Capítulo 6

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—Como si lo fuera —repuso la señora Weasley con fiereza—. ¿A quién más tiene?

—¡Me tiene a mí!

—Sí —respondió la señora Weasley torciendo el gesto—, pero no te ha resultado nada fácil cuidar de él mientras estabas encerrado en Azkaban, ¿verdad?

Golpe bajo, volvió a pensar Venus, su madre ya se había pasado de la raya y no solo ella lo tenía claro. Por lo mismo se había mantenido callada, y observo como Sirius hizo ademán de levantarse de la silla.

—Molly, tú no eres la única de los que estamos aquí que se preocupa por Harry —intervino Lupin con dureza—. Siéntate, Sirius. —A la señora Weasley le temblaba el labio inferior. Sirius volvió a sentarse con lentitud en la silla, pálido como la cera—. Creo que Harry tiene derecho a opinar en este asunto — continuó Lupin—. Es lo bastante mayor para decidir por sí mismo.

—Quiero saber qué ha estado pasando —dijo Harry de inmediato.

No miró a la señora Weasley. Le había conmovido que hubiera dicho que lo consideraba casi como un hijo suyo, pero también estaba un poco harto de sus mimos. Sirius tenía razón: ya no era un niño.

—Muy bien —dijo la señora Weasley con la voz quebrada—. Ginny, Ron, Hermione, Fred y George: salgan ahora mismo de la cocina.

Hubo un repentino revuelo.

— ¡Nosotros somos mayores de edad! —gritaron Fred y George al unísono.

—Si a Harry y a Venus les dejan, ¿por qué a mí no? —protestó Ron.

— ¡Mamá, yo quiero oírlo! —gimoteó Ginny.

— ¡No! —Sentenció la señora Weasley, levantándose y echando chispas por los ojos—. Les prohíbo terminantemente...

—Molly, a Fred y a George no puedes impedírselo —dijo el señor Weasley con tono cansino—. Son mayores de edad.

—Todavía van al colegio.

—Pero legalmente ya son adultos —replicó el señor Weasley de nuevo con la misma voz cansada.

La señora Weasley estaba colorada de ira.

—Pero ¿cómo...? Bueno, está bien, Fred y George pueden quedarse, pero Ron...

— ¡De todos modos, Harry nos lo contará todo a Hermione y a mí! —Aseguró Ron con vehemencia—. ¿Verdad? —añadió con aire vacilante mirando a su amigo.

Durante una fracción de segundo Harry estuvo a punto de decirle a Ron que no pensaba contarle ni una sola palabra, que así se enteraría de lo que era quedarse en la inopia y podría ver si le gustaba. Pero ese malvado impulso se desvaneció cuando Harry y Ron se miraron.

—Pues claro —afirmó Harry.

Ron y Hermione sonrieron radiantes.

— ¡Muy bien! —Gritó la señora Weasley—. ¡Muy bien! ¡Ginny! ¡A la cama!

Ginny no obedeció sin quejarse. Pudieron oír cómo protestaba y despotricaba contra su madre mientras subía la escalera, y cuando llegó al vestíbulo, los ensordecedores chillidos de la señora Black se añadieron al barullo. Lupin salió corriendo para tapar el retrato. Sirius esperó a que éste hubiera regresado a la cocina, hubiera cerrado la puerta tras él y se hubiera sentado de nuevo a la mesa, y entonces habló:

—Está bien, Harry... ¿Qué quieres saber?

Harry respiró hondo y formuló la pregunta que lo había obsesionado durante un mes.

— ¿Dónde está Voldemort? —Preguntó, ignorando los nuevos estremecimientos y las muecas de dolor que provocó al pronunciar otra vez ese nombre—. ¿Qué está haciendo? He mirado las noticias muggles y todavía no he visto nada que llevara su firma, ni muertes extrañas ni nada.

-Mira, Voldy no es tonto, sabe lo que quiere y cuando lo quiere. Por el momento está tranquilo, por decirlo de alguna manera...- dijo Venus.

—Eso es porque todavía no ha habido ninguna muerte extraña —le explicó Sirius—, al menos que nosotros sepamos. Y sabemos bastante.

—Más de lo que él cree —añadió Lupin.

— ¿Cómo puede ser que haya dejado de matar gente? —preguntó Harry. Sabía que Voldemort había matado más de una vez en el último año.

—Porque no quiere llamar la atención —contestó Sirius—. Eso sería peligroso para él. Verás, su regreso no fue como él lo había planeado. Lo estropeó todo.

—O, mejor dicho, tú y Venus se lo estropearon todo —apuntó Lupin con una sonrisa de satisfacción.

— ¿Cómo? —preguntó Harry, perplejo.

— ¡Él no esperaba que sobrevivieras! —Dijo Sirius—. Nadie, aparte de sus mortifagos, tenía que saber que él había regresado. Pero tú y Venus sobrevivieron para atestiguarlo.

—Y la última persona que él quería que se enterara de su regreso era Dumbledore —añadió Lupin—. Y tú te encargaste de que Dumbledore lo supiera de inmediato.

— ¿De qué ha servido eso? —continuó Harry.

— ¿Lo dices en broma? —Se extrañó Bill, incrédulo—. ¡Dumbledore era la única persona a la que Quien-tú-sabes había tenido miedo!

—Gracias a ti, Dumbledore pudo llamar a la Orden del Fénix una hora después del regreso de Voldemort —aclaró Sirius.

-Gracias por su apoyo.- dijo Venus, ella comenzaba a hartarse de que siempre Potter fuera el que se llevara el crédito.- Si no lo recuerdan, yo también estuve ahí. Y de no haber sido por mí, Potter estaría muerto. ¿Captan?

— ¿Y qué ha hecho la Orden del Fénix hasta ahora? —preguntó Harry ignorando lo que había dicho la rubia y mirando a todos los presentes exceptuando a Aluminé, que lo veía con cara de querer matarlo.

—Trabajar duro para asegurarnos de que Voldemort no pueda llevar a cabo sus planes —respondió Sirius.

— ¿Cómo saben cuáles son sus planes? —preguntó rápidamente Harry. 

La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora