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Narra Vaska:

Dos semanas se nos pasaron volando. 

Lógicamente, nos dio pena volver a estar separados. 

Pero yo me quedé más tranquila al saber que, a pesar del entrenamiento duro, a él le gusta ese lugar. 

Y él se quedó más tranquilo, sabiendo que todos los exámenes de Bianca estaban saliendo positivos. Aunque me pidió que le avisara si algo pasara, me pidió que llamara al cuartel o algo así... no entendí bien. 

Peiné a Bianca y sonreí. 

Su cabello ondulado es muy rebelde. 

-Hijita- sonreí- tienes los hermosos ojos de tu padre. 

Matt estaba parado en la puerta, mirándome casi con asco. 

-Te ves tan rara cuando estás enamorada.

-¿Y tú ya no estás enojado conmigo? 

-Sé que jodí todo, Vas...- murmuró, se sentó en mi silla de escritorio- acepto que Katrina y Thomas estén juntos. 

-Es que no lo tienes que aceptar... es decir, ellos no necesitan tu aprobación.

-No me refiero a eso- gruñó- acepto que jodí todo y que Katrina... merece estar con alguien que la quiera... yo la quise mucho, pero... 

-Pero no lo suficiente. 

Él apretó los labios.

-Supongo... 

-¿Qué pasa con Juliana?

Se sorprendió.

-No, no... ella- negó- no, sólo fue una vez... ni siquiera me gusta. 

-Perdí una amiga por tu culpa... 

-Pero tienes otras más- me sonrió- y quiero que volvamos a tener la confianza que antes... 

Alcé una ceja.

-No lo sé, ¿Te tragarás a otra amiga mía?

Él se rió.

-¿Y tú...?

Me sonrojé. 

-Tengo una familia con tu amigo... tu sólo querías a Juliana por despecho... 

Él rió.

-Es igual a Leo- dijo mirando a Bianca- no hay duda de que es su hija.

-Nunca lo hubo...- acaricié la cabeza de mi hija. 

La miró más detenidamente. 

Bianca comenzó a reír. 

-Te quiere... a pesar de que tu nunca juegas con ella- murmuré. 

-¿Cómo que no? Nos amamos en secreto- dijo llenándola de besos. 

Bianca gracias al kinesiólogo ha recuperado poco a poco su equilibrio y su movilidad. 

Antes se movía como una bebé recién nacida. Ahora ya parece de 3 meses. 

¡Y tiene 8 meses! 

Narra Leo: 

-Hasta que llegas- dijo Andrés con una sonrisa- ¿Cómo vas de tu pierna?

-Ya ni se nota... era una herida no tan profunda... 

-A que no adivinas. 

-¿Qué?

-Ahora que ya no hay nieve...- apretó los labios.

¡No con mi hermana!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora