Narra Vaska:
-¡NOO! ¡NO!- chillé- ¡CON MI HIJA NO!- sollocé.
El tipo que me sujetaba en el piso comenzó a desabrochar su cinturón. Golpeé sus partes íntimas e intenté pararme, la panza dificulta mucho el trabajo.
Él me empujó al suelo de nuevo, sentí un fuerte dolor en las caderas.
-¿Quién te piensas que eres, maldita puta?- gruñó, me golpeó fuerte en la panza.
Intenté protegerme, pero sus patadas hacían que me retorciera en el piso.
-¡PARA!- chillé.
Narra Leo:
Estacioné el auto y suspiré.
Mi jefe me dio una semana libre por si nacen mis bebés.
Caminé hasta la casa.
-¡NO!- escuché que Vaska chilló.
Encajé la llave en la puerta, la abrí y me encontré con una imagen desastrosa. Vaska tirada en el piso, sangrando, con toda su ropa ensangrentada. Un tipo se estaba subiendo los pantalones a su lado.
Abrí mis ojos como platos, él intentó dispararme. Me agaché y me escondí detrás del sillón.
Necesito llegar a la cocina para poder tomar un arma.
Vaska está en shock en el suelo, sólo atina a abrazar su enorme panza.
Escuché los llantos de Bianca arriba.
A la mierda, un disparo da igual... mi hija importa más ahora.
Corrí a las escaleras y subí rápido.
En mi habitación, un tipo tenía sus bolsillos llenos de las joyas que Vaska tenía, pero eso no es lo que hizo que me enrabiara... sino que el tipo estaba desabrochándose el cinturón a la vez que rompía la ropa de mi pequeña hija.
El tipo me vio y enseguida intentó dispararme.
Estando a pocos metros, la bala ni siquiera me rozó.
Me apuntó con su arma. De un manotazo corrí su mano y agarré el arma, la doblé con fuerza para apuntar su cara, él forcejeó. Subí mi rodilla para pegarle en sus partes íntimas. Le quité el arma y el tipo cayó arrodillado sujetándose sus mierdas. Lo apunté. Bianca gritaba.
-Eres un hijo de puta- gruñí- podría llegar a comprender que te excite cualquier otra mujer... ¿Pero una niña?
Le disparé en sus partes, él gritó.
El otro llegó hasta el segundo piso, le disparé en el pecho, cayó de vuelta por las escaleras.
Narra Vaska:
Me vi llena de sangre. Mis jeans estaban tirados a algunos metros de mi. Todo mi interior se retorcía con fuerza.
Sollocé, intenté sentarme, me apoyé contra los muebles de la cocina. Comencé a tener fuertes contracciones.
Escuché disparos arriba, la alarma comunitaria comenzó a sonar.
Las contracciones comenzaron a ser más fuertes.
Inhalé y exhalé agitadamente, busqué algo que apretar ante el inmenso dolor.
Uno de los tipos cayó por la escalera con un disparo en el pecho. Quedó colgando de los últimos escalones.
Luego de un rato los llantos de Bianca cesaron.
-Leo- intenté hablar- ¡Leo!
Escuché sus pasos rápidos, bajó por la escalera esquivando el cuerpo.