Capítulo 131

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Alec vio con asombro todos los secretos que Venus guardaba, sin dejarlo decir ni una sola palabra, Aluminé tomo el bolso que traía la capa de invisibilidad, y un libro extraño, aventó todo al bolso sin fin que tenía.

Los dos salieron corriendo en dirección al corredor donde estaba la oficina de Umbridge, para encontrarse unos escalones más abajo con Ron, Hermione, Ginevra, Luna y Harry, quienes estaban juntos.

—La tengo, ¿listos para hacerlo?

—Correcto—susurro Hermione —Entonces Ron, ve adelante y saca a Umbridge, Ginny, Luna si pueden saquen gente del corredor ya, Harry y yo estaremos bajo la capa y esperaremos a que no haya moros en la cosa.

—Alec y yo nos esconderemos detrás de aquella enorme estatua esperando para abrir esa puerta.

Ron se alejaba, su brillante pelo rojo era todavía visible a lo largo del pasillo, mientras tanto Ginny estaba llevando a la gente en otra dirección ayudada por Luna.

—Ven por aquí—dijo Hermione, jalando a Harry hacia donde la estatua de un mago medieval estaba, a unas dos estatuas por delante de donde Venus y Alec se escondían— ¿Estás seguro Harry? Todavía estas muy pálido.

—Estoy bien— dijo cortamente, sacando la capa de la mochila que le habia dado Venus, en verdad su cicatriz estaba ardiendo pero no tan mal como para que pensara que Voldemort habia matado a Sirius todavía. Dolía mucho más que cuando estaba castigando a Avery.

—Aquí—Dijo él, se pusieron la capa y escucharon con atención lo que estaba enfrente de ellos

—No pueden venir acá abajo— Ginny les decía a la multitud—No lo siento tienen que dar la vuelta, alguien dejo unas bobas de gas aquí

Ellos podían oír gente quejándose, una voz decía

—No veo ningún tipo de gas.

—Eso es porque no tiene color—Dijo Ginny con una exasperante pero creíble voz —pero si quieren caminar a través de él, vayan, así tendremos un cuerpo como prueba para el próximo idiota que no nos crea.

Lentamente la multitud disminuyo, la noticia se esparció y la gente ya no venía por ahí.

En la oscuridad a unos cuantos metros de donde se encontraban Hermione y Harry, Venus y Alec hablaban de lo peligroso que sería seguirlos a donde quiera que Potter fuera.

— ¿Estas segura de que lo quieres hacer?

—Siento que es mi deber, además Dumbledore me pidió que lo hiciera, y es momento de hacerlo. También tengo que cuidar de...

— ¿De quién Aluminé?

—Te diré algo, pero tienes que guardar el secreto, es muy importante que lo guardes. Promete que lo harás.

—Lo hare, ¿cuándo te he traicionado?

—Bien, pues Hermione, no es una Granger en realidad.

— ¿Qué dices?

—Hermione es la hermana de Potter y yo le prometí a Albus que la protegería, por eso necesito ir ahí con ellos.

—Entonces también yo iré, para cuidarte.

—No necesito una niñera...

—Lo sé, pero aun así iré.

De la nada vieron movimiento delante de ellos, Venus alcanzo a ver un pie. Por lo que supuso que los Potter estaban caminando hacia la oficina de Umbridge. Venus tomo de la mano a Alec, era cierto que no necesitaba de una niñera. Pero siempre era bueno tener un amigo a tu lado.

Se movieron hacia delante cubiertos por la capa, mientras pasaba cerca de Ginny, Hermione le decía

—Muy bien, no olvides la señal

—¿Cuál es la señal? — pregunto Harry mientras se acercaba a la puerta

—Un ruidoso coro de Weasley es nuestro rey—le conto Hermione mientras Harry le abría el paso a Venus para que pudiera abrir la puerta.

Los cuatro chicos se adentraron a la oficina y los dos de Gryffindor se quitaron la capa, Hermione se apresuró a la ventana mientras permanecía fuera de vista, Harry se acercó a la chimenea y lanzo unos polvos flu, su cabeza se acercó al fuego mientras decía:

—Número doce Grimmauld place

Su cabeza comenzó a girar mientras sus rodillas permanecían en el frio piso de la oficina, cuando finalizo el viaje llego a la cocina, no habia nadie ahí, él estaba esperando esto, pero no para la sensación de pánico que sentía en su estómago cuando vio el cuarto desierto.

—¿Estás ahí?

Solo respondió un pequeño sonido que decía:

—¿Quien esta ahí? —Era Kreacher, el elfo, al verlo parecía que tenía una reciente herida en sus manos. —Es el chico Potter, ¿para qué ha venido?

— ¿Donde esta Sirius, Kreacher"?

—El amo se ha ido.

— ¿A dónde, a donde se ha ido Sirius, Kreacher? ¡Te advierto! —decía Harry, totalmente seguro de que infligir un castigo a Kreacher no era posible desde la posición en que se encontraba. — ¿Donde esta ojo loco, Lupin? ¿Cualquiera de ellos?

—NO HAY NADIE AQUI EXCEPTO KREACHER—dijo el elfo y alejándose lentamente, —Kreacher piensa que debe hablar con su ama, Kreacher no ha podido hacerlo hace mucho, ese maestro me ha mantenido lejos.

La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora