Capítulo 64

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Alec y Venus estaban pensando, sus mentes estaban en otras cosas, sin embargo siempre llegaban a la misma pregunta ¿Cómo hacer que sea mala?

Venus pensaba que la maldad detonaría por sus acciones pero para tener acciones malas debía ir a un lugar donde la maldad reinara. ¿Pero dónde?

Alec por su lado, creía que Venus tenía más maldad de la que aparentaba, ¿pero cómo haría para detonar esa maldad?

Si tan solo Alec y Venus supieran que dos personas que sabían quién era Venus a la perfección podían detonar muy fácilmente dicha maldad, no estarían tan preocupados; pero claro, no era tan fácil.

Ellos no tenían idea de lo anterior, pero habia alguien muy cerca que si lo sabía.

Una criatura de maso menos 2 o 3 pies de altura los estaba viendo. Esta criatura en la oscuridad observaba como los dos chicos estaban muy, muy desesperados. Los veía con gracia, él tenía las respuestas a todos sus problemas y podía decidir si mostrarse en ese momento o no.

-*-

Sentía como si había viajado por millas y millas... parecía imposible que hace menos de veinticuatro horas Cho Chang se había aproximado a él bajo el muérdago... él estaba tan cansado...tenía miedo de dormir...no sabía cuánto tiempo iba a poder luchar...Dumbledore le había dicho que se quedara...eso quería decir que podía dormir...pero tenía miedo... ¿qué si sucedía de nuevo? Se estaba hundiendo en sombras...

Fue como si una película en su cabeza hubiera estado esperan a empezar. Estaba bajando por un corredor desierto hacia una puerta negra, pasando paredes ásperas de piedra, antorchas, y una entrada abierta hacia un tramo de escaleras que llevaban hacia abajo a la izquierda...

Llegó a la puerta negra pero no pudo abrirla... se quedó mirándola fijamente, desesperado por entrar... algo que anhelaba con todo su corazón estaba detrás... un premio detrás de sus sueños... si sólo su cicatriz dejara de pincharle... entonces podría pensar más claramente...

—Harry, —dijo la voz de Ron, desde lejos, muy lejos, —Mamá dice que ya está la cena, pero te guardará algo si te quieres quedar en la cama.

Harry abrió los ojos, pero Ron ya se había ido de la habitación. No quiere estar a solas conmigo, pensó Harry. No después de escuchar lo que Moody dijo.

Supuso que ninguno de ellos lo querría más allí, ahora que sabían qué había dentro de él. No bajaría a cenar, no los obligaría a su compañía. Se dio vuelta para el otro lado y, después de un rato, se volvió a dormir. Se despertó mucho más tarde, en las horas tempranas de la mañana, sus adentros doliéndole con hambre y Ron roncando en la cama contigua. Dando un vistazo alrededor de la habitación, vio el oscuro contorno de Phineas Nigellus parado de nuevo en su retrato y se le ocurrió a Harry que Dumbledore había enviado probablemente a Phineas Nigellus para que lo vigilara, en caso de que atacara a alguien más.

-*-

Alec y Venus estuvieron pensando durante mucho tiempo, pero desgraciadamente nada les venía a la mente y no sabían cómo hacer que la maldad de la chica detonara. En la oscuridad la criatura observaba lo desesperados que estaban los chicos por lo que decidió aparecer en ese momento, ya que su misión era ayudar a aquella chica que en ese momento lo necesitaba mucho.

Venus que estaba observando hacia la nada de un momento a otro capto un movimiento en la oscuridad y una criatura algo extraña se hizo visible, no media más de dos o tres pies, daba el parecido de una humano, solo que la nariz, los dedos y sus orejas estaban más grandes. La piel de esa cosa era gris y brillaba.

Ese ser camino hacia donde se encontraban los amigos, que con curiosidad y algo de miedo lo observaron, ninguno de los dos sabía que era eso...

—Venus Aluminé, Alec Nott, es un placer al fin conocerlos— dijo la cosa con voz rasposa— yo soy aquel que te dará tu tercera marca, claro si antes cumples con una fácil misión.

— ¿De qué se trata?

—Como ya escuchaste en la profecía la Pesadilla está cerca y como en los casos anteriores tendrás que domar a la bestia. Solo que en este caso no tendrás que librar una batalla con la bestia, sino contigo misma...

—Pero la profecía decía que se libraría una batalla entre el bien y el mal.

—En efecto se librara una batalla entre el bien y el mal, no específica con quien pelearas y en este caso pelearas contigo misma, libraras una batalla personal, sucumbiendo a la maldad en el peor de los casos, o al bien.

—A partir de ahora sufrirás unos cambios, te enojaras por cualquier cosa y tu decidirás entre el bien y el mal, pero he de advertirte que ninguno, de los que pasaron por aquí antes que tú, han sucumbido al bien. Y no olvides, La Pesadilla está cerca...

La Promesa De Una WeasleyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora