Narra Justin:
Escuché la puerta abrirse seguido de unas voces, pero no le presté atención. Toda mi atención estaba en ella. Mis ojos buscaban su mirada, pero ella no me miraba. Ni siquiera parpadeaba. Seguía mirando a Hailey confundida, en shock, incrédula y no la culpaba. No la culpaba porque sabía perfectamente porque estaba así. Y sabía que era mi culpa. Ella estaba así por mi culpa, por haberle vuelto a mentir. Por haberla vuelto a engañar. Luego de todo, volví a hacerlo. Luego de habernos contado por primera vez todo, absolutamente todo. Nos dijimos todos los secretos, todas las verdades. Por primera vez fuimos sinceros, absolutamente sinceros y lo dañé. Volví a fallarle, volví a mentirle y estaba seguro que esta vez no iba a perdonármela. No de nuevo. –Princesa, tienes un novio por joya—rio y esta alzó la cabeza viéndome. Su mirada me mató. Su confusión, su incredulidad, su dolor me estaba matando. No quería que me mirara así. Me dolía que con cada lagrima que sus ojos soltaban era como una aguja clavada en mi pecho. Sabía que le había hecho daño. Más daño de lo que alguna vez logré hacerle. Con esto, estaba seguro que no iba a perdonarme. Ni siquiera estaba seguro que no obtendría su odio. Eso sí que no lo soportaría. Ella no podía odiarme, nunca podría hacerlo. No lo soportaría. –No cabe duda que siempre eliges mal—rio y ella apretó la mandíbula viéndome. Su mirada me estaba matando. Sabía que esta vez la había cagado y que no había nada que pudiera ser.
—Vaya, vaya esto se pone cada vez más interesante—rio el ruso entrando al almacén. —Llévenselos—ordenó y sus guaruras se llevaron a los chicos incluyendo a Hailey fuera del almacén dejándonos a ella y a mí. –No cabe duda que siempre eliges mal princesa—rio y ella apretó la mandíbula viéndome. Su mirada me estaba matando. Sabía que esta vez la había cagado y que no había nada que pudiera ser.
—Al parecer si—contestó apartando la mirada de mí. Quería que me mirara, que viera que estaba igual o peor con ella con esta maldita situación. Quería que viera a través de mis ojos la verdad sobre todo esto. Que viera mi honestidad, mi amor a través de ello, aunque sabía que eso sería imposible. –Tal vez me gustan los hombres manipuladores y mentirosos, esos que juegan conmigo sin importarle mis sentimientos—dijo y apreté la mandíbula. Sabía que lo decía por mí. No la culpaba, tenía razón. Era un maldito manipulador mentiroso que siempre lograba manipularla, mentirle con tal de salirme con la mía. Pero en algo se equivocaba, yo jamás he jugado con sus sentimientos. Jamás he dudado ni he utilizado sus sentimientos a mi conveniencia. Yo la amaba, eso nadie jamás podría cambiarlo. Y sé que ella me ama a mí. Igual o con más intensidad que yo a ella. Lo veía en sus ojos, ellos no mentían. –Aunque no me sorprende, crecí en un ambiente así cuando manipulabas y le mentías a mamá—dijo y el ruso apretó la mandíbula. —Crecí viendo como le pegabas y la manipulabas con tus mentiras haciendo que te perdonara, tal vez salí a ella—rio con amargura.
—Si, igual de estúpida—rio el ruso y esta apretó la mandíbula. Ella no era una estúpida, jamás lo seria.
—Pero en algo te equivocas papá—dijo viéndome y apreté la mandíbula al ver su mirada. No me gustaba para nada. Ya no me miraba con amor, ni con dolor. Su mirada estaba oscura y sabía lo que estaba pasando. Me odiaba, conocía esa mirada. Trague saliva al sentir un gran nudo en mi garganta. Joder, no quería que me mirara así, que me odiara. –No soy tan tonta como ella—dijo. —Tal vez fui tonta de enamorarme de otro hijo de puta, pero no tan idiota para quedarme a su lado luego de todo lo que me ha hecho como hizo mi madre—dijo.
—¿A si? ¿Y que piensas hacer? —preguntó el ruso y ___ me miró antes de voltearse a verlo. ¿Qué iba a hacer?
—Hacerlo pagar por todo lo que me ha hecho—dijo y el ruso sonrió. ¿De que estaba hablando?
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My Trouble Maker {#2 Trouble} {Justin}
Fanfiction-¿Confías en mi?-preguntó el ojimiel acariciando las mejillas de su chica. -Si-respondió agitadamente la chica. -Entonces agarra mi mano-sonrió el chico y la chica aun dudosa, le ofreció la mano sin saber que su vida volvería a dar otro giro inesper...