Capítulo 103

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Siento haber tardado tanto, pero aquí esta el capítulo..

—Ese fue un horrible truco de Hermione Granger, — dijo Cho ferozmente. —Nos hubiera dicho que había hechizado esa lista.

— ¿Y que estuvieran sobre aviso? No seas tonta niña, nadie pone sobre aviso a sus enemigos

—Yo creo que fue una brillante idea. — dijo Harry fríamente. Cho se puso roja y sus ojos se pusieron más brillantes.

—Ah sí, me olvidaba por supuesto, como fue idea de la querida Hermione

—No empieces a llorar otra vez. —le advirtió Harry.

—¡No iba a llorar! — gritó ella.

—Sí... bueno... bien. — dijo Harry. —Ya tengo suficiente con que lidiar en este momento.

—¡Entonces ve y arréglatelas con eso! — dijo ella furiosamente, dándose la vuelta y alejándose.

Antes de que estuviera lo suficientemente lejos, Venus soltó una estruendosa carcajada, y un "Esta celosa" salió de su boca, pudiendo observar desde donde estaba la cara roja de la chinita esa.

Enojado, Harry bajó las escaleras hacia el calabozo de Snape, y a pesar de que sabía por la experiencia que tan fácil sería para Snape penetrar en su mente si llegaba enojado y resentido, lo único que logró fue pensar en algunas otras cosas que debería haberle dicho a Cho sobre Marieta antes de llegar a la puerta del calabozo. Con Venus pisándole los talones llegaron a la oficina de Snape.

—Llegas tarde, Potter, y veo que viene acompañado —dijo Snape fríamente, mientras Harry cerraba la puerta que estaba atrás de él.

—Tenemos que hablar muy seriamente Severus, pero será más tarde... tienes muchas cosas que explicarme.

Snape estaba dándole la espalda a Harry, removiendo, como siempre, algunos de sus pensamientos y poniéndolos cuidadosamente en el Pensadero de Dumbledore. Soltó la última hebra plateada en la vasija de piedra y se volteó hacia Harry y Venus.

—Ve a dar una vuelta por el colegio Venus te buscare más tarde.

—Vale.

Venus salió de la oficina de Severus, pero no se fue de ahí, tenía fama de ser una chismosa y no decepcionaría a sus fans (que obviamente no tenía).

—Entonces, —dijo Severus — ¿Has estado practicando?

—Sí, — mintió Harry, viendo cuidadosamente a una de las patas del escritorio de Snape.

—Bueno, pronto lo averiguaremos, ¿o no? — dijo suavemente Snape. —Varita afuera, Potter.

Harry se movió a su posición usual, viendo de frente a Snape con el escritorio entre ellos. Su corazón latía rápido con ira por Cho y ansiedad por cuanto Snape iba a extraer de su mente.

—Entonces a la cuenta de tres, —dijo Snape apáticamente. —Una... dos...

Venus escucho como alguien se acercaba así que se escondió antes de que la vieran. La puerta de la oficina de Snape se abrió de repente y Draco Malfoy entró.

—Profesor Snape, señor... oh... perdón...

Malfoy veía con sorpresa a Snape y a Harry.

—Todo está bien, Draco, — dijo Snape, bajando su varita. —Potter está aquí para un poco de Remedios Curativos

Harry no había visto a Draco tan alegre desde que Umbridge se había dado la vuelta para inspeccionar a Hagrid.

—Yo no sabía, — dijo, viendo de reojo a Harry, que sabía que su cara estaba quemándose. Habría dado cualquier cosa con tal de poder gritarle la verdad a Malfoy o, aún mejor, atacarlo con un buen hechizo.

—¿Bueno, Draco, de qué se trata? — preguntó Snape.

—Es la Profesora Umbridge, señor necesita su ayuda, —dijo Malfoy. —Encontraron a Montague, señor. Apareció atorado dentro de un baño en el cuarto piso.

Una carcajada se escuchó desde el pasillo, y era, claro, la inconfundible voz de Venus, que seguía escuchando la plática desde afuera.

— ¡Venus! —Grito su padrino y seguidamente pregunto — ¿Cómo se metió ahí?

—No sé, señor, él está un poco confundido...

—Muy bien, muy bien Potter, —dijo Snape, —en lugar terminaremos esta lección mañana en la tarde.

Se dio la vuelta y salió de su oficina. Malfoy esbozó con los labios

—¿Remedios Curativos? — pregunto a Harry detrás de Snape antes de seguirlo.

Agitado, Harry puso su varita dentro de su ropa e hizo para dejar el cuarto. Por lo menos tenía 24 horas más en las que podía practicar; sabía que tenía que sentirse agradecido por el oportuno escape, aunque era difícil que fuera a expensas de que Malfoy le dijera a toda la escuela que necesitaba Remedios Curativos...

Estaba en la puerta de la oficina cuando lo vio: un parche de luz vibrante bailando en el marco de la puerta. Harry se detuvo, viéndola, acordándose de algo... Entonces se acordó: era un poco como las luces que había visto en su sueño de la otra noche, las luces en el segundo cuarto en el que había caminado en su viaje al Departamento de Misterios.

Se dio la vuelta. La luz venía del Pensadero que estaba en el escritorio de Snape. Los contenidos plateados y blancos estaban bajando y girando dentro. Los pensamientos de Snape... cosa que él no quería que Harry viera si rompía accidentalmente dentro de las defensas de Snape...

Harry fijó su mirada en el Pensadero, la curiosidad recorriéndole sus entrañas... ¿Qué era eso que Snape estaba tan interesado en esconderle a Harry?

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La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora