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Narra Leo: 

-Te dije que no bebieras vino- murmuré. 

Ella se apoyó en el inodoro, secó el sudor de su frente. 

-Me estoy muriendo- se quejó. 

Reí.

-Debiste hacerme caso... Pero insistes en llevarme la contra... no por hacerme caso una vez estarás fallándole a tus votos- reí. 

Ella me fulminó con la mirada. 

Se paró y se enjuagó la boca, comenzó a lavarse los dientes.  

-Amor, no sigas así conmigo- murmuré, enrollé un brazo en su cintura y besé su hombro. 

-Sal de aquí- murmuró y agitó su mano como si estuviese espantando una mosca.

-No tengo el porte de una mosca- reí- incluso soy como dos o tres tú. 

Alcanzó la escoba que estaba en el baño- ni idea de por qué está ahí- y comenzó a golpearme con esta.

-¡Muere bicharraco! 

Estallé en risas y me protegí con los brazos. 

Tomé la escoba y la tiré al suelo, la abracé y besé su cuello.

-Discúlpame... fui un idiota. 

-Si, probablemente- murmuró. 

La miré a los ojos. 

-Por favor... 

-Mm... no lo sé, lo voy a pensar. 

-Vamos...- besé su cuello, mi mano se aventuró por sus piernas... amo cuando sólo anda con pijama... es más fácil llegar a lo que quiero. 

Mi mano viajó a su trasero. 

-No voy a parar hasta que me perdones... 

Ella no hizo ningún gesto... está conteniéndose, pero yo no pienso hacerlo. 

-Perdóname- besé su cuello, mi mano se aventuró bajo su pijama y bragas, lentamente acaricié su clítoris. Ella cerró los ojos y mordió su labio. Se apoyó en la encimera del baño. Miré a Bianca... sigue jugando sobre la cama. 

Metí dos dedos dentro de ella. 

-Joder- jadeó. 

-Perdóname- susurré. 

Negó. 

Lo siento, cariño... suelo conseguir lo que quiera... sin importar lo que tenga que hacer. 

Comencé a mover más rápido mi mano por su clítoris, jadeó, aumenté la rapidez de mis movimientos gradualmente. 

-Ay dios- gimió, mordió su labio y apretó la encimera. 

Sus piernas comenzaron a temblar, volví a mirar a Bianca, sin parar mis movimientos. 

Intenta morderse los pies. 

-¡AH!- gimió Vaska. Sus pezones se irguieron y se me secó la boca al verlos ahí... llamándome desde abajo del pijama. 

Saqué uno y me lo llevé a la boca... lógicamente todo esto sin parar nada de lo que hacía ahí abajo. 

-Mierda, mierda- susurró Vaska. 

Tiré de su pezón y gruñó. 

-¿Me vas a perdonar? 

-¡Si, joder, si! 

Bajé por completo su pijama y la subí sobre la encimera. Desabroché la bragueta de mi pantalón lo justo para sacar el arma. 

¡No con mi hermana!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora