Ochenta y Uno

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Narra Justin:

—¿Quieres contarle a Justin lo que te hacia o se lo cuento yo? —le preguntó a esta mientras acariciaba su morada mejilla. Joder, la estaba lastimando. –Te estoy hablando estúpida—le jaloneó el cabello haciéndola gemir.

—Por favor no lo hagas—rogó ella entre sollozos y este sonrió. ¿De que estaba hablando?

—¿Tienes miedo de que él sepa la verdad?—preguntó y esta negó llorando. Joder, ¿De que estaba hablando? ¿Verdad? ¿Qué verdad? ¿Qué le pegaba? Eso yo lo sabía y no necesitaba los malditos detalles. Sabía todo lo que este infeliz le había hecho en la infancia. No necesitaba escucharlo de nuevo. Aun me costaba respirar de tan solo imaginar a mi nena en esa situación. —¿Miedo a que sepa lo que hacíamos?—preguntó e hice una mueca de asco. Maldito infeliz de mierda.

—¿Qué debo saber?— pregunté molesto y este me miró. Odiaba a este maldito hijo de puta. —¿Quieres que sepa cómo le decías lo gorda que estaba y como le hacías poner ropa apretada para humillarla? —pregunté y este rió. Nunca olvidaría como ella lo narraba en su diario. Aun me costaba procesarlo, era demasiado para mí. Saber por lo que había pasado era mucho para mí. Pensar en lo que mi nena pudo pasar me dolía. Si tan solo hubiera podido salvarla de este maldito hijo de puta. —¿Quieres que sepa cómo le comprabas ropa pequeña solo para burlarte de ella?—pregunté con rabia. De solo imaginarlo me daba rabia. Era un asqueroso ser inservible.

—¿Eso fue lo que te dijo?— preguntó viéndola antes de volverme a mirar. –Muy mal princesa—negó con burla. Bastardo de mierda. –No le has contado la verdadera historia a tú Justincito—dijo y fruncí el ceño. ¿Verdadera historia? ¿De que estaba hablando? —¿Por qué no le has contado nuestros buenos tiempos?—preguntó y apreté la mandíbula. ¡Joder lo sabía! Sabía que era él el de los malditos mensajes. Lo sabía, lo sabía. Maldito hijo de puta. Esta alzó la mirada y apretó la mandíbula.

—¿Quieres que le cuente cómo abusabas de mí?—preguntó entre lágrimas y abrí la boca sorprendido. ¿Qué acababa de decir? ¿Abusaba de ella? ¿Qué diablos? La miré con confusión y esta apretó la mandíbula llorando. Entonces era verdad, ese maldito hijo de puta había abusado de ella. ¡Había abusado de ella! ¡Abusado! Joder, esto era demasiado. Mi nena, mi bebé, joder fue abusada por este maldito hijo de puta. ¡Maldita sea! –Como abusabas de mi cuando te daba la maldita gana—sollozó y negué viéndola. Tenía que ser una broma, mi nena no. Sollocé al ver su mirada. Ella no quería que yo supiera esto, se avergonzaba y entendía porque. ¡Joder lo entendía perfectamente!

—Yo no usaría esa palabra princesa—dijo acariciándole la mejilla y apreté la mandíbula. Maldito cerdo asqueroso.

—¡No la toques maldito hijo de puta!—grité con rabia y este rió. Joder, no quería que la tocara. Que pusiera sus cochinas manos encima de ella. Ya bastante daño le había hecho.

—¿Por qué no? Ya está acostumbrada—rió y apreté la mandíbula. –Se acostumbró desde los nueve años ¿Verdad princesa?—le preguntó y esta sollozó tratando de alejar su rostro de las cochinas manos del cerdo. Joder, nueve años. ¡Nueve! Maldito cerdo asqueroso.

—Eres un maldito hijo de puta—sollozó viéndolo. –Solo era una niña y tú me llenabas de comida, me hacías atragantarme con comida porque te divertía, porque te daba placer ver cómo me ahogaba con la comida, como la ropa no me serbia—sollozó y cerré los ojos con dolor. Pensar en una niña pasando eso, Dios era demasiado. ¿Qué clase de enfermo hace eso? ¡joder era una niña! En este caso su propia hija. ¿Qué clase de hijo de puta cerdo hacia eso? Joder. –No te importaba que vomitara de tanta comida, que llorara suplicándote que no me dieras más comida, que te rogara que no me obligaras a ponerme ropa apretada, no te importaba nada—sollozó. —¿Y sabes porque?— preguntó y este alzó una ceja con diversión. Maldito bastardo, todo esto le divertía. —¡Porque eres un maldito hijo de puta enfermo!— gritó y este volvió a pegarle en la mejilla.

My Trouble Maker {#2 Trouble} {Justin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora