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Narra Vaska: 

-Les tengo una noticia. 

Las chicas me escucharon con atención. 

-Leo y yo volveremos a intentar tener una relación.

Las 4 se quedaron boquiabiertas. 

-¡¿Es enserio?!- chilló Katrina. 

Asentí orgullosa. 

-¡Que bueno, amiga!- dijo Juliana y me abrazó. 

-Si... Bianca está muy feliz por tener a su papito cerca- acaricié mi panza. 

Matt pasó lo más lejos posible de nuestra mesa para no tener que mirar a Katrina. Juliana se puso incómoda, la miré extrañada. 

No ha mirado a Katrina, esquiva toda conversación con ella. 

Aquí hay gato encerrado. 

Vi a Leo pasar, con su ancha espalda, sus brazos y piernas musculosas, su cabello corto a los costados y arriba apenas 3 cm de largo, que, además con sus rulos se ve muy bonito. Sus ojos claros. Suspiré. 

Él me guiñó un ojo desde su mesa. 

Mordí mi labio. 

[...]

La casa estaba solitaria. 

Justamente como la quería encontrar. 

-¿Y por qué querías venirte antes?- preguntó Leo confundido. 

Sonreí y lo besé. 

Él entendió enseguida.

-¿No le hace nada al bebé? 

-¡Que no! ¡Te lo he repetido mil veces! 

Él rió.

-Es que no quiero hacerle daño a mi princesita... 

-No le harás daño... complace a la reina... 

Él rió. 

Subí las escaleras con él detrás de mi. 

La puerta de la habitación de Matt estaba entreabierta.

-Ve a mi habitación, yo veré si está acá- susurré. 

Caminé hasta su habitación y abrí un poco más la puerta. 

Había un brasier tirado en el suelo, fruncí mi ceño.

-AH. 

Escuché un gemido, abrí mis ojos como platos al ver a mi mejor amiga montada sobre mi hermano. 

Salí rápido de ahí, intentando no hacer ningún ruido. 

Me metí en mi habitación y cerré la puerta lo más despacio que pude. 

-Sh, no hagas ruido- susurré. 

-¿Qué pasó?- preguntó Leo confundido.

Mis ojos se aguaron. 

-Ay no... 

Tapé mi cara. 

-¿Qué? ¿Qué pasó? 

-Mathew está... teniendo sexo con Juliana. 

Él abrió sus ojos como platos. 

-Pero si... lo veíamos tan mal por Katrina porque terminaron hace unos días... 

-Ya ves cómo son los hombres- susurré. 

Él me fulminó con la mirada al entender mi indirecta. 

¡No con mi hermana!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora