Narra Leo:
-Te fuiste de fiesta- gruñó mi mamá- ¡Y Vaska estaba con contracciones!
-¡Pero yo no sabía! Se supone que en dos semanas nacería Bianca.
-¡Pero Vaska tuvo contracciones todo el día!
-¡Pero no me dijo!
-Se fue a la sala de partos llorando porque no llegaste... no sabes lo decepcionada que está... porque le mentiste, le dijiste que irías a trabajar, pero en realidad fuiste de fiesta... no tienes para que mentir.
Bufé y me relajé en uno de los asientos.
Narra Vaska:
Sentía toda mi cara mojada por el sudor y las lágrimas.
-No puedo más, no puedo- balbuceé.
-Si puedes cariño, vamos...- apoyó Isabella- vamos mi niña, ya pronto tendremos a la bebita con nosotras.
-Necesito a Leo- sollocé- sea como sea... ya da igual si fue a la fiesta...
Isabella miró a la matrona.
-Pero mírate, ya estás en pleno parto.
-¡NECESITO A MI NOVIO!
Una de las enfermeras salió de la sala.
La sala era amplia y cálida. Con colores neutrales y cálidos.
Tenían de todo para hacerme sentir a gusto. Pero no me siento tranquila sabiendo que Leo no verá cómo nace su hija.
Haga lo que haga, se merece ver el nacimiento de Bianca.
-¿Quieres que me vaya?- preguntó Isabella.
-No- negué- quédate conmigo por favor- supliqué.
Narra Leo:
Una enfermera se asomó.
-¿El novio de Vaska Clark?
Me paré rápido, todos se pusieron tensos.
-¿Le pasó algo?- dije tenso.
-Ven conmigo- pidió.
-¿Le pasó algo a mi hija?
La enfermera no le tomó atención a las preguntas de todos. Cerró la puerta tras de nosotros y me guió por un largo pasillo.
-Lávate bien las manos y luego te pones esto- me pasó un paquete- luego puedes entrar a esta sala- me apuntó la puerta en la que decía "Vaska Clark"
Las manos me temblaron.
De un segundo a otro la borrachera se me pasó. Desde que entré en la clínica siento que todo el alcohol se fue.
Hice rápido lo que la enfermera me pidió y entré lentamente en la sala.
Vaska jadeaba rápido.
Me quedé ahí, sin saber qué hacer, mirándola mientras ella se retorcía de dolor. Isabella la apoyaba.
-Rápido- dijo la matrona.
Caminé hacia Vaska y tomé su mano.
Narra Isabella:
Vaska miró a Leo y se largó a llorar.
No tengo nada que hacer acá... este es el momento íntimo de ambos.
-Suerte, cariño- le susurré y rápidamente salí de la sala, con los nervios de punta y muy emocionada por luego conocer a mi nietecita.