Capítulo 168

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—El profesor Snape descubrió –resumió Dumbledore — que habías estado soñando con la puerta del Departamento de Misterios durante meses. Voldemort, por supuesto, había estado obsesionado con la posibilidad de escuchar la profecía desde el instante en que recuperó su cuerpo; y como él se concentraba en esa puerta, eso hiciste tú, aunque no sabías lo que significaba. Y entonces viste a Rockwood, que trabajaba en el Departamento de Misterios antes de su arresto, diciéndole a Voldemort que nosotros lo habíamos sabido todo; que las Profecías guardadas en el Ministerio de Magia están duramente protegidas. Sólo las personas a las que hacen referencia pueden cogerlas de las estanterías sin caer en la locura: en este caso, o Voldemort tendría que entrar al Ministerio y arriesgarse él mismo a lo último, o tú tendrías que cogerla para él. Llegó a ser un problema de tanta urgencia, que tú deberías dominar la Oclumancia. 

— Pero no lo hice, -refunfuñó Harry. Lo dijo en voz alta intentando aliviar el peso de la muerte y la culpa dentro de él: una confesión seguramente debería calmar algo de la terrible presión que apretaba su corazón. — No lo practiqué, no me molesté, pude haber hecho que parasen esos sueños, Hermione siguió diciéndome que lo hiciera, si lo hubiera hecho, el no habría podido enseñarme adónde ir, y Sirius no habría... Sirius no habría... Algo estaba apareciendo en el interior de la cabeza de Harry: la necesidad de justificarse, de explicarse. — Intenté comprobar que él realmente había cogido a Sirius, fui a la oficina de Umbridge, ¡hablé con Kreacher en el fuego y él dijo que Sirius no estaba allí, que se había ido! 

— Kreacher mintió –dijo Dumbledore con calma — Tú no eres su amo, podría mentirte sin la necesidad incluso de castigarse luego a sí mismo. La intención de Kreacher era que tú fueses al Ministerio de Magia. 

— Él... ¿él me mandó a propósito? 

— Oh, sí. Kreacher, me temo, que ha estado sirviendo a más de un amo durante meses. 

— ¿Cómo? — Dijo Harry mirándolo sin comprender — No ha estado fuera de Grimmauld Place desde hace años.  

— Kreacher aprovechó su oportunidad un poco antes de Navidad — dijo Dumbledore — cuando Sirius, aparentemente, le gritó "fuera". Él le tomó a  Sirius la palabra e interpretó esto como una orden para salir de la casa. Acudió al único miembro de la familia Black por el que había tenido algún respeto... la prima de Sirius, Narcisa, hermana de Bellatrix y esposa de Lucius Malfoy.  

—¿Cómo sabe todo esto? –dijo Harry. Su corazón estaba latiendo apresuradamente. Se sintió débil. Recordó su preocupación acerca de la ausencia de Kreacher alrededor de Navidad, recordó encontrarlo en el ático otra vez... 

—Kreacher me lo dijo esta noche —dijo Dumbledore— Verás, cuando le diste al profesor Snape aquella enigmática advertencia, se dio cuenta de que habías tenido una visión de Sirius atrapado en el interior del Departamento de Misterios. Él, como tú, intentó contactar a Sirius primero. Debería explicarte que los miembros de la Orden del Fénix tienen métodos más fiables de comunicación que el fuego en el despacho de Dolores Umbridge. El profesor Snape se encontró con que Sirius estaba vivo y seguro en Grimmauld Place. Sin embargo, cuando no volvías de tu visita al Bosque Prohibido con Dolores Umbrigde, creció la preocupación en él de que tú todavía creías que Sirius era un prisionero de Lord Voldemort. Entonces alertó a ciertos miembros de la Orden a la vez.— Dumbledore dio un gran suspiro y continuó—Alastor Moody, Nymphadora Tonks, Kingsley Shacklebolt y Remus Lupin estaban en el cuartel general cuando fueron contactados. Todos acordaron ir en tu ayuda. El profesor Snape pidió que Sirius se quedase atrás, porque él necesitaba que alguien se quedase en el cuartel general para decirme a mí lo que había pasado, por si yo llegaba justo en ese momento. Entretanto él, el profesor Snape, intentaría buscarte en el bosque. Pero Sirius no quería quedarse atrás mientras los otros iban a buscarte. Él le dejó a Kreacher la tarea de decirme lo que había pasado. Y es por eso que cuando llegué a Grimmauld Place, un poco después de que los demás hubiesen ido al Ministerio, fue el elfo el que me dijo (riendo cerca de reventar) adónde había ido Sirius. 

—¿Estaba riéndose? –preguntó Harry en una voz apagada. 

— Claro que se reía,  él aseguraba que Sirius era un traidor, por su generosidad con todas las almas puras, si él tan solo no hubiera sido igual de imbécil...

— ¡NO HABLES DE SIRIUS ASÍ! –gritó Harry. 

Estaba sobre sus pies otra vez, furioso, preparado para saltar hacia Venus, que claramente no había entendido a Sirius en nada, lo valiente que era, lo mucho que había sufrido...   


La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora