Capítulo 157

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 —¡La Profecía, dame la Profecía, Potter!—ordenó la voz de Malfoy en su oído, y Harry sintió la punta de la varita de Lucius apretando fuertemente entre sus costillas. 

—No... de-ja-me... ¡Neville... cógela!—Harry soltó la Profecía por el suelo, Neville se giró sobre su espalda y detuvo la bola contra su pecho. Malfoy apuntó la varita hacia Neville, pero Harry apuntó la suya sobre el hombro y gritó —¡Impedimenta!— Malfoy salió disparado de su espalda.

Mientras Harry se volvía otra vez miró alrededor y vio a Malfoy aterrizar en la tarima donde Sirius y Bellatrix estaban ahora luchando. Malfoy apuntó su varita nuevamente hacia Harry y Neville, pero antes de que pudiera tomar aire para atacar, Venus saltó entre ellos. 

—¡Harry, vuelve con los otros y VETE!—Harry agarró a Neville por el hombro de su túnica y lo subió al primer grupo de escaleras de piedra; las piernas de Neville seguían girando y moviéndose, y no soportarían su peso; Harry tiró otra vez con toda la fuerza que tenía y subieron otro escalón... Un hechizo golpeó el banco de piedra en el que Harry se agarraba; se deshizo y cayó un escalón. Neville volvió a caer hasta el suelo, las piernas moviéndose como locas, y guardó la Profecía en su bolsillo. 

—¡Vamos!— dijo Harry desesperado, echando mano de la túnica de Neville. —Simplemente intenta empujarte con las piernas... 

— ¡Izzy corre a ayudarlos, sacalos de aquí!—Mientras Venus se batía en duelo, le daba instrucciones a la guardiana de hielo, y las otras dos la protegían.

Dio un nuevo tirón de la túnica de Neville, Izzy les cuidaba las espaldas,  la pequeña bola de cristal se cayó del bolsillo y, antes de que ninguno de los dos pudiera cogerla, uno de los pies de Neville le dio una patada: voló unos metros a su derecha y se estampó contra un escalón sobre ellos. 

Los tres miraban el lugar donde se había roto, espantados por lo ocurrido, una figura blanquecina con unas enormes gafas que aumentaban sus ojos se elevó en el aire, desapercibida para todos excepto para ellos dos... Harry podía ver su boca moviéndose, pero con todos los gritos y golpes que los rodeaban ni una palabra de la Profecía podía ser escuchada. La figura acabó de hablar y desapareció en la nada... 

—¡Harry, lo fiento!—lamentó Neville, su rostro angustiado y sus piernas todavía agitadas. —Lo fiento tanto Harry, yo no quería... 

 — ¡No importa!—gritó Harry. —Simplemente intenta ponerte en pie, salgamos de...

—¡Dumbledore!—dijo Neville, su cara sudorosa transportada de golpe, mirando sobre los hombros de Harry.

—¿Qué? 

 — ¡DUMBLEDORE!— Harry se dio la vuelta hacia donde Neville miraba. 

Justo sobre ellos, enmarcado bajo la puerta de la Sala de los Cerebros, estaba Albus Dumbledore, su varita alzada, su rostro blanco y lleno de furia. Harry sintió una especie de carga eléctrica a través de cada partícula de su cuerpo... estaban salvados. 

Dumbledore pasó al lado de Neville y Harry, que ya no pensaban en salir de allí. Dumbledore ya estaba al final de la escalera cuando los mortífagos más cercanos se dieron cuenta de su presencia y avisaron a los demás. Uno de los mortífagos corrió hacia él, moviéndose como un mono por las escaleras opuestas. 

El hechizo de Dumbledore lo alejó tan fácilmente y sin esfuerzo como si hubiera sido enganchado por una cuerda invisible... Solo dos personas seguían luchando, aparentemente inadvertidos de la nueva llegada. Harry vio como Sirius esquivaba un chorro de los roja de  Bellatrix: se reía de ella. 

—¡Vamos, puedes hacerlo mejor!—grito, su voz resonando por la cavernosa sala. El segundo chorro de luz le acertó en el pecho. La sonrisa no había desaparecido de su rostro, pero sus ojos se abrieron completamente sorprendidos. Harry soltó a Neville, aunque ni se dio cuenta. Ya estaba saltando escaleras abajo, sacando su varita y apuntando, al igual que Dumbledore, mientras se acercaban a la tarima. 

Parecía que Sirius tardaba una eternidad en caer: su cuerpo encorvado de forma elegante mientras se hundía de espaldas a través del velo roto que colgaba del arco. Harry vio el aspecto asustado y sorprendido del ahora desgastado rostro de su padrino, hacía tiempo bello, mientras caía a través del antiguo portal y desaparecía tras el velo, que se elevó por un momento como si un fuerte viento soplara, y volvió a su lugar.

Venus escuchó un grito triunfante de tal vez Bellatrix Lestrange, pero sabía que no podía significar nada... 

Harry vio como Sirius solo había caído a través del arco, aparecería en cualquier segundo... Pero Sirius no aparecía.   

 —¡SIRIUS!—gritaba Harry. —¡SIRIUS!  

Venus volteo justo en el momento en el que escucho el grito de Potter, sabia perfectamente que había fracasado. Lo había jodido todo...


La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora