Ya no aguantaba estar así, esta situación. Teníamos dos hijos los cuales nos necesitan juntos y no siempre podre protegerlos estando lejos. Necesitábamos hablar, necesitábamos llegar a un acuerdo para que esto funcione, para que nuestra familia funcione, pero sobre todo para que volvamos a ser una familia. Para que vuelva a ser mi reina. Es por eso en parte que estaba aquí, ya han pasado seis meses separados y esto no podía continuar. Estaba en su último trimestre y necesitaba que alguien la ayudara, la cuidara y la hiciera sentir lo más cómoda posible. Yo era esa persona, yo era el indicado. No solo era mi deber como papá, sino también como pareja. Haría lo que fuera por ella porque era lo más que amaba en este mundo y eso iba a demostrárselo. Se acabó el jueguito de cada quien por su camino, no quiero a nadie más. La quiero a ella, quiero devuelta a mi gorda.

My Trouble Maker {#2 Trouble} {Justin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora