Capítulo 115

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Mientras Harry hablaba con Sirius, Venus se dedicó a observar la horrible oficina de Umbridge. No sabía que rayos iba a hacer mientras Harry hacia eso. Así que tomo asiento en la, tenía que admitirlo, cómoda silla del Sapo Rosa.

Venus sabía cómo funcionaban los polvos flu, pero nunca habia visto que solo podían transportar la cabeza, eso sin duda era muy extraño, sin embargo él lo habia hecho y aun no entendía como.

Ella también tenía ganas de ver a Sirius pero tenía que vigilar que nadie viniera y le pegara una patada en el culo a Potter mientras estaba en esa posición, y tenía que decir que a la parte divertida que tenía dentro de ella no le faltaban ganas de dársela.

Mientras Harry sintio idéntico a como había comenzado, el movimiento detuvo. Estaba mareado y se sentía como si tuviera pegado un silenciador caliente alrededor de su cabeza, Harry abrió sus ojos para encontrarse con que él miraba hacia arriba por la chimenea de la cocina en la mesa larga, de madera, donde un hombre estaba sentado absorto en leer un pergamino.

— ¿Sirius?

El hombre saltó y miró alrededor. No era Sirius, era Lupin.

— ¡Harry! —dijo mirándolo horrorizado. — ¿Qué pasa... qué ha ocurrido, está todo bien?-

—Todo bien, si— dijo Harry —Solo que me preguntaba... digo, si podría tener una charla con Sirius.

—Le llamaré— dijo Lupin puesto en pie, todavía mirándolo asustado, —fue arriba a buscar a Kreacher, cree que se esconde en el ático otra vez...

Y Harry vio a Lupin salir corriendo de la cocina. Ahora no veía nada sino la silla y las patas de la mesa. Sirius nunca había mencionado lo incómodo que era el hablar a través del fuego; Sus rodillas ya se quejaban dolorosamente por su contacto prolongado con suelo duro de piedra de Umbridge. Lupin regresó con Sirius un momento más tarde.

— ¿Qué es esto? —Dijo Sirius urgentemente, barriendo su pelo bastante moreno fuera de sus ojos y agachándose hasta el suelo delante del fuego, a fin de que él y Harry estaban en un nivel. Lupin se arrodilló abajo también, mirándolo muy preocupado. — ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda?

Venus estaba preocupada, no sabía exactamente de cuánto tiempo disponía en realidad, el alboroto de sus hermanos tardaría unos veinte minutos y dependiendo de qué tan lejos estuviera de su oficina tardaría otros diez o veinte minutos más en llegar. Ese maldito castaño se tenía que apurar con lo que quiera que estaba haciendo. De cualquier modo ella tenía que estar alerta.

—No— dijo Harry, —no es nada... Solo quería hablar... acerca... de mi padre.

Intercambiaron una mirada de sorpresa, pero Harry no tenía tiempo de sentirse torpe o avergonzado; Sus rodillas le estaban doliendo cada vez más y calculó que habrían pasado cinco minutos ya. George sólo le había garantizado veinte. Por consiguiente se zambulló inmediatamente en la historia de lo que había visto él en el Pensadero. Cuando terminó, ni Sirius ni Lupin hablaron durante un momento. Entonces Lupin dijo en voz baja:

—No me gustaría que juzgases a tu padre por lo que viste allí, Harry. Solo tenía quince...

—Yo tengo quince años— dijo Harry acaloradamente.

— ¿Lo ves, Harry? —Dijo Sirius — James y Snape se odiaron mutuamente en el momento en que se vieron, ¿puedes entenderlo? Pienso que James era todo lo que Snape quiso ser, él era popular, él era bueno en Quidditch, bueno en todo. Y Snape era precisamente un bicho raro, pequeño, que siempre tenía entre manos cosas de las Artes Oscuras, y James, no importa que te haya parecido en ese recuerdo siempre odió las Artes Oscuras.

—Bravo— dijo Harry, —pero él atacó Snape sin ninguna buena razón, solo porque... pues bien, porque tú le dijiste que estabas aburrido. — Dijo y había un leve tono de reproche en su voz.

—No me enorgullezco de eso— dijo Sirius rápidamente.

Lupin miró de lado a Sirius, entonces dijo

—Mira, Harry, tienes que comprender que tu padre y Sirius eran en la escuela los mejores en lo que quiera que hacían... si a veces tenían demasiado entusiasmo... todo el mundo sabía que eran un poco...

—Quiere decir que éramos algunas veces muy arrogantes—dijo Sirius. Lupin sonrió.

—Siempre estaba despeinándose, —dijo Harry con una voz dolorida.

Sirius y Lupin se rieron.

—Me había olvidado que él solía hacer eso, -dijo Sirius cariñosamente.

— ¿Estaba jugando con la Snitch? —Dijo Lupin ansiosamente.

—Si —dijo Harry, un poco perplejo de cómo Sirius y Lupin lo recordaban. —Bueno...pensé que él era un poco de un idiota.

— ¡Por supuesto que era un poco de un idiota — dijo Sirius sonriendo— éramos todos idiotas! Bien no tanto lunático...- dijo mirando a Lupin. Pero Lupin negó con la cabeza.

— ¿Alguna vez te dije que dejaras a Snape? —dijo. — ¿Tuve alguna vez las agallas de decirte que lo que hacías no estaba bien?

—Bravo, pues bien— dijo Sirius, —tu nos hacías que nos diera vergüenza de nosotros mismo algunas veces... eso es algo...

La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora