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Narra Vaska:

Dicho y hecho... no sé cómo disimular el temblor de mis piernas y el dolor cada vez que me siento.

Leo salió muy temprano, me dijo que quería salir con Perry, ya que, al parecer, está poniéndose rebelde, y él quiere intentar hablar con ella para que entre en razón.

He estado ahorrando dinero, Leo todos los meses me deposita todo lo que gana en el servicio, y yo, gasto lo justo y necesario, y el resto lo ahorro, para que cuando nos vayamos a vivir juntos... tengamos algo con qué empezar.

Mi celular comenzó a sonar.

-¿Aló?

-Hola Vas.

-Hans...

-¿Podemos hablar? Estoy afuera de tu casa.

Bufé.

[...]

-¿De qué quieres hablar? Tiene que ser rápido porque en cualquier momento Leo llegará y no quiero que nos vea aquí juntos...

-No estamos haciendo nada malo, estamos... hablando frente a tu casa.

Este parque ha sido testigo de todas las conversaciones que he tenido con Hans. Y le prometo a este parque que será la última vez que verá una conversación entre él y yo.

No puedo arriesgarme a que Madeline nos vea de nuevo juntos y le diga a Leo que Hans estaba todos los días en mi casa conmigo, y además, en mi habitación.

-Hans...- insistí.

-Me estás destruyendo, Vas...- se quejó.

Fruncí mi ceño.

-Me he esforzado... por mucho tiempo para que te quedes conmigo. Yo estoy aquí, frente a ti- tomó mis manos y la puso en su pecho- Estoy aquí, puedes sentirme. Puedes abrazarme... besarme cada vez que puedas.

-Hans- me quejé.

-No, Vas... escúchame... he peleado por tu amor más que ese idiota.

-Pero lo amo a él... es el padre de mi hija y...

-¿Sólo por eso lo "amas"? ¿Porque es el padre de tu hija? Porque bien sabes que yo estuve dispuesto a... a ser un padre para esa niña si era necesario.

-Lo sé, Hans... pero.

-¿Pero...? ¿Pero? ¿Aún tienes un pero?

-Amo a Leo... y créeme, que él esté en el servicio no significa que lo deje de amar... la distancia jamás nos va a separar... y tendrás que vivir con eso, Hans. Yo lo amo.

Cerró los ojos.

-Gracias por acompañarme por... por muchas semanas, por consolarme cuando lloraba. Gracias por todo el cariño. Pero yo lo amo a él.

Tomó mi cara entre sus manos y me besó.

Me sorprendí, puse mis manos en su pecho e intenté alejarlo, pero no me quería soltar. Mordí su labio fuerte y rápido se alejó.

-Escúchame bien, Hans- gruñí- no vuelvas a acercarte a mi, ni a mi hija. ¡Ni a nadie de mi familia! No te quiero ver más, no quiero que me llames, que me escribas, ¡No quiero saber sobre tu puta existencia!

Caminé hacia mi casa cabizbaja, aguantando la rabia y las lágrimas, miré hacia el frente, encontrándome con Leo, mirando directamente hacia Hans, con la mandíbula apretada, las manos en los bolsillos, pero, aún así, se notaba que las tenía en puño y sus brazos tensados.

¡No con mi hermana!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora