Narra Vaska:
-Ábrelo- incitó Leo.
Rompí el envoltorio y abrí la caja.
-Sabíamos que les faltaba una sillita para el auto... y, además, queremos que ella siempre tenga un recuerdo de nosotros- dijo Thomas.
Era una silla para el auto rosada, y, encima de él, amarrado como un bebé había un oso de peluche mediano color blanco con una cinta rosa y una pelota de fútbol rosa.
-¡Es muy lindo! ¡Gracias!
Me hicieron abrir cada uno de los regalos, mucha ropa, pañales, biberones... ¡Muchas cosas!
-Leo...- susurré- ¿Cómo me llevaré todo esto a la casa?
-En el auto de mi hermano y en el de mi papá- susurró.
Sonreí.
-Lo tengo todo bajo control, tú solo come.
Reí.
Todo el mundo me ofrecía cosas para comer, habían pastelillos y distintas cosas que las señoras de la cafetería dieron.
-Te extrañaremos mucho- dijo Katrina abrazándome- me harás mucha falta acá...
-Tienes a las chicas- le sonreí alejándome de ella para mirarla- y olvídate de todo... perdona, porque sólo así sanarás tu corazón, porque es muy feo lo que te hicieron... y no porque sea mi hermano es menos grave. Y siempre puedes ir a mi casa si quieres.
Ella sonrió.
-Muchas gracias, amiga- me abrazó de nuevo- te quiero mucho.
-También yo.
[...]
Luego del colegio, Leo me ayudó a adornar toda la casa, Isabella estaba dando vueltas por toda la ciudad buscando el pastel y todo lo demás que encargó para hoy.
-¡Ay dios! ¡Mira la hora que es y aún no me arreglo! ¡La gente llegará en una hora!
-En una hora alcanzas a hacer muchas cosas- bufó Leo.
-¡Yo no! Tengo que ponerme bonita...
-Ya estás muy bonita así- me besó.
-Claro que no, ahora deja que me vaya a bañar y arreglar.
Narra Leo:
Mathew bajó las escaleras luego de un rato, miró todo con cara de pocos amigos.
-¿Vendrá Katrina?
Lo quedé mirando.
-Supongo que si... Vaska la invitó.
Arrugó la nariz y caminó hasta la cocina.
-Por favor hoy compórtate- murmuré, él me miró como ofendido- no lo hagas por mi... hazlo por tu hermana. Esto es por tu hermana. Necesita un ambiente agradable y es lo que menos hemos hecho en todo este tiempo... y en 6 semanas o menos llegará Bianca y...
-Bianca, Bianca, Bianca... es lo único que se escucha hoy...
-¿Sabes qué, Matt? Tus necesidades de pendejo inmaduro no son mi problema- gruñí.
Me devolví para seguir adornando tal como me ordenó Vaska.
-Es cosa de tiempo para que vuelvas a dejar a mi hermana... te vayas con una puta, y ahí tendré que estar yo consolándola... en cambio, a mi nadie me consola...
-Ay, Matt... ya suficiente, ni siquiera te seguiré escuchando.
-Que feo todo lo que dices- gruñó Vaska, ambos nos sobresaltamos al verla.
Jamás en su vida se había demorado 40 minutos en arreglarse.
-Que decepción, deberías apoyarnos, sobre todo a mi que soy tu hermana... Que decepción, Mathew. Por favor no pongas incómoda a Katrina, si es necesario te encierras arriba.
-Genial, tengo que seguir las órdenes de una niña que llegó hace un par de meses a MI casa, no tengo la culpa de que tu mamá se haya muerto.
Vaska se sorprendió.
Supe que en ese momento se aguantó las lágrimas y el nudo en la garganta.
-Ya veo por qué mamá te dejó acá y ni siquiera peleó por ti- contraatacó y caminó hacia el patio.
Mathew bufó y abrió el refrigerador.
Lo pesqué de la polera.
-Escúchame bien, idiota. Mi paciencia contigo se acabó. Vaska no tiene la culpa de todo lo que pasó con Katrina, métete eso en la cabeza. Le hiciste daño, y esa no te la perdonará fácil. Se supone que la quieres...- arrugué la nariz- sé que al meterme con tu hermana algo en nuestra amistad cambió. Pero cuando le dijiste eso terminaste con cualquier sentimiento de hermandad que tenía hacia ti... vuelve a decirle algo así y me encargo de llevármela de esta casa.
-Okay, hombrecito- dijo riendo.
Sacó algo del refrigerador y se fue a su habitación.
Narra Vaska:
[...]
No dejé que los comentarios de Mathew amargaran mi noche.
Conversé con cada invitado, aprecié mucho que viniera mi familia, tanto de parte de mi papá como de mi mamá. Todos se tomaron fotos conmigo y acariciaron mi panza, algunos me dieron palabras de apoyo. Mis familiares se acercaron a conocer a Leo.
Yo me acerqué a conocer al resto de familiares de Leo.
Madeline e Isabella iban para todas partes ofreciendo tragos, jugos, bebidas y cosas para comer a todas las personas.
De nuevo habían muchos regalos.
Si no tuviese esta edad, tuviese un trabajo estable y todo lo demás, no me hubiese importado el tema de los regalos.
Pero ahora, con cada regalo, me salvan de gastar un peso más... en realidad salvan a Leo.
-Hola guapa- sonreí.
-Tu abuela no deja de decir que será una niña muy caprichosa- dije. Él sonrió.
-Lógico... será mi consentida- acarició mi panza.
-Leo... ¿Sabes por qué decidí ser arquero y no un goleador?- dijo Thomas acercándose.
-A ver con qué estupidez saldrás ahora- murmuró Leo.
-Porque los arqueros no hacemos goles... por eso no he dejado embarazada a ninguna chica...
Leo rió y rodó los ojos.
-No lo puedo creer, hermano... jamás te imaginé así. Enamorado- se me erizó la piel- y a punto de ser padre. Es como un sueño hecho realidad.
Estallé en risas.
-Es enserio... felicidades chicos. Felicidades, Vaska... lograste aterrizar al más idiota del grupo.
Sonreí con orgullo.
-Me costó, pero lo logré- acaricié la mano de Leo.
-Serán muy felices... quizá les cueste, pero serán muy felices si se lo proponen.
-¿Thomas filosófico?- se burló Katrina.
Thomas la miró como embobado.
Si, hoy Katrina se ve guapísima.
-No sabía esa faceta tuya, Thom- bromeó- pensé que tú eras el más idiota del grupo...
Katrina caminó hacia Gabriella.
Thomas nos miró avergonzado al darse cuenta de que nosotros aguantábamos la risa con su cara de embobado.
-No le digan a Mathew.
-Katrina está libre- me excusé.
-Si, pero... no...- negó- no.
Caminó hacia otro lado.
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¿Pasará algo más entre Thomas y Katrina?