Narra Vaska:
A pesar de que lo niegue... yo siempre pienso en Leonardo.
En cómo sería todo si no hubiésemos cometido todos los errores que cometimos. Me he imaginado tantos escenarios posibles de una realidad juntos... pero estoy viviendo esta.
Separada a él.
Obligándonos a odiarnos.
No sé lo que él siente.
Se supone que estaba con una chica... no sé quién es ella, no sé si sigue con ella. No sé nada de ella.
Pero... él me besó, él me... me pidió perdón.
-Vaska- papá entró en mi habitación- ¿Tu hermano no ha salido de su habitación?
-No lo sé, no he salido de acá- murmuré.
-Ay dios, ya no sé qué hacer- pasó sus manos por su cabello.
Narra Leonardo:
-¡Leo!
Rodé los ojos cuando escuché su detestable voz de nuevo.
Terminé de poner los bebestibles sobre mi bandeja y miré a mi jefe.
-Hoy te puedes ir más temprano...- murmuró- cómprale algo a tu novia- me guiñó un ojo.
-No es mi novia...- dije con los dientes apretados.
-¿No ibas a ser padre?
-Si- gruñí.
-Bueno, saca a esa chica a alguna parte... es más, te dije que te subiría el sueldo si te esforzabas... y has hecho un trabajo maravilloso, te han dado buena propina y no he tenido reclamos de ti. Así que te subiré el sueldo. Además, sé lo difícil que son los primeros trabajos... sobre todo cuando tienes un bebé en camino.
-Vale.
Partí con la bandeja hacia la mesa que me esperaba.
Mi jefe la mayoría de las veces es simpático... pero hay una hora en el día que es impresionantemente irrespetuoso e insoportable.
Cuando vine a la entrevista de trabajo casi me rechazó de inmediato. Pero le supliqué, tuve que decirle que sería padre y que necesitaba el dinero para mi hijo.
Me dio el trabajo enseguida, ahora me trata como si fuese uno de sus hijos... aunque claramente yo jamás lo vería como un padre. Ni siquiera como un amigo.
[...]
Recordaba a la perfección la cuna de la que se enamoró Vaska una vez que vinimos al centro comercial cuando recién se enteró de que estaba embarazada.
Una cuna blanca, delicada, de madera.
-Quiero esa...
-Enseguida- dijo la vendedora y se retiró para pedirla.
Además de la cuna llevo muchas mantas de distintos tonos de rosado. Además de mucha ropa para la bebé, algunos biberones, chupetes y demás.
E incluso compré pañales.
Vaska cree que yo no sé que es una niña.
Admito que un niño sería mucho mejor para mi gusto... pero si es una niña da igual. La querré igual.
[...]
Como pude cargué todo en el auto y manejé hasta la casa de Vaska.
Narra Vaska: