Narra Vaska:
[2 semanas después]
-¿Dónde celebrarán su luna de miel?- preguntó Isabella.
-No lo sé- murmuré- no sé si nos iremos de luna de miel.
Madeline sonrió.
-Já, eso es lo que tú crees...
-Es que no hemos hablado sobre el tema...
-Múltiples ataques ha tenido el norte de Afganistán en las últimas semanas, al parecer los talibanes están respondiendo a los bombardeos que enviaron los soldados estadounidenses hace algunas semanas. Se registran al menos 500 soldados americanos muertos y más de 1000 afganos muertos, entre ellos muchos eran civiles no armados.
-No es Leo- murmuró Madeline- no, yo hablé esta mañana con él.
-Yo también- murmuré- pero no se sabe qué pasó en el resto del día.
-Te aseguro que mi hijo no está muerto.
-Ya no sé qué creer...
[1 semana después]
-Hola mi vida- dijo serio- esta tarde me devuelvo.
-¿Es enserio?- sonreí.
-Si...- está en un lugar oscuro- ¿Todo bien por allá?
-Si- suspiré- te estaré esperando...
-Me demoro varias horas... incluso, yo creo que más de dos días en llegar.
-No dormiré de la emoción- sonreí- te amo.
-También yo- respondió frío.
Fruncí mi ceño.
-¿Qué pasa? ¿Estás bien?
-Si.
-¿Seguro?
-Si, nos vemos.
-Te amo...
Cortó.
Narra Leo:
De 11.000 soldados que llegaron en los últimos 2 meses, 10.000 aproximadamente siguen vivos. Pero sólo 2.000 volverán a casa esta tarde. Para que otros 2.500 vengan a pelear.
Si los cadetes que ahora están en el servicio militar supieran lo que es esto no seguirían con la carrera militar.
Es horrible, gente inocente muere todos los días. No hay día en el que pueda dormir tranquilo, todos los días alguien muere...
Dejé mi bolso en el portaequipaje y abroché mi cinturón... esto no es para nada parecido a un cómodo avión de viaje turístico...
Me acomodé como pude y cerré los ojos.
Sólo espero llegar a casa pronto para ver algo que no sea sangre.
[...]
-¡Nos están atacando!- gritó alguien.
Rápidamente me paré de mi camarote y tomé mi arma, corrí por el pasillo.
Intenté abrir la puerta, pero estaba trabada.
La empujé repetidas veces, alguien vino a ayudarme, las puertas se rompieron y salí, afuera había mucho polvo.
Me giré para esperar a los demás y así no se trabe de nuevo la puerta.
La mitad del techo se cayó, aplastando a mis compañeros, me quedé estupefacto.
-¡Vamos, vamos!- grité.