Narra Vaska:
No pude dormir esa noche.
Tenía una ola de confusiones. Una ola de emociones.
Cuando me desperté Leo no estaba en la casa.
Las niñas tampoco.
Estuve al menos media hora pensando que estaba sola, hasta que miré por la ventana hacia el patio trasero y vi que Leo intentaba construir una especie de muelle. Apenas tenía algunos palos parados que serán los que sostendrán toda la estructura de arriba.
Salí al patio. Bianca juega con Sam, Sarah está en su sillita mecedora disfrutando del calor.
-Hola- saludé.
Leo me miró.
-Buenos días- sonrió.
Está sin polera, sólo con un short hundido en el agua intentando que los palos queden firmes.
-Sé que ahora no tiene forma...- murmuró.
Reí.
-Tranquilo... sé que quedará hermoso.
-Me dieron vacaciones... no sé por cuánto, están por confirmarlo.
-Genial- asentí.
-Podríamos ir a alguna parte... ¿O prefieres quedarte en casa?
-Por el momento en casa está bien.
Él asintió.
[...]
Hoy sólo avanzó los palos parados a lo largo de todo lo que será el muelle. Al menos quedaron firmes.
Las niñas al fin duermen, Leo ve televisión en el sillón. Me senté cerca de él.
No sé qué hacer cuando estoy cerca de él.
Me pone nerviosa.
No sé si por el miedo... o simplemente él me da nervios.
Toqué su mano, él me miró, entrelacé sus dedos con los míos. Sentí su calor. El corazón me palpita a mil por hora.
-Ven acá- susurró.
Lo abracé... y lo abracé muy fuerte, hundí mi cabeza en su cuello.
Él me envolvió con sus brazos y besó mi frente.
No sentí miedo, me sentí protegida.
-¿Ves?- susurró- yo no hago nada.
Reí y volví a abrazarlo.
Narra Leo:
Se quedó dormida sobre mi regazo abrazada a mi. Estuve por horas mirándola y acariciando su cabello, no me canso de esto.
La tomé en mis brazos y la llevé a su cama, suavemente la deposité ahí y la tapé. Tomó mi mano, me volteé.
-Quédate conmigo- susurró- no sigas durmiendo ahí, estás incómodo.
Gracias a dios, no sólo me emociona volver a dormir a su lado, sino, en una cama cómoda.
[...]
Desperté con ella abrazada a mi. Me pellizqué varias veces pensando que era un sueño.
Ella abrió sus ojos y me sonrió.
-Hola- susurró.
-Hola preciosa- acaricié su cabello.
Ver cómo estamos ahora me pone aún más feliz de lo que estuve cuando supe que sería papá de nuevo.
Porque Vaska estaba en la mismísima mierda, es más, nadie pensaba que ella podría vivir. Y acá está... abrazándome después de que no podía siquiera verme.