Epílogo {Parte I}

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Narra Justin:

—¿Ya estas lista?— pregunté a través de la puerta y la escuché bufar. De seguro la estaba estresando al preguntarle cada cinco minutos si ya estaba lista. Lo siento, no podía evitarlo. Soy muy impaciente.

—Aun no—contestó ella y rodeé los ojos. ¿Cuánto más debía esperar? ¡Llevaba esperando más de una hora! —¿Puedes entrar? Necesito ayuda—dijo y abrí la puerta encontrándola en ropa interior. Sonreí al ver sus bragas de hilitos. ¡Diablos! Esas eran mis favoritas y más en blancas. Ese color le quedaba bien, más que bien. La hacia parecer todo un ángel. Un sexy angelito.

—Diablos nena—me quejé viendo sus nalgas a la vista. –Ahora que sé lo que hay debajo del vestido no aguantaré nada—dije y esta rio besando mis labios antes de darme la espalda.

—Ayúdame—pidió y sonreí acariciándole el trasero. No podía evitarlo, amaba su grande trasero. Me encantaba el trasero de mi chica, en unos minutos seria mi mujer. Aun no podía creerlo, pero iba a pasar. Ella iba a convertirse en mi esposa. ___ iba a ser mi mujer, mi esposa. Luego de tantos problemas, de tanta espera y de anhelar este día por fin iba a ocurrir. Ella iba a ser mi mujer, mi esposa. ¡Que maravilloso sonaba eso! Moría por decirle a todos sobre mi esposa. –Drew—se quejó al sentir como estiraba el borde de las bragas haciendo que chocara con su piel quemándola un poco. Joder, su trasero se veía tan apetecible.

—Dios nena—gemí acariciándole las nalgas. No podía agentar, era mi debilidad. Su trasero siempre fue mi debilidad. –Me estas matando—susurré besándole el cuello haciéndola gemir. Alcé mis brazos colocándolos en sus pechos desnudos. Aun no se había puesto el corcel y lo agradecía. Quería sentirla un rato.

—Nos van a matar—susurró ella y gemí al verla arquearse. Joder, sabía que la estaba matando con mi toque. Podía sentir lo excitada que estaba.

—No me importa—dije masajeando sus pechos mientras me rozaba con su trasero. Sé que si seguíamos así, ninguno de los dos luego podrá detenerse. Lo sabía y no me importaba. No quería detenerme, necesitaba sentirla, tenerla cerca.

—Se supone que no deberíamos estar juntos—gimió ella y la volteé tirándola en la cama colocándome sobre ella.

—No me importa nena—dije besándole los labios. Realmente no me importaba si nos mataban por estar aquí juntos en vez de estar separados como se nos ordenó. Tampoco me importaba la advertencia de los chicos y del tío de ella de que debía mantenerme alejado de ella. Y estaba seguro que a ella tampoco le importaba las advertencias de mi madre y de su tía. Realmente no nos importaba nada salvo nosotros. Ambos queríamos esto, aunque sean unos minutos. Ya luego me encargaría él porque nuestro retraso.

—Hay algo que quiero decirte—susurró sobre mis labios y le di la vuelta dejándola sobre mí. Quería verla mientras la tocaba y rozaba mi entrepierna con sus bragas. Sabía que podía sentirme. A pesar de que yo estaba vestido y ella solo en bragas.

—¿Qué?—pregunté mirándola y esta sonrió. Amaba ver su rostro y su sonrisa. Era preciosa esta mujer y toda mía. En unos minutos lo seria por completo.

—Muero por ser tu mujer—dijo y sonreí besando sus labios. ¡Joder, amaba escucharla decir eso! Era lo mejor que había escuchado. Ver su felicidad, su emoción al decir las palabras me hacía tan feliz. ¡Ella quería ser mi esposa! Quería serlo a pesar de todo lo que pasamos, a pesar de todo lo que le hice. –La única—pidió y asentí. Eso no tenía que dudarlo. Ella siempre ha sido mi única y siempre lo será. Ella era mi única, mi todo.

—Yo también quiero eso—dije besándole los labios mientras acariciaba su trasero. Solo un poco más y podía sentirla mejor allá abajo. Sabía que ella también quería eso. –Quiero que seas mi señora Bieber—susurré y esta gimió al sentir mis manos recorrer su trasero mientras la incitaba a rozarse con mi entrepierna.

My Trouble Maker {#2 Trouble} {Justin}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora