Narra Leo:
Las mañanas son húmedas.
Despertamos sintiendo cada parte de nuestro cuerpo congelada.
El abismo estaba a apenas unos metros de nosotros.
Procuraré alejarme de ahí.
-¿Qué comeremos?- murmuró uno de los chicos.
-Hay que cazar algo, lo que sea.
Me paré y me estiré.
-Deberíamos revisar las trampas para conejos...
Narra Vaska:
Bianca no paraba de llorar, y así estuvo toda la noche.
Acaba de amanecer, y todos duermen plácidamente en todas las malditas partes del mundo, disfrutando de sus vacaciones.
Y yo... meciendo a mi hija.
-Hija, ¿Qué tienes?- bufé.
Toqué su frente.
Isabella entró en mi habitación.
-¿Quieres que la tenga?- me sonrió- así duermes un rato... pareces zombie.
-Gracias Isa- tomó a Bianca y se fue de mi habitación.
Bianca enseguida paró de llorar.
Me recosté en mi cama y bufé.
Siempre me ha pasado que me recuesto a dormir y comienzo a pensar en... cosas.
Como, por ejemplo, ahora pienso lo que pasó con Hans... apenas se fue ayer, corrí a lavarme los dientes hasta casi hacerme sangrar las encías.
Me sentí sucia, lloré mucho, y luego, Bianca comenzó a llorar... ni siquiera quiso que le diera leche, como si supiese lo que le hice a su papá.
Aunque no fue mucho, sólo fue un beso... ¡Y una vez!
No es como que lleve tiempo haciendo esto.
Es una vez y no se volverá a repetir.
Fue sólo un beso y nada más, ni siquiera se enterará Leo.
Narra Leo:
El conejo apenas se cocino, el suelo estaba muy húmedo como para soportar una fogata, pero, cocimos lo más que pudimos el conejo.
Claramente no fue suficiente para 5 tipos que comemos como si el mundo se acabara esta tarde.
Pero, por mientras estaba bien.
-Debemos encontrar agua- avisé- hay que buscar algún río o algo...
-La nieve se está descongelando... es decir, se descongeló- murmuró uno de los chicos- pero aún el agua sigue bajando por el cierro, quizá, si subimos aún más el cerro encontramos algún río.
[...]
Si, había agua... muy helada, pero era agua.
Cada uno tomó lo que más pudo, luego, rellenamos la botella.
-Deberíamos quedarnos cerca- sugerí- en un lugar menos húmedo, pero cerca del río para poder tomar agua cuando queramos.
Sentí un rugido perezoso, luego uno más grande.
Los chicos comenzaron a retroceder lentamente, intentando no hacer ruido, me giré.
Un oso pardo estaba parado en sus patas traseras... Creí que era alto, pero ese oso me supera por varios metros.