Capítulo 59

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—Escuchen, su padre fue herido mientras estaba de turno para la Orden y las circunstancias son bastante sospechosa sin que sus hijos lo sepan segundos antes de que ocurriera, podrían dañar seriamente a la Orden

— ¡No nos preocupamos por la Orden secreta! —gritó Fred.

— ¡Es nuestro padre que se está muriendo de lo que hablamos! —grito George.

— ¡Su padre sabia en lo que se metía y él no les agradecería que revelaran cosas perjudiciales para la Orden! — dijo Sirius igual de enfadado. —Esto es como es, porque ustedes no están en la Orden, no lo entienden, ¡hay cosas por las que se merece morir!

— ¡Es fácil decir para ti, desde aquí adentro! — vociferó Fred. — ¡No veo que arriesgues tu cuello!

El poco color que quedaba en la cara de Sirius desapareció. Miró por un momento como si fuera a golpear a Fred, pero cuando habló, fue con voz de determinada calma.

—Sé que es difícil, pero todos tenemos que actuar como si no supiéramos nada aún. Tenemos que quedarnos aquí, al menos hasta que escuchemos de su madre, ¿de acuerdo?

Fred y George seguían viéndose rebeldes. Ginny, sin embargo, dio unos pasos hacia la silla más cercana y se hundió en ella.

Harry miró a Ron que hizo un divertido movimiento que estaba entre un asentimiento y un encogimiento de hombros, y se sentaron también. Los gemelos miraron furiosamente a Sirius por otro minuto, y luego tomaron asiento a ambos lados de Ginny.

—Así es, — dijo Sirius alentadoramente, —vamos todos... vamos a tomar algo mientras esperamos. ¡Accio Cerveza de Mantequilla!

Levantó su varital mientras hablaba y media docena de botellas vino volando hacia ellos fuera de la despensa, resbalaron por las mesa, esparciendo los restos de la comida de Sirius, y se detuvieron cuidadosamente enfrente de cada uno de los seis.

-*-

— ¡No Severus! ¡No me quedare con esta gente, tengo que completar una maldita misión y ya no me queda tiempo, tengo dos malditas marcas en mi pierna que me están doliendo! ¿Sabes porque me duelen? ¿No? ¡Te diré porque me duelen! Me duelen porque no tengo las dos marcas que me faltan, no aguanto el dolor. Y ni tú ni Dumbledore, ni nadie va a impedir que siga con esa misión.

—Tienes que pensar en lo que vas a hacer.

—No tengo nada que pensar. Así que con tu ayuda o sin ella me iré.

—No sabes lo que estás diciendo.

—Créeme Sev, se lo que estoy diciendo.

— ¿Y con quien te iras?

—Eso no es de tu incumbencia, me voy y no creo que sea conveniente que Dumbledore se entere... no por ahora.

Venus salió de su habitación con la pequeña mochila que tenía preparada desde la noche anterior, habia que mencionar que era de madrugada y nadie estaba despierto, así sería más fácil irse.

A fuera de la casa un chico castaño la esperaba en la oscuridad, no era muy conveniente que la acompañara, y menos si se habia escapado de Hogwarts, pero necesitaba completar lo que ya estaba comenzado.

—Gracias por hacer esto.

—No tienes nada que agradecer, amiga.

-*-

—Me tomaste el pelo Shirley, Venus está de vuelta y así nunca va a tener sus poderes completos.

—Yo no sabía que volvería Dave.

—Bridget está muy nerviosa, piensa que nos va a descubrir, mientras más tiempo este aquí, más nos exponemos. Y ella cree que los gemelos sospechan algo.

—Tú no te preocupes por los gemelos, ellos no sabrán ni que está pasando.

—Eso espero Shirley

-*-

—Mira que este no es el mejor lugar para buscar a un Pukwudgie.

—Lo sé pero según yo aquí debería estar.

— ¿No es un lugar algo peligroso?

—Si lo es, pero no podemos hacer mucho más que esperar a que esa cosa aparezca.

—Pues entonces vamos a esperar.

Los chicos se encontraban en un bosque siniestro. Demasiado siniestro, definitivamente no pasarían unas bellas vacaciones en ese terrible lugar, al parecer no existía el sol. Todo estaba muy, muy oscuro.

Entre los dos pusieron la casa de campaña que Venus traía, no sabían si era de noche o de día, lo que agradecían era que no habia bestias que los pudieran atacar, o por lo menos no las habia de momento.

Con un poco de ayuda de Venus, Alec hizo lo que comerían, tan solo un par de tostadas con mermelada, porque no habían llevado más comida con ellos.

La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora