Narra Vaska:
-Para aquí- le avisé.
Él estacionó el auto.
-¿Quién vive aquí?- preguntó con el ceño fruncido.
Suspiré.
-Aquí vive mi abuela... la mamá de mi mamá...
Me bajé del auto, él me siguió. Toqué la puerta de la casa.
Escuché niños riendo dentro. Mis primos.
Mis ojos se aguaron de la emoción.
Hace tanto tiempo que llegué al país y no me había dado el tiempo de venir a verla.
Una señora de cabello canoso y ojos claros abrió.
-¡Silencio niños!- gritó, luego me miró, abrió sus ojos como platos- Vaska.
-Abue.
Leo se mantuvo atrás de mi.
-¡Oh por dios, mi niña! ¡Vaska!- me abrazó, la abracé de vuelta- oh... corazón... ¡Por qué no me habías venido a ver antes!
-Estaba... algo ocupada... ven Leo- tomé su mano.
-¿Él es tu novio?
-Algo así...- murmuré.
Lo quedó mirando.
-A ti te conozco.
-Es amigo de Mathew...
-¿Leonardo?
Asentí.
-Ya veo el por qué de los moretones en tu cara- se burló mi abuela. Leo rió levemente.
[...]
Varios de mis primos viven con mi abuela. Al igual que algunos tíos. A muchos de mis primos ni siquiera los conozco.
Cuando mi abuela los mandó a jugar con los niños de al lado, nos guió hasta el patio trasero. Nos sentamos en una terraza a tomar té y comer panquecitos.
-Y... cuéntame... qué hay de nuevo.
Me puse nerviosa.
-¿Qué?
-Estoy embarazada.
Sonrió aún más.
-Que maravillosa noticia, mi niña... le tejeré muchas cosillas.
Me sorprendí.
-Oh... bueno, sé que para ti debe ser el fin del mundo... para mi no, en mis tiempos comenzábamos a ser mamá desde los 15 años... ¿Tú eres el papá del bebé?- preguntó mi abuela, Leo asintió, una de sus manos está acariciando mi pierna hace mucho rato... y me gusta.
-Los tiempos han cambiado... me arrepiento de no haberme cuidado...
-Cariño, eso dices ahora... cuando veas a esa criatura vas a decir que lo mejor que te ha dado la vida es esa cosita que se parece tanto a ti como a él. Quizá ahora lo único que quieras es devolver el tiempo. Pero créeme. Por algo pasan las cosas... quizá ese regalito te lo mandó tu mamá...
-Abuela, créeme que este bebé es cualquier cosa menos un regalo.
Leo se puso tenso y sacó su mano de mi pierna.
-No podré salir de fiesta, no podré estudiar tranquila. Leo tendrá que trabajar. Luego yo tendré que estudiar y trabajar a la vez, igual que él... esto es de todo menos un regalo. Además, ahora estaremos unidos el resto de nuestra vida por él- apunté mi vientre- ¿Qué pasa si luego nos odiamos? Tendremos que vernos toda nuestra vida...