Capítulo 153

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Harry asomó su cabeza por la puerta y miró alrededor cuidadosamente. El mortífago con cabeza de bebe estaba gritando y golpeando cosas, tirando relojes de pared y poniendo mesas patas arriba, balbuceando confuso, mientras el armario de los relojes de arena seguía cayendo, rompiéndose, y reparándose otra vez volviendo a la pared.

—No se dará cuenta de que estamos aquí— susurró. —Vamos...¿Alec pueden seguirnos? —el castaño no le dirigió ninguna mirada pero asintió— manténganse pegados a mi...

Salieron de la oficina y volvieron hacia el pasillo oscuro, que ahora parecía completamente desierto. Caminaron unos cuantos pasos hacia delante, Neville tambaleando ligeramente debido al peso de Hermione; la puerta de la Sala del Tiempo se cerró tras ellos y las paredes comenzaron a girar una vez más. El reciente golpe en la cabeza de Harry parecía haberlo desorientado; cerró un poco los parpados, tambaleándose un poco, hasta que las paredes pararon de moverse. Sintiendo un peso en el corazón. Harry comprobó que las cruces que Hermione había marcado ya habían desaparecido.

—¿Tu que puerta dirías?— Pero antes de que pudieran tomar una decisión, la puerta de su derecha se abrió y dos personas salieron de ella.—¡Ron!— exclamó Harry, acercándose a ellos. —Ginny... ¿estas...?

—Harry—dijo Ron, sonriendo débilmente de forma tonta, tambaleándose hacia delante, agarrando la túnica de Harry y mirándole con ojos desenfocados —aquí estas... jejeje... estas gracioso, Harry... estas hecho un asco...

La cara de Ron estaba muy blanca y algo oscuro goteaba de la esquina de su boca. Al siguiente instante sus rodillas flaquearon, pero todavía estaba agarrado a la túnica de Harry, así que tiró de Harry inclinándolo.

—Miren... ahí esta mi hermanita Venusita...te quiero...—La chica y su amigo lo miraban con horror

—¿Ginny?—Harry pregunto asustado. —¿Qué ha ocurrido?

Pero Ginny sacudió la cabeza y se deslizo por la pared hasta quedar sentada en el suelo, jadeando y sosteniendo su tobillo.

—Creo que se ha roto mi tobillo, escuche una especie de 'crack'—susurro Ginny que estaba agachándose sobre ella —Cuatro de ellos nos siguieron a una habitación oscura llena de planetas; un lugar muy extraño, parte del tiempo estuvimos simplemente flotando en la oscuridad.

—¡Harry, hemos visto Urano de cerca!— dijo Ron, riendo débilmente.—¿Lo pillas, Harry? Hemos visto Ur-ano.. Tu-ano... jajaja...!

Una burbuja de sangre creció en la esquina de la boca de Ron y explotó.

—¿Y que pasó con Ron?—dijo Harry temeroso, mientras Ron seguía riéndose de forma tonta, agarrado todavía a la túnica de Harry.

—No se con que hechizo le dieron—, dijo de forma triste Ginny,—pero se ha puesto bastante gracioso, a penas pude aguantarlo.

—Harry— le llamó Ron, tirando de su oreja hasta su boca y riendo débilmente. —¿Sabes quien es esta chica, Harry? Es lunática... Luna-tica Lovegood...jajaja

—Tenemos que salir de aquí— dijo Harry firme. —Luna, ¿puedes ayudar a Ginny?

—Si—contestó Luna, colocando su varita sobre su oreja por seguridad, pasando su brazo por la cintura de Ginny y ayudándola a levantarse.

—¡Solo es mi tobillo, puedo arreglármelas sola!— dijo Ginny impaciente, pero al instante siguiente se caía de lado y agarró a Luna para sujetarse. Harry colocó el brazo de Ron sobre su hombro, tal y como, meses antes, había cogido el de Dudley.

Miró a su alrededor: tenían una oportunidad entre doce de encontrar la salida a la primera... Llevó a Ron hasta una puerta; estaban a penas a unos pasos de ella cuando la puerta al otro lado de la sala se abrió y tres mortífagos entraron, liderados por Bellatrix Lestrange.

—¡Ahí están!— chilló.

Hechizos aturdidores volaron a través de la habitación: Harry se detuvo en el camino hacia la puerta que tenía enfrente, empujó a Ron como pudo hacia ella y se agachó para ayudar a Neville a llevar a Hermione

  —¡Colloportus!— lanzó Harry, y escuchó como tres cuerpos chocaban contra la puerta en el otro lado. 

 —¡No importa!— dijo una voz masculina. —Hay otras formas de entrar... ¡LOS TENEMOS, ESTÁN AQUÍ!

 Harry miró a su alrededor; estaban de nuevo en la Sala de los cerebros y, estaba seguro de ello, había puertas por todas las paredes. Podía escuchar pasos en la habitación tras el mientras más mortífagos se unían a los primeros. 

—¡Luna... Neville... ayúdenme!


La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora