Capítulo 152

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Harry, Hermione, Astrid y Neville fueron lanzados de espaldas, Neville cayó tras una mesa y desapareció de vista; Hermione chocó contra una librería y rápidamente quedó cubierta bajo una cascada de pesados libros; la cabeza de Harry golpeó contra el muro de piedra, pequeñas luces ardían ante sus ojos y por un momento estaba demasiado mareado y perdido como para reaccionar.

—¡LES TENEMOS!— gritó el mortífago más cercano a Harry—EN UNA OFICINA DE...

—¡No claro que no!—Venus Weasley apareció detrás de ellos con las manos en la cintura, pareciendo una verdadera heroina, claro, solo lo parecía.—¡Silencio!— gritó y la voz del hombre se extinguió.

Continuó moviendo la boca bajo su mascara, pero ningún sonido salía de ella. Su compañero mortífago lo empujó a un lado.

—¡Petrificus totalus!— lanzó Alec, mientras el segundo mortífago alzaba su varita. Sus brazos y piernas se juntaron al cuerpo y cayó de frente, justo ante los pies de Alec, tieso como una tabla e incapaz de moverse.

—Bien hecho, Al...

Pero el mortífago que Venus acababa de dejar mudo hizo un rápido movimiento con su varita, y algo que parecía una llama morada atravesó el pecho de Hermione. Ella soltó un pequeño

—¡Oh!— como sorprendida y se derrumbo sobre el suelo, donde quedo inconsciente.

—¡HERMIONE!

Harry cayó de rodillas al lado de ella mientras Neville se arrastró rápidamente hacia ella desde la mesa, con su varita levantada ante él. El mortífago dio una patada hacia la cabeza de Neville tan pronto como surgió de la mesa... su pie rompió la varita de Neville e impactó contra su cara. Neville soltó un quejido de dolor y retrocedió, tapando su boca y su nariz. Harry se giró, alzando su varita, y vio que el mortífago se había quitado la máscara y le apuntaba directamente. Reconoció la larga, pálida, deformada cara que había salido en el Profeta: Antonin Dolohov, el mago que había asesinado a los Prewetts.

Dolohov sonrió. Con su mano libre, señaló a la Profecía que seguía en manos de Harry, después a él, y finalmente a Hermione. A pesar de que no podía hablar, no podría haberse hecho entender mejor. Dame la Profecía, o recibirás lo mismo que ella...

—¡Como si no fuerais a matarnos a todos, en cuanto la suelte!—dijo Harry.

Tan pronto como Potter termino su heroica frase una luz verde vino de atrás, ilumino la silueta del mortifago y tan pronto como impacto en su espalda los ojos se le pusieron blancos y cayo al suelo, inconsciente... más bien muerto.

Venus estaba ahí, sosteniendo su varita muy fuerte, su cabello había cambiado a negro y sus ojos rojos volvían a estar ahí, una terrible sonrisa adornaba su adorable cara, intimidando a los presentes. Pareciera que lo había disfrutado.

El pánico en su cabeza le impedía pensar con claridad: tenía una mano en el hombro de Hermione, que todavía permanecía caliente, aunque no se atrevía a observarla bien.

—Hermione—dijo Harry, sacudiéndola. —Hermione, despierta...

—¿Que le ha heffo?—preguntó Neville, arrastrándose desde la mesa y arrodillándose al otro lado de ella, su nariz vertiendo sangre mientras se hinchaba rápidamente.

—No lo se...

Neville buscó la muñeca de Hermione.

—Efto ef fu pulfo, Harry, eftoy feguro

Tal alivio recorrió a Harry que por un momento se sintió despreocupado.

—¿Está viva?

—Fi, efo creo.

Hubo una pausa en la que Harry trató de escuchar más pasos, Alec y Venus estaban sentados en la puerta Venus parecía estar saliendo de un trance, su cabello volvía a estar de su color habitual pero parecía que los ojos se le iban a quedar rojos por un tiempo.

—¿Como estas Venus?

—Bien, algo mareada... ¿Yo lo mate no?

—Si, tus ojos siguen rojos.

—No esperaba menos, no le digas a nadie pero me sentí tan bien... Fue alucinante, yo... yo ame ese poder...

—Venus... tus ojos están brillando, basta de eso. No lo volverás a hacer.

—Neville, no estamos lejos de la salida— susurró Harry —Estamos justo al lado de aquella habitación circular... si tan solo pudiéramos llegar a ella y encontrar la puerta correcta antes de que venga algún otro mortífago, estoy seguro de que tu y Astrid podrían llevar a Hermione por el pasillo hasta el ascensor... entonces podrían encontrar a alguien... dar la alarma...

—¿Y que haraf tu?—dijo Neville, frotando su nariz con la manga y frunciendo el entrecejo hacia Harry.

—Tengo que encontrar a los otros—respondió Harry.

—Bien, iré a bufcarlof contigo—dijo Neville firmemente.

—Pero Hermione...

—La llevaremof con nofotrof.— interrumpió Neville.—Yo la llevaré... tu eref mejor luchando que yo...

Se levantó y sujetó uno de los brazos de Hermione, mirando a Harry, que dudó, pero entonces sujetó el otro brazo y ayudó a Neville a echar a Hermione sobre sus hombros.

—Espera.— Dijo Harry, recogiendo la varita de Hermione del suelo y colocándosela en la mano a Neville.

—Mejor que tomes esto

Neville apartó con su pie los fragmentos de su varita y comenzó a caminar hacia la puerta.

—Mi abuela me matará—dijo Neville apenado, la sangre salpicando desde su nariz mientras hablaba —Efa era la vieja varita de mi padre


La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora