Boda Benward & Jones II

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Recorrimos todo el parque, unas 3 veces, de modo que hiciéramos tiempo antes de la boda, saludando sin parar a los visitantes del lugar que nos miraban curiosos mientras que unos nos sonreían o saludaban y otros sólo se quedaban helados en su lugar.
Por suerte se nos ocurrió llevar unas sombrillas para cubrirnos del sol infernal de Anaheim, de otro modo hubiéramos terminado como unos jodidos camarones rosados de tan quemados por el dichoso clima. En cuanto pasamos por el castillo por cuarta vez, ya era tiempo de la ceremonia (por fin, no hubiera resistido más tiempo en el sol del pronto atardecer). Nos echamos un vistazo en el primer espejo que encontramos y nos aseguramos de que todo estuviera en orden.
Tuvimos que esperar un rato a que los invitados dejaran de ir de un lado a otro entre las hileras de asientos. Ante nosotros se alzaba imponente el castillo rosado de Disneyland, donde se oficiaría la boda, el altar al pie de la estructura.
Finalmente era la hora, los invitados esperaban pacientemente en sus respectivos lugares a que la ceremonia comenzara; algunos hablaban animadamente entre ellos y otros más permanecían callados, mientras que el resto se concentraba en su teléfono o algún aparato electrónico que llevaban consigo. Había muchos amigos y familiares de ambos lados, ya había una razón para un pastel tan grande (oh sí, pidieron un pastel de 5 pisos).
Luke ya estaba esperando en el altar. Parecía nervioso, pero en su mirada se podía adivinar cuánto ansiaba ese momento.
Comenzaron a tocar el piano y los presentes se levantaron de los asientos. La lenta marcha estaba encabezada por Brianna y Steve; un par de metros atrás les seguían Lauren y Alec, ya los había visto besarse, ya no cabía duda de que tenían algo; 2 metros después entraron Constance y Danna, causando los murmullos de las personas por ser una pareja lesbiana, pero a ellas no les importó, se veían demasiado felices.
Justo cuando ellas avanzaron, me giré hacia Vanessa, le di un beso en la mejilla y le sonreí.
-Ahora ve por ellos, princesa.
Me tomé del brazo que Loki me ofrecía y caminamos a ritmo lento hacia el altar. El zapato de tacón me lastimaba, me estaba apretando mi dedito; conservé la calma, ignoré el zapato y seguí avanzando. Cuidé de no hacer ningún gesto excepto sonreír, sólo sonreir.
Llegamos a la parte de enfrente. Las parejas de las damas se quedaron en una banca atrás, mientras que nosotras nos quedamos 2 de un lado y 2 de otro.
Avanzaron los pajes, Thomas y Clara, esparciendo los pétalos por todo el camino que marcaba la alfombra roja con bordados en dorado que tan específicamente pidió Vanessa en la decoración.
A continuación entró ella, con su enorme ramo de flores entre las manos. Daba pasos cortos pero continuos, con una enorme sonrisa en el rostro. Todas cosas en su vestido relucían cuando los últimos rayos de sol de ese día los alcanzaba, destellando como estrellas en su atuendo.
Luke le tendió la mano cuando por fin se encontraron en el altar, ella la tomó y ocupó su lugar frente al hombre que oficiaría.
Después de todo el sermón, al fin era el momento de los votos.
-Yo Luke Aaron Benward, te acepto a ti Natalie Vanessa Jones, mi princesa, como mi legítima esposa. Juro amarte y cuidarte en la salud y en la enfermedad, honrarte y mantenerme a tu lado hoy y siempre.
-Yo Natalie Vanessa Jones, te acepto a ti Luke Aaron Benward, mi príncipe, como mi legítimo esposo. Juro amarte y cuidarte en la salud y en la enfermedad, honrarte y mantenerme a tu lado hoy y siempre.
Juro que si hubiesen dicho una palabra más, que seguro sería una cursilería, me daría diabetes, era demasiada dulzura para mí.
-Así pues los declaro marido y mujer. Puedes besar a la novia.
Él se le acercó y tomó su rostro entre las manos, se inclinó y depositó un suave beso en sus labios, aquel que sellaba su destino. En ese preciso momento, y aprovechando que el sol se había ido ya, fuegos artificiales salieron disparados de detrás del castillo, iluminando el cielo con muchos colores que se fundieron con las primeras sombras de la noche.
Todos miramos al cielo, pero de inmediato la devolví a la pareja, que sorprendida por la repentina iluminación, se separaron y alzaron la vista a los colores sobre ellos. Sonrieron y volvieron a besarse, fundidos en un abrazo. Los expectadores nos desvivimos en aplausos.
No pude evitar girar en cuanto sentí que alguien se paraba junto a mí. Loki miraba al frente, como si tratara de encontrar algo entre todo el revuelo. Tomé su mano y entrelacé mis dedos con los suyos, causando que dirigiera su atención hacia mí.
-¿Qué es lo que buscas?
-Nada, yo sólo...
Desvió la mirada, como si quisiera ocultarme algo.
-¿Te trae recuerdos?
-Algunos, sí... Pero- nos miramos frente a frente, llevó una mano a mi barbilla y otra a mi cintura -, ya nada de eso importa. Eres mi presente, y no miraré al pasado porque no te voy a encontrar ahí.
Lo abracé y recargué mi cabeza en su hombro. Amaba a ese hombre, no cabían dudas, pero era difícil suponiendo todos los demonios que ambos teníamos; tendríamos que enfrentarlos juntos.
Sentí sus manos en mi espalda, guardándome con aire protector mientras aún observábamos los colores que iluminaban la creciente noche.

***

-No sé cómo lograste que entráramos aquí, pero debo decir que está increíble.
Vanessa me sonrió y se encogió de hombros. No podía creer en dónde nos encontrábamos... Estaba dentro del Club de los 33, lugar ultra secreto dentro del parque donde según los rumores, se reunían personas verdaderamente importantes. Si no lo estuviera viendo con mis propios ojos, seguiría pensando que era una simple leyenda urbana.
No quise preguntar cómo fue posible que alquilaran ese lugar, pero simplemente era hermoso: decorado en las paredes con madera y pisos de mármol, una cantina con todo y una gran cava en una de las esquinas; también en una pared se encontraban unas fotografías cubiertos con telas que sobresalían de los cuadros, seguramente de los miembros de la organización, ya que eran resguardados por un par de guardaespaldas enormes detrás de una valla.
Las mesas y sillas estaban decoradas con manteles blancos y listones rosas, con grandes adornos florales dentro de llamativos jarrones dorados (no eran de oro). En el fondo estaba la mesa de regalos, donde puse la caja de regalo que contenía vajilla de porcelana de 10 piezas (digamos que la patria era pobre después de todas las cosas que compramos la semana anterior, por lo que eran pocas piezas); la cual cuidó Charles por un largo tiempo mientras ocurría todo frente al castillo. La mesa de los novios estaba frente a la pista, era la cosa más ostentosamente decorada que había visto en mi maldita vida, a esa niña sí que le obsesionada esto.
Creímos (más bien esperábamos, al menos yo porque moría de hambre) que la comida fuera antes de todo, sin embargo la pareja no resistió más e hicieron su baile ante todos los invitados (no sabía cuál era la obsesión de las chicas con esa banda), con la canción Secrets de One Republic.

Lokison --- Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora