Capítulo 149

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— ¿Necesitas más persuasión? — pregunto, su pecho subía y bajaba rápidamente. —Muy bien... coged a aquella rubia engreída que me dijo loca—ordenó a los mortifagos tras ella. —Dejen que mire mientras torturamos a la engreída niña. Yo lo haré.

Harry sintió como los demás se pegaban a Venus rodeándola, aunque él sabía que ella no lo necesitaba; el dio un paso de lado para colocarse justo ante ella, con la Profecía alzada ante su pecho.

—Tendrás que romper esto si quieres atacar a cualquiera de nosotros— le dijo a Bellatrix —No creo que tu jefe quede muy contento si vuelves sin esto, ¿verdad? —Ella no se movió; solo se quedó mirándolo fijamente, son la punta de su lengua humedeciendo sus delgados labios. — Así que...— dijo Harry, — ¿de qué tipo de profecía hablamos, de todas formas?

No podía pensar en otra cosa que hacer excepto seguir hablando. El brazo de Neville estaba apretado contra él, y lo podía sentir temblar; así como la rápida respiración de otro justo en su nuca. Esperaba que ellos estuvieran pensando en formas de escapar, porque su mente estaba en blanco. Y siendo sincero esperaba que a Venus se le ocurriera algo, porque enserio necesitaba que ella llegara con una de sus locas y engreídas ideas.

— ¿Qué tipo de profecía? —repitió Bellatrix, la sonrisa desapareciendo de su rostro. —Está de broma, Harry Potter.

—No, no bromeo—dijo Harry, sus ojos pasando de mortifago en mortifago, buscando un punto débil, un hueco por donde pudieran escapar. —¿Por qué la quiere Voldemort? —Varios mortifagos dejaron escapar silbidos graves.

— ¿Te atreves a decir su nombre? —susurró Bellatrix.

—Si— dijo Harry, agarrando firmemente la bola de cristal, esperando otro intento por parte de ella de conjurarla lejos de él. —Sí, no tengo ningún problema de decir Vol...

— ¡Cállate! — chilló Bellatrix. —Como te atreves a pronunciar su nombre con tus indignos labios, como te atreves a mancharlo con tu lengua de sangre sucia, como te atreves...

— ¿Sabías que él también era sangre sucia? — soltó Venus imprudentemente. Hermione dio un pequeño gemido en su oído. — ¿Voldemort? Si, su madre era una bruja, pero su padre era un muggle... ¿o acaso os ha estado diciendo que es un pura sangre?

— ¡STUPEFY!

— ¡NO!

Un disparo de luz roja salió de la varita de Bellatrix Lestrange, pero Malfoy la desvió, enviándolo contra una estantería a la izquierda de Harry donde varias esferas de cristal reventaron. Dos figuras, de un blanco perla como fantasmas, fluido como el humo, se desplegaron desde los fragmentos de cristal roto y comenzaron a hablar, sus voces rivalizando, así que solo se podían oír fragmentos de lo que decían sobre los gritos de Malfoy y Bellatrix.

—... en el solsticio llegará un nuevo...— decía la figura de un viejo hombre con barba.

— ¡NO ATAQUES! ¡NECESITAMOS LA PROFECÍA!

—Se ha atrevido... se ha atrevido... ahí esta... asquerosa sangre sucia...

— ¡ESPERA A QUE TENGAMOS LA PROFECIA! —le gritaba Malfoy.

—... y ninguno vendrá después...—decía la figura de una joven mujer.

Las dos figuras que habían salido de las esferas destrozadas se habían desvanecido en el aire. Nada quedaba de ellos o de sus últimos hogares excepto fragmentos de cristal sobre el suelo. De todas formas le habían dado a Harry una idea. El problema iba a ser decírselo a los demás.

—No me han dicho que tiene de especial esta profecía. — Dijo, tratando de ganar tiempo. Movió sus pies a un lado, buscando los de alguien más.

—No juegues con nosotros, Potter—le respondió Malfoy.

—No juego. —Dijo Harry, atendiendo a medias a la conversación, y a medias en su pie buscador. Y entonces encontró los dedos de alguien y los pisó. El sonido de ese alguien tomando aire de golpe le indico que eran de Hermione.

— ¿Qué? — susurró ella.

— ¿Dumbledore nunca te contó que el motivo por el que llevas esa cicatriz estaba escondido en las entrañas del Departamento de Misterios? —Malfoy sonrió con desprecio.

—Yo... ¿qué? —exclamó Harry. Y por un momento olvidó su plan. —¿Lo que sobre mi cicatriz?

— ¿Qué? —susurraba Hermione urgentemente tras él.

—No puede ser...—decía Malfoy, sonando malvadamente encantado, algunos de los mortífagos riendo de nuevo, y cubierto por sus risas Harry le susurro a Hermione, moviendo los labios lo menos posible

—Rompan las estanterías...

— ¿Dumbledore nunca te lo dijo? —repitió Malfoy. —Bien, esto explica porque no viniste antes, Potter. El Señor Oscuro se preguntaba por qué..."

—...cuando diga 'ya'...

—... no habías venido corriendo cuando te mostró el lugar donde estaba escondido en tus sueños. El creyó que tu curiosidad natural te haría querer oír las palabras exactas...

— ¿Eso creía? —dijo Harry. Tras él escuchaba a Hermione pasando el mensaje a los otros y siguió hablando para distraer a los mortifagos. —Así que quería que viniera y lo cogiera, ¿no? ¿Por qué?

— ¿Por qué? —Malfoy sonaba encantado e incrédulo al mismo tiempo. —Porque las únicas personas a las que les está permitido acceder a una profecía del Departamento de Misterios, Potter, son aquellas de las que habla la profecía, como el Señor Oscuro descubrió tras intentar que otros la robaran por él.

— ¿Y por qué querría robar una profecía sobre mí?

—Sobre los dos, Potter, sobre vosotros dos... ¿Nunca te has preguntado porque el Señor Oscuro intentó matarte cuando eras un bebe?

La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora