Uno podría pensar que conocí íntimamente al dios esposo de mi amiga, pero la verdad es que siempre me mantuve al margen, el hombre me atraía pero nunca expresé mis sentimientos hacia él... Había visto a su hijo en un par de ocasiones pero ninguna qu...
Hola humanos! Quizá se pregunten por qué Heimdall está en la imagen de arriba y WTF con el título. Recordarán que Juno y Heimdall se casaron en secreto (awww *muere de diabetes por tanta ternura*), básicamente este capítulo es sobre ellos, así que no se desesperen, ya volveremos a Loki y a la psicópata de Kat.
PDV: Juno. -Sabes que eso no se puede. Ya he infringido el mayor código de mi juramento al desposarte. -Pero nadie lo sabe. -Salvo Katherin. -Es mi amiga, confío en ella. -Sigue siendo riesgoso. Un matrimonio es algo, pero... -Ellos no tendrían por qué saberlo. Podemos pretender que conocí a alguien en Midgard. -Con los mismos ojos que yo- dijo él irónico. Bajó de la plataforma donde solía pararse y caminó de un lado a otro con las manos a la espalda. -No es seguro que la genética tome ese rumbo- repliqué, parecía fastidiado por este asunto -. De verdad no entiendo cuál es el inconveniente. -Juno- murmuró Heimdall bajando la mirada -, ¿por qué quieres un bebé? Es totalmente una locura. Pasamos apenas tiempo juntos, no podría ser diferente con una cría de por medio. Estoy atado a mi puesto como guardián del Bifrost. -Yo me haría cargo, no te estoy exigiendo que dejes a un lado tus responsabilidades para cuidar al niño. -No podría hacerles eso, se supone que tienen padre y madre, no es adecuado que sólo una de las partes esté a su cuidado... Suficiente cargo de consciencia tengo por no poder estar contigo más tiempo. -Heimdall, entiendo tus razones para no hacerlo, no te culpo por ello... Acepté estar contigo a pesar de todo, siempre supe que no sería algo convencional. Nos las hemos arreglado hasta ahora bastante bien, las cosas no se tambalearán. -Bien, supongamos que tenemos un bebé. Juno, tú estarás en Midgard porque es el lugar donde quieres estar, deseabas ir y Katherin te ha apoyado con eso sin exigirte nada a cambio, no puedes volver solamente porque deseas que estemos más próximos; dices que te harías cargo del niño, por lo que estaría en Midgard contigo. Mientras tanto yo estaré aquí observándolos sin poder irme de mi lugar. -Kat lo entendería, no estamos atadas a la otra por ningún juramento. Somos amigas y sé que respetaría mi decisión si optara por quedarme en Asgard, y aún más sabiendo de nuestro matrimonio. -Pienso que sí- se detuvo y continuó observando las estrellas. Me puse a su lado e hice lo mismo, observar. Entonces lo miré directamente, su perfil trazado con sombras que creaban la luz del lugar. -¿Por qué no estás de acuerdo? ¿Acaso no me amas, Heimdall?
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Él apartó la mirada de las constelaciones y posó sus ojos en mi rostro, se giró hacia mí, me tomó las manos y suspiró. -Por supuesto que sí. No hubiera faltado a mi juramento como guardián si no te amara lo suficiente, aún cuando descubrir el engaño puede costarme el exilio; tú lo vales todo. Sabes lo importante que eres para mí y quiero que estemos felices, ambos. Pero no estoy seguro de poder brindarte esa felicidad, no quiero brillar por mi auscencia. Esto no significa que no te amo, o que no deseo una familia. Claro que lo anhelo, pero las cosas no son tan fáciles para nosotros. Supe que no podría exigirle más, sabía desde un inicio que nuestras vidas no serían como las de otras personas. Podía desear tantas cosas y que pasaran otras, uno de esos deseos había sido estar con Heimdall; ahora estábamos unidos y yo debía ser fiel al juramento que nos hicimos como él también debía serlo. Lo sorprendí con un beso, apenas un roce entre nuestras bocas; él me tomó por los brazos y me correspondió. -Está bien, Heimdall. Lo entiendo. No lo mencionaré otra vez sino lo quieres- di media vuelta y caminé hacia la entrada. -Juno, por favor no te molestes. -No estoy molesta. Sólo quería que lo discutiéramos.
