Capítulo 136

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Mientras alcanzaban las frías sombras de los primeros árboles, Harry intentó que Hermione le devolviera la mirada; le parecía que estar caminando hacia el bosque sin sus varitas era la cosa más estúpida de todas las que habían hecho aquella tarde. Sin embargo, ella lanzó a Umbridge una mirada desdeñosa y se sumergió directamente entre los árboles, a un paso tan acelerado que Umbridge, con sus piernas cortas, podía difícilmente seguir.

—Está en un lugar muy adentrado en el bosque?— preguntó Umbridge, mientras que su capa se enganchaba en una rama.

—Oh sí,—dijo Hermione, —sí, está muy bien escondida

Las dudas de Harry se incrementaron. Hermione no estaba cogiendo el camino que habían seguido para visitar a Grawp, sino el que habían tomado tres años antes para llegar al escondrijo de Aragog. Hermione no había estado con él en esa ocasión, por lo que dudaba que ella tuviera alguna idea del peligro que se escondía al final del sendero.

—¿Eh- estás segura de que éste es el camino correcto?— le preguntó a propósito.

—Oh, sí—, dijo con voz segura, quebrando las ramas del suelo con un ruido que le pareció totalmente innecesario. Detrás de ellos, Umbridge tropezó contra un árbol caído. Ninguno de ellos se paró para ayudarle a incorporarse; Hermione continuó la marcha, diciendo por encima de su hombro, —Está sólo un poco más lejos.

—Hermione, baja la voz— le susurró Harry, apresurándose para ponerse a su altura. —Todo puede oírse aquí...

—Quiero que nos oigan—, le contestó tranquilamente, mientras Umbridge se apresuraba ruidosamente detrás de ellos. —Ya lo verás...

Siguieron andando lo que les pareció una eternidad, hasta que se encontraron de nuevo en lo profundo del bosque, de manera que la densidad de los árboles hacía que la luz no pudiera penetrar entre ellos. Harry tuvo un presentimiento que ya había tenido antes en el bosque, el presentimiento de estar siendo observados sin saber por quién.

—¿Está mucho más lejos?—demandaba Umbridge enfadada, detrás de ellos.

—No mucho más lejos de aquí!— gritó Hermione, mientras se sumergían en un espacioso claro. —Sólo un poco más...

Definitivamente esa niña estaba loca, se suponía que no debían internarse mucho en aquel bosque, y si, Venus no era mucho de acatar ordenes pero la profundidad del bosque la ponía nerviosa, no tenia miedo, pero se decía que mientras mas te internaras en aquel lugar mas peligrosas eran las criaturas que te podías encontrar.

Una flecha pasó flotando por el aire y aterrizó con un golpe sordo en un árbol, justo detrás de su cabeza. De repente el aire se llenó de sonidos de pezuñas; Venus pudo sentir el suelo del bosque temblando a sus pies; Umbridge soltó un pequeño grito y se colocó detrás, utilizando a Harry y a Hermione como si fueran escudos.

Harry se deshizo de ella y se giró. Alrededor de cincuenta centauros estaban emergiendo por todos lados, con sus arcos alzados y cargados, apuntando hacia Harry, Hermione y Umbrigde. Retrocedieron lentamente hacia el centro del claro, Umbridge pronunciando pequeños lloriqueo de terror. Harry miró de lado a Hermione, a la cual se le había dibujado una sonrisa triunfante.

—¿Quiénes son?—dijo una voz.

Harry miró a la izquierda. Un centauro de pecho a castañado, que Harry reconoció como aquél que llamaban Magorian, estaba caminando hacia ellos, destacándose en el círculo que les habían hecho: su arco, como los de los otros, estaba alzado. Al lado derecho de Harry, Umbridge todavía estaba sollozando, su varita temblando violentamente mientras la apuntaba hacia el centauro que había avanzado.

—Te he preguntado quién eres, humana,—dijo Magorian rudamente.

—¡Soy Dolores Umbridge!— dijo Umbridge con un tono alto, la voz petrificada. —¡Subsecretaria Mayor del Ministro de Magia y Directora e Inquisidora Mayor de Hogwarts!

—¿Eres del Ministerio de Magia?—dijo Magorian, mientras muchos centauros del círculo de alrededor se revolvían inquietamente.

—¡Eso he dicho— dijo Umbridge, con un tono de voz aún más alto,—así que ten mucho cuidado. Con las leyes instauradas por el Departamento de Control de Criaturas Mágicas, cualquier ataque perpetrado por un medio-desarrollado en un humano...

—¿Cómo nos has llamado?— gritó un centauro negro con un aspecto bastante salvaje, que Harry reconoció como Bane. Los centauros murmuraban bastante enfadados y tensaban las cuerdas de sus arcos alrededor de ellos.

—¡No les llame así!—dijo Hermione furiosa, pero Umbridge aparentaba no haberle oído. Todavía apuntando su temblorosa varita hacia Mangorian, continuo

—Ley Cincuenta "B" establece claramente que "cualquier ataque hecho por una criatura que parece tener inteligencia casi humana, se considera por ello que es responsable de sus actos...

—¿Inteligencia casi humana?— repitió Magorian, mientras Bane y algunos de los otros rugían con furia y pateaban el suelo.—Nosotros consideramos que eso es un gran insulto, humana. Nuestra inteligencia, por suerte, aventaja bastante a la suya.¿Que estáis haciendo en nuestro bosque?—continuó el centauro de cara medio gris, que Harry y Hermione habían visto en su última visita al bosque. —¿Por qué estáis aquí?

—¿Su bosque?— dijo Umbridge, agitando ahora su varita no sólo con miedo, sino con lo que parecía también indignación.

—Tengo que recordaros que vosotros vivís aquí sólo porque el Ministerio de Magia os concede ciertas áreas de tierra...


La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora