Capítulo 113

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Con cautela y emoción fue corriendo a donde le indicaba el pergamino. Tan pronto llego vio un pergamino tirado en un lugar demasiado visible, un poco tonto... aunque si lo pensaba un poco era astuto, quien se iba a fijar en un pergamino tirado por el suelo. Recogió el pergamino y leyó:

"En un baño hablaron"

Eso estaba extraño, ni ella podía entrar al baño de hombres, ni el supuesto Gryffindor podía entrar al de mujeres... a menos que fuera el baño en el que habitaba Myrtle la Llorona.

El siguiente lugar en donde se encontraría con otra pista era un retrato, el retrato del fantasma de su casa. Ir hacia allá era muy arriesgado, pero sin darle mucha importancia fue a por el siguiente pergamino.

Cuando estuvo cerca del aula de pociones donde se encontraba el gran retrato del Barón Sanguinario un grupo de alumnos pasaron por ahí y rápidamente Venus se ocultó detrás de un gran pilar.

Los chicos subieron las escaleras rápidamente, dejando el pasillo silencioso. Venus se aseguró de que ya no quedaba nadie y fue por ese pergamino que sobresalía del marco del retrato.

"El hogar de Myrtle invadieron"

Ella tenía razón, se encontraría con ese misterioso Gryffindor en el baño donde estaba Myrtle. Al darle la vuelta al pergamino se dio cuenta de que ahí acababan las notas ya que en la parte de atrás del pergamino traía una hora y la palabra "Quémalo".

Tenía que borrar todas las evidencias que los delatarían. Puso los tres pergaminos en su mano y con su varita en mano, haciendo un hechizo sin pronunciar, vio como los tres pedazos de papel se incineraban en su mano.

-*-

Cuando llego la hora en la que su misterioso chico iba a aparecer ella ya estaba en los baños, esta persona habia escogido la hora de la comida y era muy arriesgado que ella saliera a esa hora, para que todos la vieran. Por lo que habia llegado unos minutos antes.

Estaba entretenida viéndose en el espejo, aun no se acostumbraba a ser la pelinegra, y a lo lejos escucho pasos que poco a poco se iban acercando más, ella estaba alerta por cualquier cosa. No se podía arriesgar tanto.

Escucho como alguien susurraba algo y abría la puerta, con la varita en mano, vio a cuatro personas entrar la primera de ellos era Astrid McGraw, a la que le dedico una sonrisa sádica, después de ella entro Harry Potter, que la veía a los ojos. Seguido entro Ron, que tan solo se la quedo viendo, era cierto que ella estaba mucho más delgada desde la última vez que la habia visto. Y la última en entrar era Hermione Potter, que por su cara estaba enfadada.

—Debí haber supuesto que eran ustedes, los que me querían ver. Por cierto, buenos señuelos.

—Viniste.

—Sí, bueno. La vida en Hogwarts ya es aburrida, sin que el gran Potter se meta en problemas. ¿Cómo sabían que yo seguía aquí?

—No lo sabíamos—Contesto la chica Potter— Simplemente le apostamos a la duda.

— ¿Y bien? No me trajeron nada más para decirme eso, ¿Qué quieren?

—Tu ayuda...— dijo Ron.

—Eso ya lo sé.

—Hay algo que tengo que hacer...

— ¿Y eso me incluye porque...?

—Quiero que me ayudes a entrar en la oficina de Umbridge.

— ¿Se puede saber para qué?

—Tengo que hablar con Sirius...

Ahí estaba la palabra clave, era el momento. Tenía que estar más cerca de Potter que nunca, en cualquier momento podría comenzar su misión, la misión que Dumbledore estaba ansioso por que ella cumpliera, la promesa que ella habia dejado al aire aquella última noche de estudiar la Oclumancia, aquella promesa que la obligaba a cuidar de los Potter, de la Potter.

—Te vas a meter en problemas si te atrapan...

—Correré el riesgo.

—Lo correré contigo.

Y así era como comenzaba su misión, aquella tarde daría el primer paso para la carrera contra su padre.

Al aceptar lo que Harry le habia propuesto se dispusieron a contarle a Venus el plan de distracción que estaban planeando sus hermanos, aunque no dieran muchos detalles, estaba segura de que sus hermanos sabían lo que hacían.

Habia acordado con Potter que se verían unos minutos antes de que todo comenzara cerca del despacho de Umbridge, para que en el momento en el que ella saliera despavorida a averiguar qué era lo que sucedía ellos sin perder tiempo hicieran lo que iban a hacer.

Una ventaja de estudiar en Beauxbatons era que en el castillo habia demasiados cuartos cerrados y prohibidos, por lo que Aluminé tuvo que aprender a abrir y cerrar las puertas sin dejar nunca evidencia de que alguien habia estado en aquel lugar.


La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora