Capítulo 102

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— ¿Ahora entiendes porque es que te queríamos mantener en un bajo perfil?

—Eso creo... pero no es una excusa para mí, Albus me mintieron. Toda mi vida haciéndome creer que yo era parte de esa familia, y pretendiendo no saber porque razón no me querían, y ahora por fin lo sé. Siento que en el fondo ellos sabían que yo terminaría así.

—No lo creo Venus, nadie hubiera imaginado que el gen de tu padre ganaría en ti. Ni siquiera yo lo imaginaba.

—Temo decirte que no conseguí los replicadores.

—Lo sé, eso no importa ahora, encontraremos otra forma de hacerlo, Ve a dormir, es tarde y a partir de ahora los días serán muy pesados.

-*-

Había una puerta al fondo... Esta también se abrió al tocarla... Ahora estaba en un cuarto poco iluminado tan alto y tan ancho como una iglesia, lleno de nada más que de filas y filas de enormes estantes, cada uno cargado de pequeñas, polvorientas, esferas de cristal hilado... Ahora el corazón de Harry latía rápidamente con emoción... Sabía a donde ir... Corrió hacia delante, pero sus pisadas no hacían ningún ruido en el enorme y desértico cuarto...

Había algo en este cuarto que deseaba muchísimo... Algo que quería... o que alguien más quería... Su cicatriz le estaba doliendo...

¡BANG! Harry se despertó enseguida, confundido y enojado. El oscuro dormitorio estaba lleno de risas.

— ¡Genial! —dijo Seamus, cuya silueta se veía contra la ventana.

— ¡Creo que una de esas ruedas giratorias chocó contra un cohete y parece que se unieron, ven a ver!

Harry oyó a Ron y a Dean salir de la cama para tener una mejor vista. Él se quedó quieto y en silencio mientras el dolor en su cicatriz desaparecía y la decepción lo llenaba. Sentía como si un maravilloso trato hubiera sido alejado de él en el último momento... Esta vez había estado tan cerca...

Cerditos resplandecientes, con alas rosas y plateadas, pasaban volando por las ventanas de la Torre Gryffindor. Harry se quedó acostado mientras escuchaba el alboroto de otros Gryffindor's en los dormitorios de abajo. Su estómago se revolvió cuando se acordó que tenía Oclumancia esa tarde...

-*-

Venus y Albus, ya se habían reconciliado, sin embargo Venus aun no volvía a confiar en él como antes pero entendía las razones por las que le había ocultado la verdad, después de todo no podía estar mucho tiempo enojada con él ya que era una de las pocas personas que todavía la aguantaban.

En aquel momento se encontraban realizando el plan para que pudiesen salvar a aquella persona, que para Venus, aún era desconocida.

— ¿Y si lo atamos a una silla?

—No Venus.

—Le hacemos un maleficio—Dijo la chica como si hubiera sido la mejor idea del mundo.

—No, Aluminé eso es peligroso.

— ¡Hay que romperle las piernas! ¡Así no podrá caminar!

— ¿Siempre eres así de tierna?

—Solo estoy aportando ideas, dime cuales has aportado tú

—Lo sé, pero no se trata de que seas sádica mi niña.

—Es lo único que se me viene a la cabeza. No es como que te vaya a decir que lo petrifiquemos y lo metamos a un armario, confiscándole su varita para que no pueda hacer nada, también podríamos decirle al elfo que lo cuide...—Venus observo como a Albus se le iluminaban los ojos. — ¿o sí?

—De momento es lo mejor que tenemos, así que ese será nuestro plan.

-*-

Venus estaba aburrida de estar en ese lugar, por lo que Albus la había mandado a la escuela a ver que habia de nuevo, necesitaban tener noticias, así que como un fantasma entro a Hogwarts con ayuda de las guardianas nadie se daría cuenta de su llegada.

De lejos vio a Potter que hablaba con la chinita esa, que tenía como novia, o amante, o lo que fuera, y como la chismosa que era se acercó para escuchar lo que decían.

—Por aquí, — decía Harry, se veía gustoso y llevándola hasta un rincón del atrio de entrada donde estaban los enormes relojes de agua. El de Gryffindor estaba ahora vacío. — ¿Estás bien? ¿Umbridge no te ha estado preguntando acerca del Ejército de Dumbledore, o sí?

—Oh no, — dijo Cho apuradamente. —No, era solo... Bueno, solo quería decir... Harry, nunca me imaginé que Marieta fuera a decir...

—Sí, bueno, —dijo Harry malhumoradamente.

Aunque apenas habia llegado a la escuela, había escuchado, que Marieta seguía en la enfermería y Madame Pomfrey no había podido hacer la menor mejora en sus barros.

—De verdad es una persona adorable, — dijo Cho. —Solo cometió un error...

Harry la miró con cara de incredulidad.

— ¿Una persona adorable que comete un error? ¡Nos vendió a todos, incluyéndote a ti!

—Bueno... todos nos pudimos escapar, ¿o no? — dijo Cho suplicando. —Tú sabes, su mamá trabaja para el Ministerio, es muy difícil para ella...

— ¡Esa no es razón suficiente chinita, mi padretrabaja también para el Ministerio y mi hermano estaba bien metido en eso! — dijo Venus furiosamente.—Y en el caso de queno te hayas dado cuenta, él no tiene escrito 'cobarde' en su cara.

La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora