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Narra Vaska: 

Luego de eso no podía despegar los ojos de Bianca. 

Me siento la peor madre por eso... ¡Sólo despegué los ojos un segundo de ella y casi se ahoga!

Si no puedo cuidar a una niña, ¿Cómo lo haré con más? 

Digo... en algún tiempo, ¿Cómo podré con más niños? 

Sentí pisadas fuertes en la casa y cómo la puerta principal se cerraba. 

-Vaska. 

-Estoy arriba- murmuré. 

Subió las escaleras. Acabo de bañar a Bianca y de cambiarla de ropa. 

-¿Qué pasó? ¿Estabas llorando? 

Suspiré. 

-No sabes lo que pasó- me quejé. 

-¿Qué...?

-Despegué los ojos 5 minutos de Bianca y...- alcé las cejas- te juro que fueron 5 minutos... 

-¿Qué pasó? 

-Salió de casa y fue hacia la laguna...- su cara cambió rotundamente- cuando me di cuenta... se estaba ahogando, Leo- sollocé. 

Lo iba a abrazar, pero él me apartó. 

-La única mierda que tienes que hacer es cuidar a tu hija... y lo haces mal- gruñó. Me sorprendí. 

-No puedo creer que me estés diciendo esto- murmuré. 

-¿Qué quieres que te diga? ¿Quieres que te felicite por alcanzar a rescatarla? ¡Lo único que tienes que hacer y lo haces mal! 

Pestañeé rápido. 

-¡¿Te estás escuchando?! 

-¡¿Me estás escuchando tu a mi?! 

-No lo puedo creer- reí irónicamente- el papá del año me está reprochando a mi... 

-¿Acaso soy un mal padre? 

-¡De los dos años de tu hija sólo has estado presente dos días por mes!

Rodó los ojos. 

-No es así... 

-Antes de que hicieras el servicio militar... 

-¡Antes de que hiciera el servicio militar la iba a ver todos los días! ¡No me vengas a joder! ¡¿Sabes qué?! ¡Al parecer fue un error casarnos! ¡Debería haberme casado con una mujer que no me reproche algo que hice por AMBOS! 

-¡Oh, joder! ¡Al parecer si fue un error casarnos!- grité con los ojos llenos de lágrimas- ¡Debería haberme casado con Hans! ¡Él no me reprochaba que fuera una mala madre! ¡¿Y sabes qué?! ¡Quizá no soy la mejor madre, pero si lo doy todo de mi por ella! 

Bianca comenzó a llorar. 

Tomó su chaqueta para irse. 

-No, no- reí- quédate con tu hija, quizá eres mejor que yo. 

Salí de la habitación pegando un portazo. 

[...] 

La chimenea mantenía la casa temperada, arriba ya no se escuchaban llantos hace mucho, incluso, todo estaba en silencio... quizá están durmiendo. 

Me serví otra copa de vino y cambié de canal de nuevo. 

¿Así serán todas las peleas? 

¿Cada vez que haga algo mal me hará daño de esa manera?

¡No con mi hermana!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora